Que nadie haga una serie de estos libros, por favor
Celebramos un año más el día del libro, en este caso un Sant Jordi en el que nos preguntamos qué libros sería mejor no adaptar nunca en serie.
Celebramos un año más el día del libro, en este caso un Sant Jordi en el que nos preguntamos qué libros sería mejor no adaptar nunca en serie.
Estamos de acuerdo: 'Succession' no debería terminarse nunca. Es por ello que es más que necesario, es incluso imprescindible, que termine ya.
En nuestro humilde homenaje a "la madre de Stifler", nos vemos obligados a preguntarnos dónde termina la inimitable Jennifer Coolidge, actriz, genio y figura, y dónde empieza Tanya McQuoid, el ya legendario personaje que interpreta en 'The White Lotus'.
Si elegir el mejor capítulo de una serie con más de 230 episodios es una temeridad, hacerlo de la sitcom de referencia para millones de personas es directamente un disparate. Y aquí estamos, dispuestas a defender que el segundo episodio de la tercera temporada de 'Friends', "En el que nadie está listo", es el mejor de todos.
Mientras aterrizan millones de turistas, esta temporada IB3 ha rodado tres series. La segunda temporada de 'Treufoc' y 'Mai neva a Ciutat' y la primera de 'Amor de cans'.
Lo nuevo de Alan Ball llega en clave 'sixfeetunderiana', con la familia como terreno de juego y un abanico de vidas tan diferentes como las que pueden llegar a caber en la sociedad del siglo XXI.
En la era de las cuatrocientas mil nuevas series por semana es imprescindible salvaguardar los clásicos. Y ‘A dos metros bajo tierra’ se merece eso por ser domicilio de todas las formas de la muerte y semilla de todas las facetas de la vida.
Es habitual encontrar series con elementos derivados de la obra de Cervantes, como el patrón de la extraña pareja que originalmente formaron Don Quijote y Sancho. Véase Michael Scott y su inseparable Dwight en 'The Office' o Walter White y Jesse Pinkman en 'Breaking Bad'.
¿Se hacen más y mejores series? ¿Las nuevas pantallas son una amenaza o un complemento de la televisión? ¿Es Netflix el origen de todos los males? ¿No era, en teoría, su solución? ¿Se ha desvirtuado la figura del director en las ficciones televisivas actuales? Estas y otras curiosidades insaciables han centrado las jornadas #TRENDS, dentro del festival de series de Málaga.
En pleno siglo XXI todavía podemos encontrar ejemplares con traje y corbata que censuran escenas lésbicas para nuestra "comodidad". Un último caso, afectó a la emisión en Reino Unido de la serie ‘Steven Universe’.
Tenemos que asumir que en algún momento en los últimos años se nos ha olvidado la capacidad de hablar de otro tema que no sean las series, la hemos perdido por el camino. Así que, mientras la recuperamos, hablemos sobre el principal problema del seriéfilo de hoy en día: las series que no ve
¿Ya has elegido destino para estas vacaciones? ¿Tailandia, Australia, Hawai? Pues cancélalo inmediatamente: tenemos 5 alternativas que SEGURO que te gustan más porque simplemente MOLAN más.
Vince Gilligan no es un simple creador de series de televisión: es el dueño de esa mente tan perversa y astuta que ha sido capaz de hacer que le cogiéramos cariño a Walter White y temiéramos a Heisenberg y que hará que nos debatamos constantemente entre la solidaridad y la estupefacción en el camino que llevará a Jimmy McGill a convertirse en Saul Goodman
Ahora que has terminado la serie, ahora que vas al día y ya sabes que tu querido prota es un asesino o que la serie se ha vuelto definitivamente loca, es el momento de volver la vista atrás y recordar cómo empezó todo.
La protagonista de Orange is the new black es una y muchas mujeres a la vez, como todas las que la acompañan en ese pequeño y adorable infierno que es la prisión de mujeres de Litchfield, personas de las que nos sentimos infinitamente lejos y terriblemente cerca en más momentos de los que queremos reconocer. Sólo que Piper, encima, es dramáticamente perfecta.
No en todas las series pasa, y no en todas las que pasa sale bien, pero cuando dentro de una serie aparece otra que funciona puede llegar a convertirse en una serie mejor que la que realmente estamos siguiendo.
Ha llegado la hora de que alguien se atreva a escribirle a la que fue, en realidad, la principal responsable de todo y la verdadera protagonista de Perdidos.
¿Quién nos hacía sentir mejor que aquellos que tenían los mismos problemas, las mismas dudas y los mismos granos (bueno, justamente eso no) que nosotros? Los protagonistas de las series que llenaban nuestras asquerosas y aburridas tardes de pubertad.
Nunca más volverás a quejarte de que “la serie tendría que haber terminado hace dos temporadas” o de que una trama es “más insoportable que el lío de Joey y Rachel”