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La quinta edición del Serielizados Fest ha llegado a su fin. A nadie le gustan las despedidas, son una mierda. A sabiendas de ello, los padres que parieron el festival programaron un maratón de Wellington Paranormal para endulzar en la medida de lo posible ese sabor amargo que deja despedirse. Y también para cerrar por todo lo alto una edición memorable, las cosas como son. Después de que el equipo entero subiera al escenario, el maratón dio su pistoletazo de salida con un mensaje especial de los protagonistas de la serie dedicado a los espectadores del festival y que, en resumidas cuentas, venía a decir que estaban encantados de que la serie tuviera su premier europea en Barcelona. Y nosotros todavía más encantados de ello.
Wellington Paranormal es el spin-off televisivo de Lo que hacemos en las sombras, película de Taika Waititi y Jemaine Clement que arrasó en su paso por festivales en 2014. El film de los neozelandeses ridiculiza la figura terrorífica del vampiro construyendo un mockumentary que narra las vidas de un particular grupo de vampiros en Nueva Zelanda. Siguiendo el mismo formato de falso documental, Waititi –que solo ejerce aquí de productor- y Clement –director y guionista de la serie- aprovechan esta era dorada de la televisión para seguir riéndose de lo que, en principio, debería asustar.
Wellington Paranormal explica las catastróficas e inverosímiles situaciones a las que se enfrenta una pequeña escuadra policial llamada Unidad Paranormal. Su misión es la de defender Nueva Zelanda de zombis, vampiros, hombres lobo, demonios, fantasmas y todo lo que se os pase por la cabeza. Es inevitable fijarse en el referente directo del que tiran Waititi y Clement, otra serie llamada Death Valley. Procedente de Estados Unidos, del canal MTV, aquella también utilizaba el formato de mockumentary para, de nuevo, documentar la actividad de una patrulla especial de policías que se enfrentaba a toda clase de monstruos. Pero debido a su poca audiencia, y supongo que a sus altas cantidades de sangre, la serie solo contó con una única temporada.
Recogiendo el testigo de esa brillante pero mal ejecutada idea, los neozelandeses ofrecen un producto similar al americano pero mejorado y con un humor y una calidad técnica que está a años luz de parecerse a Death Valley. Wellington Paranormal deja atrás las cantidades descomunales de violencia que reinaban en Valley y opta por centrarse más en un humor universal no tan dirigido a un público adulto –hay sitio de sobra para todo tipo de millennials-. El guion de Clement es capaz de arrancar una carcajada hasta a un cadáver.
El auditorio del CCCB se convirtió en un mar de risas y cayó rendido ante los pies de los directores de ‘Lo que hacemos en las sombras’
Después de ver la primera temporada entera entendí lo que el spot del Serielizados Fest quería decir. Aquello de que «las series pueden separarnos, pero una vez al año también nos pueden unir». Y es que el auditorio del CCCB se convirtió en un mar de risas y cayó rendido ante los pies de los directores de Lo que hacemos en las sombras. Parecía como si la propia serie tuviera un sistema programado que hiciera que el público funcionase igual que las risas enlatadas para reírse en todos y cada uno de los gags. Pero lo mejor, es que ni siquiera eso le hace falta, porque sus gags hablan por sí solos.
Los protagonistas, Mike Minogue, Karen O’Leary y Maaka Pohatu desprenden un carisma especial que hace que te enamores de ellos en seguida. Es como si los conocieras de hace tiempo y no hiciera falta presentarlos. Aunque, lo cierto, es que tanto a Minogue como a O’Leary ya los vimos en Lo que hacemos en las sombras, puesto que eran los dos policías que se ven involucrados en un altercado en la casa de los vampiros. Lo que está claro, es que los diálogos que corren a través de ellos es la mala leche, suavizada, de Waititi y de Clement.
Lo único que se le puede echar en cara es su escasa duración –seis episodios de unos veinte minutos de duración-. Dicen que lo bueno si breve, dos veces bueno. Pero yo me hubiera quedado a vivir en esta edición del Serielizados Fest si me hubieran dejado. Probaré el año que viene.
Con la colaboración de: