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Primero fue The Killing: Crónica de un asesinato (Forbrydelsen, DR1: 2007-2012), un tenso relato de investigación criminal que contó hasta con versión en Estados Unidos, como también la tendría El puente (Bron/Broen, DR1/SVT: 2011-), sobre dos policías de personalidades dispares a los que une un cadáver mutilado en el puente que conecta Copenhague y Malmö. Después llegó Borgen (DR1, 2010-2013), la serie de cabecera para amantes (o más bien adictos) a la política. Cuando apenas estábamos terminando de disfrutar de las desventuras en las bambalinas del poder de Birgitte Nyborg, la superproducción histórica 1864 (DR1: 2014) nos hizo sumergirnos en un trágico episodio de la historia europea. Ahora es el turno de The Legacy (Arvingerne, DR1: 2014-), la historia de cuatro hermanos y una herencia que amenaza con no dejar ni un oscuro secreto sin sacar a la superficie. Mirando al futuro, los más atentos señalan como una próxima sensación a Bedrag (DR1: 2016-), donde lo más sucio (la corrupción empresarial y política) mancha hasta lo que parece tener propósitos más limpios (las fuentes de energía sostenible). Quizás me dejo alguna serie en el tintero, pero esta pequeña revisión de los hitos que ha producido la televisión danesa en los últimos cinco años es suficiente para mostrar cómo ese pequeño país de norte del Europa, enlace entre Escandinavia y el continente, se ha convertido en un referente para los seriéfilos. Las razones que explican esta irresistible ascensión de la ficción televisiva danesa se explican de manera convincente en dos libros (en inglés, pero de autores daneses) de reciente publicación.
El primero de ellos, de carácter más divulgativo, es «The “Borgen” Experience: Creating TV Drama the Danish Way», escrito por la productora de la serie Camilla Hammerich y que traza de comienzo a fin su historia, desde el desarrollo inicial hasta su éxito internacional pasando por la compleja producción de la tercera y última temporada. No es la primera vez que un libro sobre una serie es escrito por alguien que forma parte de su equipo creativo (podemos recordar «True Blue: The Real Stories Behind “NYPD Blue”» , sobre Policías de Nueva York (NYPD Blue, ABC: 1993-2005), de David Milch y Bill Clark; y «“The Wire”. Toda la verdad» de Rafael Álvarez), pero este caso sorprende porque «The “Borgen” Experience» es una visión completa e incisiva del programa (no se queda fuera ni la post-producción) realizado por la persona que acompañó a su guionista y creador Adam Price desde el minuto uno. El segundo libro, de corte más académico, es «Writing and Producing Television Drama in Denmark. From “The Kingdom” to “The Killing”» de Eva Novrup Redvall, Profesora Titular de los estudios de Comunicación en la Universidad de Copenhagen, fruto de varios años de trabajo que incluyeron decenas de entrevistas con profesionales y semanas de observación de sus métodos de trabajo.

La lectura combinada de «The “Borgen” Experience: Creating TV Drama the Danish Way» y «Writing and Producing Television Drama in Denmark. From “The Kingdom” to “The Killing”» nos permite conocer desde dentro el funcionamiento de la televisión danesa, y de esta inmersión se puede sacar la conclusión de que las razones de su éxito no obedecen a la aparición de una u otra figura talentosa, sino de la puesta en marcha, a lo largo de los últimos veinticinco años, de un sistema de trabajo que ha permitido al talento florecer. O lo que es lo mismo, que retomando a la valoración de André Bazin sobre la importancia del sistema industrial del Hollywood clásico, la clave del éxito no era un individuo concreto sino el genio del sistema. Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que, al contrario que en Estados Unidos, aquí las ficciones más destacadas no se han producido para nuevos modelos de televisión, sino para la televisión pública, una que ha salido fortalecida (al contrario que en el Sur de Europa) de todos los envites del neoliberalismo. Danmarks Radio (DR) es la televisión de casa, la de siempre. Pero esto no significa que no haya experimentado cambios o se haya enfrentado a retos, solamente que los han acometido con inteligencia y planificación a largo plazo, desarrollando una línea de programación que primero dio sus frutos en el terreno de la calidad (logrando entre 2002 y 2009 cuatro premios Emmy Internacionales en la categoría de drama) y luego, cuando la BBC abrió la puerta a su parrilla y por extensión al mercado europeo, la comercial. Merece la pena detenernos en al menos algunas de las características del sistema de creación televisiva en Dinamarca.
Lo público funciona
DR no es una organización pública de radiodifusión perfecta, y se ha enfrentado en los últimos años también a su ración de polémicas, tanto por el carísimo proyecto de una nueva sede como las habituales críticas de falta de equilibrio en los informativos. Pero es una organización que funciona siguiendo unos criterios más profesionales que políticos. Su órgano máximo es un consejo de administración cuyos miembros se eligen cada cuatro años (al margen de los ciclos electorales) por el Ministerio de Cultura (sí, aquí la televisión se entiende como tal), el Parlamento y los trabajadores, y a su vez el consejo es responsable de nombrar al equipo directivo en un proceso transparente. DR se financia a través de un canon por el uso de receptores a través de los cuales se puede recibir la señal televisiva (incluyendo ordenadores con conexión de banda ancha), lo que le permite cierta holgura económica. Los responsables de programación tienden a ser figuras respetadas con experiencia en la producción de programas, por lo que la barrera que se separa a los ejecutivos de los creadores suele ser temporal. Y lo que es igualmente importante: los proyectos no pasan por una lista interminable de ejecutivos, sino que todo descansa en tres ámbitos de decisión: el guionista en jefe, el productor y el responsable de drama de DR. Como reza el refrán, demasiados cocineros estropean el puchero.

Danmarks Radio
La importancia de una buena planificación
DR mantiene un dominio en los índices de audiencia con una programación equilibrada, pero también realiza acciones con vistas en el futuro. Por ejemplo, las producciones que se contratan a productoras externas tienen que emplear obligatoriamente a un porcentaje de empleados de DR con el fin del mantenimiento del saber acumulado de producciones anteriores. Además, DR invierte en el I+D de la creatividad: los programas pueden tener largo periodos de gestación, a veces varios años, como ocurrió con Borgen y The Legacy, y algunos creadores han disfrutado de años sabáticos con sueldo para poder desarrollar nuevas ideas para series sin la presión del ciclo programativo. Las producciones más destacadas de DR1 se realizan para un hueco determinado en la programación: los domingos a las 8 de la noche. Es el lugar de encuentro de los daneses para disfrutar de las ficciones de calidad, y sin cambios de programación. Pero los responsables de las series saben que es también un reto. DR espera que las series logren al menos un 20% de audiencia entre la población danesa, es decir, un millón de espectadores. Borgen se convirtió durante su desarrollo en una serie con más aspectos familiares, algo que le permitió humanizar más a la protagonista y conectar mejor con el público internacional. Además del audímetro, DR evalúa los primeros capítulos de las series en focus groups para dar retroalimentación a sus responsables y utiliza un índice de satisfacción derivado de una encuesta a espectadores tras la emisión (Borgen obtuvo un 4.1 sobre 5). Los responsables de las series no trabajan en el vacío, sino dentro de un sistema que busca articular la calidad con el propósito de satisfacer a una audiencia.

The legacy
Pensar localmente, actuar globalmente
Dinamarca es un país con apenas cinco millones de habitantes, y por tanto para poder mantener un sistema de producción de ficción estable tiene que tener las vistas puestas en el mercado internacional. En este sentido, la televisión en Escandinavia cuenta con un aliado de excepción: el Nordisk Film & TV Fond. Se trata de un organismo dependiente del Consejo Nórdico de Ministros (formado por Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) que se creó en 1990 y cuya función es promover la producción de cine y televisión de calidad. Obtener una ayuda Nordisk Film & TV Fond para desarrollo, producción, distribución y doblaje es un espaldarazo, pero también obliga a pensar en historias que puedan tener interés en el contexto de la región (una visión amplia de la televisión escandinava se encuentra en el espléndido documental de Canal + Las series que surgieron del frío). La televisión danesa también ha contado con las televisiones alemanas ARD y ZDF como habituales co-productoras, y muchas de las series, cuyo proceso de gestación suele ser largo, han logrado financiación de programas europeos. Eso también obliga a cultivar géneros que puedan circular bien entre países y tener localizaciones internacionales. Tres de los cuatro ganadores del Emmy internacional de Dinamarca son relatos policiacos Unit One (Rejseholdet, DR1: 2000-2004), The Eagle (Ørnen, DR1: 2004-2006) y The Protectors (Livvagterne, DR1: 2009-2010). Mientras que el primero fue un proyecto de DR en solitario, para los dos siguientes ya contaban con financiación de las televisiones públicas de Noruega, Finlandia, Suecia y Alemania, lo que redundó en mejores valores de producción.
El compromiso con la sociedad
Uno de los aspectos más sobresalientes de la producción danesa es la manera en la que se plasman cuestiones de interés social, cultural y político. En lugar de atemperar estos aspectos, los creadores de series de DR se encuentran con que los ejecutivos les insisten en incorporarlos. Por ejemplo, Sommer (DR1: 2008) es la historia de una familia que se enfrenta al diagnóstico de Alzheimer del patriarca. Como hemos visto, estas producciones nacen de la televisión pública, de forma que las series deben tener una clara intencionalidad consolidar una identidad nacional. La participación de Dinamarca en algunos de los conflictos internacionales de las dos últimas décadas, un tema potencialmente polémico, hace aparición en The Killing, Borgen y hasta 1864, donde las cicatrices de la guerra con Prusia se exploraban a través de la lectura de un diario por una joven contemporánea que perdió a su hermano en Afganistán. Por tanto, siempre deben funcionar en estos dos niveles, el entretenimiento y el compromiso. Ese es el motivo por el que muchas de las series se centren en instituciones sociales, como pueden ser la policía, el gobierno y, como ocurrió con el drama Krøniken (DR1: 2004-2007), hasta la propia televisión.

Krøniken
Una visión, pero una compartida
El sistema de trabajo de la televisión en Dinamarca tiene poco que ver con la figura del showrunner norteamericano, y sí mucho más con una concepción más tradicional de la creación de europea. Un escritor es siempre el centro del proceso creativo, pero existe una concepción tradicional que tiende a separar su labor de la de producción. Esa es la razón de que la mayor parte de las series danesas sean el resultado de la colaboración establece entre un guionista y un productor. En el caso de The Killing fueron el guionista Søren Sveistrup y la productora Piv Bernth, mientras que el trío formado por Unit One, The Eagle y The Protectors se deriva del trabajo de los guionistas Peter Thorsboe y Mai Brostrøm y el productor Sven Clausen. En un documento interno de DR, se indica con claridad que las series deben responder a “una visión”, pero eso no significa que sea la visión de una única persona, puesto que el proceso de toma de decisiones es colaborativo. Escritor y productor desarrollan el proyecto juntos, pero una vez que ha recibido el visto bueno de la cadena, la decisión más importante es la de seleccionar al director conceptual, habitualmente un profesional cinematográfico, que va a capitanear la puesta en forma y ser responsable de seleccionar otros puestos clave como en el de director de fotografía y diseñador de producción. La emergencia del drama televisivo danés no se puede desligar en este aspecto de la popularidad internacional de su cine. Cuando en Lars Von Trier creó y dirigió para DR el drama sobrenatural El reino (Riget, DR1: 1994-1997) demostró que esta simbiosis entre ambos medios era posible, y abrió la puerta al desembarco de directores de cine en la televisión. Así que el guionista Adam Price y la productora Camilla Hammerich encontraron en el director Søren Kragh-Jacobsen el mejor aliado para dotar de empaque visual lo que en otras manos podría haber una narrativa claustrofóbica. En el caso de 1864, el creador y director se fusionaron en una única figura, la del director de El vigilante nocturno (1994) Ole Bornedal.

La importancia de la formación
Uno de los aspectos más importantes en los que se centra Eva Novrup Redvall en Writing and Producing Television Drama in Denmark. From “The Kingdom” to “The Killing” es la importancia de la Danske Filmskole, la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca. Se trata del centro del que saldrían en década sucesivas la flor y nata del cine que aquel país y entre sus antiguos alumnos se encuentran Bille August, Lars Von Trier, Susanne Bier, Thomas Vinterberg y Daniel Espinosa. La escuela sólo empezó a ofrecer cursos de guion de una manera tardía, y no creó un departamento específico hasta 1988, con un énfasis en el funcionamiento de las historias que tenía mucho que ver con las enseñanzas de Syd Field y el cine de Hollywood. Pero antes de eso uno de los primeros invitados internacionales a la escuela para impartir cursos de guion fue el escocés Troy Kennedy Martin, artífice del policiaco Z-Cars (BBC1: 1962-1978). La herencia de la tradición del policiaco británico vive en la televisión danesa gracias a las series un alumno de entonces, Peter Thorsboe, el co-creador de Unit One y The Eagle. En 1997 se creó el primer curso específico de escritura para televisión con los principales creadores de televisión. La consolidación en la parrilla de DR de series con múltiples temporadas ofreció nuevas posibilidades y desde el 2004 la Escuela ofrece de forma bienal un curso semestral que une durante cinco meses a un selecto grupo de estudiantes de guion, producción y diseño para el desarrollo de un proyecto de serie, con supervisión constante de profesorado y profesionales de DR.
Buscando al nuevo talento
Jeppe Gjervig Gram viene a ser un ejemplo paradigmático de cómo la expansión del drama televisivo danés ha llegado gracias a la combinación de los factores explicados anteriormente, pero también de algo más: la búsqueda incesante de nuevo talento. Graduado de la Filmskole en 2007, Jeppe Gjervig Gram cursó el programa específico de televisión y tuvo la oportunidad de presentar su proyecto de serie a ejecutivos de DR al final del mismo. Así fue fichado, junto con su compañero en el curso Tobias Lindholm (los guionistas siempre trabajan por parejas en su proyecto de serie) para su primer trabajo como guionista en la serie Sommer. Allí conocieron a Camilla Hammerich, que llegó a la conclusión de que ambos era la opción ideal para acompañar a Adam Price en el difícil proceso de escritura de Borgen. Para la tercera temporada de la serie, Jeppe Gjervig Gram ya había recibido la luz verde para la serie Bedrag, y trabajó de una manera más directa con Price para formarse como guionista principal de cara a ganar la experiencia necesaria para afrontar este nuevo reto. Así que cuando en «The “Borgen” Experience» Camilla Hammerich narra el final de Borgen, también está contando el primer capítulo de la siguiente historia de éxito de la ficción televisiva danesa.