Raro, raro, raro…
'The Twilight Zone' sigue (re)torciéndole el brazo al mundo de un modo francamente desazonante.
'The Twilight Zone' sigue (re)torciéndole el brazo al mundo de un modo francamente desazonante.
'After Life' podría parecer algo minúsculo, casi anecdótico, cuando en realidad es una preciosa confesión a soto voce sobre los mecanismos que nos ayudan a sobrevivir a un mundo cada vez más hostil.
'The Shield' es un atroz retrato de la humanidad, parido en aquella época en la que la verdad no daba lugar a finales felices y la inexistencia de "expertos" dejaba a uno mismo formarse su propia opinión.
'The Orville' te hace pensar sin meterte la reflexión por el gaznate, sin darte lecciones de nada, en medio de un universo de series que impostan profundidad.
La Inteligencia estadounidense es como si el club más rico del mundo estuviera dirigido por sus ultras. Mucha testosterona, fanatismo, y millones de euros invertidos en juguetes peligrosos. Esto refleja 'Cóndor'.
El creador de 'Hijos de la anarquía' hace más de lo mismo en 'Mayans': mucha cháchara sobre el honor, violencia sin ton ni son y una narrativa casera llena de agujeros.
La sexta temporada de 'House of Cards' no tendría que haber existido nunca.
Si esta serie va a ser ahora la que marque el estándar de calidad que exijamos a lo que aparezca después, lo tenemos bastante jodido. Mejor apagamos la tele y ponemos la radio.
'El cuento de la criada' es ahora un catálogo de horrores, en el que lo importante es el daño que se infringe a los protagonistas, más allá del peso de esas escenas en la trama.
'Heridas abiertas' habla de un ser humano decidido a matarse lentamente, que encuentra ese algo que lo obliga a disparar contra su propia tristeza.
Pasamos una tarde con Jonathan Nolan para descifrar 'Westworld' y terminamos hablando del "cabronazo" de su hermano y de realidad virtual
Charlamos con una de las plumas responsables de clásicos como 'Expediente X' o 'Pacific Blue' sobre procesos de escritura.
Precursora de series como 'The Wire' o 'Los Soprano', 'Oz' (1997) fue capaz de discutir de raza, sexo, clase o política a calzón quitado.
Luther vuelve más hastiado, malcarado y genial, en ese Londres demoníaco y perverso, dispuesto a secuestrar, torturar y soltar sopapos a discreción.
Montones de sustos de serie B, abuelas satánicas, tías buenas, secundarios que apestan a cadáver y ese espíritu de botellón desmadrado.
La mediocridad campa a sus anchas en la caja tonta, de la misma forma que lo hace en el séptimo arte, la literatura o el arte conceptual. Por cada Matthew Weiner, Vince Gilligan o David Simon, hay veinte Kurt Sutter y cincuenta Ryan Murphy.
El problema de las series españolas no es de los actores o de las actrices, ni siquiera de los guiones o de la dirección: es un asunto de percepción, de desprecio absoluto al espectador
Si tiene usted un foro mínimamente público y es usted mínimamente opinativo habrá probado las mieles de los que le ven como un pato frente a una escopeta de doble cañón