El día de la bestia
Michael Chiklis vuelve por la puerta grande con 'Coyote', un thriller transfronterizo de una de las productoras de ‘Breaking Bad’ y ‘Juego de Tronos’. Repasamos la trayectoria de este animal de la interpretación.
Michael Chiklis vuelve por la puerta grande con 'Coyote', un thriller transfronterizo de una de las productoras de ‘Breaking Bad’ y ‘Juego de Tronos’. Repasamos la trayectoria de este animal de la interpretación.
Siempre escondido, poco amigo de dárselas de showrunner, la impresionante carrera de David E. Kelley se marca otro hit(azo) con 'The Undoing'.
Hay quienes ningunean a 'The Mandalorian' porque no perdonan que en tiempos en los que la televisión debe ser Homérica, alguien apueste por Verne.
Desde que HBO estrenó la serie basada en la novela de Fernando Aramburu, la ficción española puede presumir de atreverse ya con (casi) todo. ETA, y aquellos tiempos de oscuridad, eran la última frontera. Ya no.
El adiós de Ziegler, arrastrando los pies hasta su casa, expulsado de su propia iglesia por un puñado de infieles, fue el final del final de 'El ala oeste de la Casa Blanca'.
Las series como 'Patria' molestan porque son como una gigantesca bola de demolición dándole tumbos a esa visión monolítica de la historia. Artículo libre de spóilers.
Keith Raniere, líder de la secta NXIVM, empezó operando en los sótanos de un local de Nueva York y acabó seduciendo a millonarios, playboys, directores de cine, actrices y al Dalai Lama.
Debe haber sitio para el despiporre, el faltonismo, la mala hostia y la colleja, porque -paradójicamente- ese es un mundo mucho más sano, incontrolable y fluido.
La serie encuentra su heliocentrismo en la idea de que en el espionaje, muchas veces mitificado, no hay nada de elegante, el malo no acaricia un gato blanco y las balas no siempre alcanzan la nuca del enemigo.
Esta serie no se parece en nada a 'Perry Mason', y no debería llamarse 'Perry Mason'. Sin embargo el plot twist es casi doloroso: la serie funciona.
Desde hace décadas, creadores como Spike Lee, David Simon o Damon Lindeloff han retratado la brecha racial y la violencia policial que siguen inflamando Estados Unidos.
La fuerza de esta serie reside en que obliga al espectador a alejarse de su propia identidad si de verdad aspira a entrar en una historia llena de baches, trampas y minas de fragmentación.
'After Life' regatea hasta su propia sombra para demostrar que hay vida más allá de la religión de la risa congelada, más allá de los tópicos y los todo a cien del drama televisivo usual.
En la serie cada nota está colocada en el momento preciso, y su carácter contemplativo casi suicida huye en todo momento de los tópicos y trampas de la ficción actual.
A David Simon no le interesa el costumbrismo, ni el drama victoriano, ni los culebrones familiares, al de Baltimore solo le interesa pelar la manzana para llegar al hueso, y no tiene ninguna prisa por hacerlo.
'Devs' es extraña, cautivadora y hasta, en ocasiones, friega lo surrealista, pero cuanto menos entiendes de su fondo, más te pierdes en sus formas.
Todo en 'El visitante' bascula alrededor de esa percepción de lo profano, entendido como algo que no podemos aceptar porque sería destruir la burbuja de cordura en la que nos encerramos.
El 'Watchmen' de HBO muerde y no suelta, en una parábola distópica pensada para volarte la cabeza.
'Deadwood' cierra tres temporadas y tres lustros de ausencia con un final más emocionante que todo el catálogo de esa plataforma en la que estás pensando. Sí, esa.
La serie de HBO nos advierte de dos cosas: que la estabilidad del poder es más importante que la de la vida y que en las grandes tragedias el monstruo es siempre el hombre.