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Una de las cosas que más llaman la atención cuando se entra en el Biopalatset, la céntrica sala de cines de Gotemburgo que acoge la conferencia anual TV Drama Vision (este 2018, los días 31 de enero y 1 de febrero), son los restos de un muro del siglo XVII que yacen en su sótano, como un recordatorio de que el futuro siempre se construye sobre un pasado que descansa bajo la superficie. El muro es un reducto de las fortificaciones con las que la naciente Gotemburgo se pretendía proteger de los ataques de daneses y noruegos. Pero, ahora, permanece en contraste irónico con el fortalecimiento de una vibrante comunidad televisiva donde los antiguos enemigos son aliados comerciales. Gotemburgo, la segunda ciudad más populosa de Suecia, ha sido durante siglos su principal salida al mar. Tras décadas dependiente de la industria automovilística, hoy, gracias a una importante inversión pública, parece más volcada en el turismo y en convertirse en uno de los centros culturales de la región. Ahí están su vibrante escena musical, sus museos y su Festival de Cine, que se ha convertido en el más importante evento cinematográfico de Escandinavia.
Hace 10 años se puso en marcha lo que se llamó el TV Drama Day, una jornada para analizar en términos de industria lo que estaba pasando en la ficción nórdica y de paso traer a algún creador o ejecutivo de Estados Unidos o Reino Unido. Ni entonces ni hoy, está orientado al público general ni es un festival al uso, sino una sección que exige acreditación y a la que asisten creadores, productores, distribuidores, ejecutivos de desarrollo, programadores, responsables de festivales y gestores de organismos y fondos audiovisuales, todas esas profesiones que pueden pasar desapercibidas a los espectadores, pero que son indispensables para que los contenidos que consume vean la luz. El TV Drama Vision ha crecido de la mano de su evento hermano, el Nordic Film Market, y su objetivo es el mismo: crear redes e impulsar proyectos en el eje nórdico, con Gotemburgo convertida en un puerto de bienes culturales y no únicamente industriales.
La responsable del TV Drama Vision, Cia Edström, me animó a hablar de mi experiencia allí, porque echaban de menos participación española
Asistir con una acreditación al TV Drama Vision 2018 ha sido una oportunidad de echar un buen vistazo a la trastienda del sistema televisivo nórdico para apreciar sus particularidades y comprender las estrategias con las que han revolucionado la producción televisiva europea. La responsable del TV Drama Vision, Cia Edström, me animó a hablar de mi experiencia allí, porque echaban de menos participación española (era la única acreditada). Pero eso no significa que no hubiera presencia española, sólo que no representada por un español. Así, Mediapro contó con un doble panel dedicado a sus recientes experiencias de internacionalización.
En la primera de estas conferencias fue el turno de escuchar a Ran Telem, que en 2016 se incorporó a Mediapro desde Israel, donde había sido uno de los principales impulsores de la revolución creativa vivida por la ficción televisiva en ese país. Ganador del Emmy por su trabajo como productor ejecutivo de la primera temporada del remake Homeland, Telem desgranó los entresijos en su labor desarrollando proyectos muy al modelo de lo que sería un productor a la vieja usanza: creando conceptos, buscando a la mejor gente para desarrollarlos y estableciendo los acuerdos para asegurar la financiación. Así, tuvimos la oportunidad de ver el pitch reel con el que el thriller The Head se presentó en el foro de coproducción Séries Mania en 2017, gracias al cual logró los apoyos necesarios para ponerse en marcha (actualmente, los hermanos Pastor se encuentran en el proceso de escritura del primer capítulo).

También gustó bastante el segundo pitch reel de Mediapro que se proyectó, The Senna Case, un American Crime Story sobre el juicio por la muerte del piloto Ayrton Senna en el Circuito de Imola que está desarrollando la guionista de Roma Criminal y Suburra, Barbara Petronio. También contó con un panel específico The Paradise, la coproducción que la cadena pública finlandesa YLE está desarrollando con Mediapro sobre una investigación criminal en la ciudad malagueña de Fuengirola. Allí comenzará el rodaje de la serie a finales de este año. De momento, el proyecto no cuenta con un operador español anunciado, por lo que parece que Mediapro apuesta por la autonomía y evitar las draconianas condiciones que las cadenas españolas imponen a las productoras, algunas de la cuales, como retener los derechos de propiedad, les impiden optar a los más importantes programas de ayudas de la Unión Europea.
Buena parte del TV Drama Vision está dedicado a sesiones de este tipo, donde proyectos en desarrollo y recién completados se presentan en busca de coproductores y distribuidores, en un proceso de venta permanente. Pero sí que había dos ámbitos un tanto diferenciados, los proyectos originados por productoras que se presentaban su catálogo y aquellos derivados de los talleres y labs con los que el TV Drama Vision está formando una naciente red. Así, hubo sesiones dedicadas al Erich Pommer Institut European TV Drama Lab, el Torino Series Lab del Festival de Cine de Turín, el Drama Series Days del Festival de Berlín, el CineLink Drama del Festival de Sarajevo y el remozado Series Mania de Lille. Lo interesante de estos laboratorios de proyectos no es sólo su apertura y orientación profesional, sino su clara finalidad a que se materialicen en series logrando financiación en sesiones de pitching.
‘Babylon Berlin’ se presentó en el CoPro Series de 2015 (Berlín) buscando financiación y este año se proyectaron dos maratones en Gotemburgo
Los creadores lituanos Domante Urmonaite y Martynas Mendelis presentaron The Beehive, una distopía científica que se había desarrollado en el Torino Series Lab y que ya contaba con el apoyo de Sky Italia (la serbia Marijana Verhoef hizo lo propio con el drama sobrenatural Burn, Baby, Run). Su presentación con otros proyectos en Séries Mania tras dos talleres de desarrollo (uno de ellos tenía lugar en Gotemburgo esos días), es la oportunidad definitiva para hacerse realidad. Quizá pueda llamar la atención la importancia de los eventos cinematográficos en este circuito, pero la realidad es que aquí no hay apropiación de ningún tipo, sino un desarrollo paralelo del tejido audiovisual europeo en busca de nuevos talentos y vías de financiación bajo el amparo de la estructura más establecida de unos festivales consolidados como mercados. Babylon Berlin, protagonista de un panel, es un caso paradigmático: la ambiciosa producción de Sky se presentó en el CoPro Series de 2015 de Berlín cuando todavía buscaba redondear la financiación. Este año el Festival de Gotemburgo proyectó dos veces un maratón de la primera temporada en su sesión ‘Masters‘, en ambos casos con las entradas agotadas.

Imagen de ‘The Beehive’ (via Torino Series Lab)
Si algo se pudo constatar en el TV Drama Vision es que, como cantaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Quizás en ningún momento se vio esto de una manera más clara que durante la sugestiva presentación de Fredrik Zander, uno de los principales ejecutivos de la productora Chimney Group. Zander desgranó los cambios en los modelos de financiación, desde el tradicional, donde un operador nacional ponía el grueso de un presupuesto que se debía completar con las ventas internacionales, hasta uno donde la financiación llega a operadores nacionales, coproductores internacionales, fondos de producción, plataformas de vídeo bajo demanda, participaciones de fondos de inversión, ayudas de fondos de producción, Unión Europea y gobiernos nacionales/regionales y desgravaciones y ayudas fiscales. Y eso explica este modelo donde cada proyecto se incuba durante años y se buscan premisas que puedan funcionar en muchos entornos culturales.
La de Zander fue el mejor complemento a la presentación de Brian Pearson, el responsable de producciones internacionales de Netflix, recién mudado desde Los Ángeles al centro de operaciones de la compañía en Europa, Amsterdam. Pearson hizo lo que se espera de un ejecutivo norteamericano: una presentación concisa, atractiva y que pone el acento en las posibilidades de hacer negocios juntos. Hizo especial énfasis en que la compañía busca historias que puedan crear excitación en todos los lugares del planeta independientemente del idioma, ya que la compañía, como algunos han podido comprobar, dobla a multitud de idiomas sus producciones originales. Por eso no se pide renunciar a ese elemento identitario, y Pearson también indicó que una producción original de Netflix debe tener una buena base en lo local. En Dark esa combinación de lo global y lo local era evidente en una premisa que combinaba el viaje temporal y la distopía científica con las referencias a la memoria histórica alemana, los años del milagro económico y el miedo a lo nuclear que hizo de Alemania uno de los lugares donde los partidos verdes han logrado mayor presencia electoral. Y también en el tráiler de su apuesta danesa, el thriller posapocalíptico The Rain, que muestra que el Tivoli, el pintoresco parque de atracciones del centro de Copenhague, es una de las localizaciones.
Pero Pearson también habló de algo que suele pasar desapercibido: su elevadísima inversión en la compra de derechos (esos falsos “Netflix Originals”) que forman la espina dorsal de su catálogo de series. Es fácil imaginarse a los ejecutivos de Netflix como magnates del petróleo con dólares saliendo de sus bolsillos, aunque la realidad es que el efecto disruptivo y beneficioso para la producción de ficción en Europa es innegable, y eso ha animado a otros operadores, como la plataforma de VOD nórdica Viaplay o la española Movistar+, a invertir fuerte en los contenidos originales.

Briam Pearson, esponsable de producciones internacionales de Netflix (Foto: @gbgfilmfestival)
Pero además de como plataforma de mercado, el TV Drama Vision también ha servido para poner el termómetro a la ficción televisiva nórdica. Así, el país anfitrión, Suecia, dedicó un merecido panel a Bron/Broen, que aunque sea una coproducción, siempre se ha sentido como un poco más sueca que danesa. Sin embargo, en los últimos años la producción de ficción del país no termina de cuajar del todo, con muchos prometedores proyectos (como Springfloden y Midnattssol) fracasando a la hora de impactar en el mercado internacional. Quizá como resultado de ello, la televisión pública SVT presentó un programa que iba a desarrollar en 2018 para que conocidos novelistas y periodistas recibieran formación sobre el funcionamiento de la narración televisiva y eventualmente pudieran crear proyectos para el medio.
También allí se presentaron tres interesantes proyectos. El primero es The Hunters, una serie de seis capítulos para el canal de pago C More que continúa las aventuras del policía Erik Bäckström (Rolf Lassgård) tras dos exitosas películas de 1996 y 2011. Esta vez la narración encuentra un personaje próximo a la jubilación y vencido por la vida en una historia que en los dos anticipos que se mostraron parece cercana al tono del western crepuscular. Los otros dos fueron dos thrillers geopolíticos con impecables valores de producción, Conspiracy of Silence (producción para la plataforma de VOD Viaplay) y Four Days in Kaboul (basada en la novela de Anna Tell), sobre el papel de Suecia en el mercado internacional de la venta de armas y el tráfico de drogas respectivamente.
La cohesión y planificación a largo plazo que es la clave del éxito de la ficción danesa parece asegurada con el relevo al frente de la cadena pública DR
En el caso de Dinamarca, el TV Drama Vision sirvió para evidenciar el relevo al frente de la dirección de Drama de la cadena pública DR. La legendaria Piv Bernth fue a presentar su nueva productora, Apple Tree, mientras que su alumno aventajado Christian Rank (al que tuve la oportunidad de entrevistar hace un par de años) fue a hablar de sus planes como nuevo responsable de drama de DR, posición en la que comenzaba literalmente al día siguiente. La cohesión y planificación a largo plazo que es la clave del éxito de la ficción danesa parece asegurada con este relevo.
Entre las novedades danesas, destacaron Warrior, una especie de Sons of Anarchy sobre veteranos de guerra, policías corruptos y moteros protagonizado por Dar Salim, y Liberty, adaptación de la celebrada novela autobiográfica de Jakob Ejersbo que reúne a dos de las estrellas del firmamento actoral danés, Connie Nielsen y Sofie Gråbøl. Por su parte, quien andaba por el Biopalatset como un niño con zapatos nuevos era Ivar Køhn, el responsable de ficción de la cadena pública noruega NRK, después de que la segunda temporada de Mammon se hiciera hace unos meses con el Emmy Internacional como mejor drama, fruto de una estrategia de producción de ficción que empieza a dar por fin sus frutos. Su apuesta más fuerte fue State of Happiness, una ambiciosa serie sobre la transformación experimentada por la sociedad noruega tras el descubrimiento del yacimiento petrolífero de Ekofisk en 1969. Tiene pinta que todo lo que anticipaba su guionista Mette M. Bølstad en esta entrevista con Serielizados se está haciendo realidad, demostrando cómo Noruega se está haciendo un hueco en el mercado internacional con menos Nordic Noir y más voluntad geopolítica.
Por su parte, Finlandia continuó su lento proceso de ubicarse en el circuito internacional de la ficción televisiva. Sin duda, en ello están con The Paradise, su proyecto con Mediapro, y All the Sins, un Nordic Noir de manual con un interesante detalle: su protagonista es un policía abiertamente gay que regresa a su localidad natal para investigar unos asesinatos. Y también con su serie digital Nerd: Dragonslayer 666, que sigue la estela transmedia de Skam en su búsqueda del público juvenil. Islandia no llevó ninguna serie completada, pero la productora Glassriver presentó su proyecto The Blackout, demasiado parecido a Marcella -el Nordic Noir británico creado por Hans Rosenfeldt y Nicola Larder- como para llamar demasiado la atención. En todo caso, es imposible no maravillarse ante el milagro que un país minúsculo como Islandia está haciendo con su ficción, con Trapped, Prisoners y Stella Blómkvist causando impacto en apenas un par de años.

Imagen de ‘Nerd: Dragonslayer 666’
Las principales conclusiones que se pueden sacar del TV Drama Nordic Vision de Gotemburgo son dos. La primera es que estos eventos muestran una industria europea de la ficción televisiva cada vez más interconectada, donde los talleres de desarrollo y las sesiones de presentación y venta de proyectos son cada vez más importantes. La segunda es que la industria televisiva del norte de Europa está utilizando el poderío del Nordic Noir para diversificarse. Así se puso de manifiesto en el premio del Nordisk Film & TV Fond, que reconoce a los mejores guiones y cuyos primeros capítulos fueron proyectados como parte de la programación del festival de cine. Cuatro de las nominadas este año se ajustaban a la etiqueta del Nordic Nor, con Borderliner de Noruega y Deadwind de Finlandia de manera más pura, y Stella Blómkvist de Islandia y The Lawyer de Suecia con más contexto judicial y político. Pero la eventual ganadora, Ride Upon the Storm (emitida en Movistar+ como Algo en que creer), del creador de Borgen, Adam Price, va por una línea totalmente distinta en su exploración del papel de la religión en el mundo contemporáneo. Junto con la victoria de la todavía inédita en España Nobel el año pasado y la diversidad de proyectos presentados en el TV Drama Vision, parece evidente que la ficción nórdica no se ha dormido en los laureles del Noir.