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Los meses de julio y agosto son para los periodistas como los meses de enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre para los funcionarios: hay poco que hacer y menos ganas aún de hacerlo. Por eso cuando recibí una llamada de Serielizados pidiéndome escribir un artículo a finales de julio fingí entusiasmo y recé a varias decenas de dioses para que me facilitaran el trabajo mientras yo terminaba de comerme a bocados una sandía para mitigar el calor. Parece ser que mi vergonzoso politeísmo interesado dio sus frutos, puesto que aún con pepitas de sandía por toda mi barba -esparcidas como personajes de Perdidos en la playa en el primer capítulo de la serie- abrí Instagram y me encontré con la siguiente publicación: “Con la pegadiza y sencilla frase «¿He sido yo?», Steve Urkel arrancaba las sonrisas del público en una de las sitcoms más populares de los años 90: Cosas de casa (Family Matters, 1989-1998). 9 temporadas. 215 episodios. Hoy se cumplen 20 años desde que finalizó su emisión”. Bingo.
No hay nada que ponga más cachondo a un periodista sin temas de los que hablar que una efeméride, y el bueno de Steve Urkel me brindó una de la nada. Primero pensé en hablar sobre su serie Cosas de casa, pero una pregunta me asaltó la mente: ¿Por qué si Steve Urkel es supuestamente un friki de cojones veo a tantos modernos en Barcelona vestidos exactamente igual que él? Es el momento idóneo para responder a esta pregunta a través de un concienzudo estudio sin más fuentes consultadas que el inagotable vertedero de gilipolleces que es mi cerebro. Pero el tema es serio. Muy serio. Ha llegado la hora de desenmascarar a uno de los grupos sociales con una ratio más alta de cretinos y demostrar que su supuesta originalidad no es más que el plagio a un chaval afroamericano que al hablar escupía más saliva que Mariano Rajoy diciendo “Serielizados es sensacional”.

Empecemos analizando un aspecto primordial para la cultura hipster: la estética. Si hablamos de sus ropajes, Urkel cumple todos y cada uno de los requisitos hipsters, tan necesarios para entrar en ciertas discotecas como para chulear en un Starbucks con ese café de cuarenta y siete euros y es Mac que solo usas para mirar la web de ̶M̶a̶r̶c̶a̶ ̶X̶V̶i̶d̶e̶o̶s̶ Jot Down. Camisa de cuadros convenientemente colocada por dentro de los pantalones, convenientemente doblados para enseñar los tobillos, convenientemente cubiertos por unos calcetines de colores que harían escupir sangre por los ojos a Mondrian, convenientemente acompañados por un aborto de mocasines que ya en la Inglaterra del siglo XVII estaban considerados desfasados.
El aspecto de Steve Urkel grita a los cuatros vientos NERD -y precisamente ese el encanto del personaje- y el de los hipsters, que es exactamente el mismo, quiere gritar MODERNO. Un primer enfrentamiento que cae necesariamente del lado de Urkel por antigüedad; por mucho que los hipsters crean vestirse de moderno, siguen siendo el remake de un nerd. Eso sí, hay un apunte estético discordante entre Steve Urkel y los hipsters: mientras Urkel lleva gafas por culpa de una miopía galopante, los hipsters llevan gafas sin graduar para simplemente darse aire de cultureta. Un hipster con gafas, amigos y amigas, es como un informático con un condón en la cartera o un torero vegano.
Un siglo que parecía destinado al dominio de los derrapes y los peinados cenicero cambió de dirección para pasar a manos de la cultura hipster
Para el siguiente punto debemos conocer los inicios de Cosas de casa. Por sorprendente que parezca, sobre todo teniendo en cuenta la dimensión social que más adelante alcanzó la figura de Steve Urkel, esta sitcom no contaba en sus inicios con Urkel entre su elenco de personajes principales. De hecho, Urkel no aparece en la serie -cuyo primer capítulo se emitió en 1989- hasta mediados de la primera temporada y lo hizo con la intención de ser un personaje puntual que no debía aparecer más. El éxito arrollador que tuvo ese dulce patetismo tan suyo hizo que, sin que nadie lo esperara, Steve Urkel se convirtiera en el gran tesoro de Cosas de casa.
Los años 2000 se iniciaron con un dominio aclaparador de lo bakala y el tunning, siendo los modernillos una tribu social minoritaria y recluida en antros oscuros donde los fans de Blur no hablaban con los de Oasis. Sin embargo, de la nada, con el inicio de la segunda década del siglo XXI los alerones y coches con pegatinas de fuego desaparecieron de nuestras calles para dejar paso a tipos y tipas con grandes auriculares enchufados a sus ̶M̶P̶4̶ iPods; un siglo que parecía destinado al dominio de los derrapes y los peinados cenicero cambió radicalmente de dirección para pasar a manos de la cultura hipster. Exactamente lo que sucedió con Steve Urkel en Cosas de casa. Por lo tanto los hipster no solo se mimetizan con la estética de Urkel, también lo hicieron en su día con su carta de presentación al mundo y posterior éxito.
El tercer punto de este calamitoso ensayo nos conduce hasta uno de los tótems del hipsterismo: las barbas. Al hipster de los últimos años le gusta llevar una barba densa como un bosque centroeuropeo; siempre, siempre, siempre muy bien cuidada. Hay casos de hipsters que gastan más dinero en el cuidado de su barba que en el de sus hijos. “Mereció la pena comprar esa loción para la barba aunque eso haya supuesto no poder pagar los libros de texto para el colegio del pequeño Davidlynch” -sí, el niño se llama Davidlynch García Carrascosa-. Steve Urkel no lleva barba, pero como dijo Schrodinger, aquí hay gato encerrado.
Uno de los grandes problemas de las series que duran años y años es que los personajes infantiles y adolescentes crecen en la vida real a un ritmo mucho más acelerado que en el del tiempo narrativo de la serie. Empiezas a rodar la serie con un chavalín encantador, inocente y risueño, y a los tres años te viene fumando a plató, con entradas y varias querellas en los juzgados exigiendo pruebas de paternidad. Algo similar pasó con Jaleel White, el actor que interpretaba a Urkel. Con el paso de las temporadas se fue haciendo mayor y empezó a no colar que se tratara de un adolescente, así que hubo que establecer ciertas normas para que White tuviera un aspecto más joven. Una de ellas, por supuesto, era el afeitado diario. Así que si Steve Urkel no lleva barba no es por falta de ganas, es por exigencias de guion. Del mismo modo que los hipsters si la llevan es también por exigencias del guion -el guion de la aceptación social-, no por otra cosa. Aquí lo que une a hipsters y Urkel no es la barba, es el sometimiento a la presión social aunque ello conlleve la negación del yo. Sigamos.
El cuarto y último punto nos conduce hasta la gran variedad de personajes que Jaleel White interpretó en Cosas de casa a parte de Steve Urkel: Myrtle Urkle (prima de Steve), Cornelius Eugener Urkel (primo de Steve), Stefan Urquelle, Bruce Lee, Elvis Presley e incluso a Albert Einstein. Steve Urkel era una y mil personas a la vez, como los hipsters. Si hablas con ellos de música te harán críticas de monóculo y frac asegurando que “ ̶M̶e̶l̶e̶n̶d̶i̶ ̶T̶a̶b̶u̶r̶e̶t̶e̶ Bon Iver suena mejor en acústico”, aunque si el tema de la conversación es el fútbol son capaces de ponerse el chándal de Luis Aragonés para defenderte las virtudes del 3-5-2 con dos carrileros para afrontar partidos contra defensas cerradas. Y no dudes en conversar con ellos sobre series, verás cómo cambian de nacionalidad en un periquete para decirte que ellos solo las ven versión original sin subtítulos “bicós mai inglish is parfait” y porque leer subtítulos te hace perder los matices interpretativos de ̶C̶h̶a̶n̶d̶l̶e̶r̶ ̶e̶n̶ ̶F̶r̶i̶e̶n̶d̶s̶ ̶A̶n̶t̶o̶n̶i̶o̶ ̶R̶e̶s̶i̶n̶e̶s̶ ̶e̶n̶ ̶L̶o̶s̶ ̶S̶e̶r̶r̶a̶n̶o̶ Elisabeth Moss en The Haindmaid’s Tale. La transmutación de personalidad es algo tan propio de los hipsters como del Steve Urkel de Cosas de casa.

David Hasselhoff como Michael Knight en ‘El Coche Fantástico’
Creo que hablo en nombre de todos si afirmo que el plagio absoluto de los hipsters a Steve Urkel queda más que probado. No pasa nada, la moda es un fenómeno cíclico que siempre acaba volviendo y desapareciendo y volviendo y desapareciendo. Es cuestión de tiempo que los hipsters se esfumen, devorados por el siguiente estilo (no tan) novedoso, y dejemos de ver Steve Urkels a mansalva por todos lados. La duda que debemos acometer ahora es qué personaje de serie será el siguiente referente para todos aquellos que quieran ir a la última. Mi apuesta personal es firme: el David Hasselhoff de El Coche fantástico. Tiempo al tiempo.