'The Rain': Lluvias contaminadas de fantasía juvenil - Serielizados
‘The Rain’

Lluvias contaminadas de fantasía juvenil

Aunque a priori 'The Rain' pueda parecer poco innovadora, termina planteando dilemas morales muy suculentos: ¿necesita la humanidad una purga?

Pasamos por una época en la que parece que los productos televisivos, y audiovisuales en general, solo pueden ser dos cosas: obras maestras o productos deleznables que desaparecen como por arte de magia en un abrir y cerrar de ojos en la viciosa espiral del estar al día con todas las series y películas que las plataformas VOD ofrecen.

The Rain no es ni una cosa, ni la otra. Es una serie destinada a brindar un entretenimiento semejante al de las primeras temporadas de The Walking Dead, creando un nuevo mundo posapocalíptico a través de un concepto no innovador pero sí visto en menos ocasiones que el de la infección zombie. Un virus propagado por una lluvia que acaba con casi toda la población de Escandinavia y, como os podéis imaginar, un grupo de supervivientes debe lidiárselas para seguir con vida en un mundo donde las reglas establecidas por la sociedad ya no existen.

Pero si bien The Walking Dead estaba destinada –o debería- a un público adulto debido al portentoso número de escenas violentas en las que, como espectador, se es testigo, en The Rain opta por apostar más por el público juvenil. La plataforma es consciente de que el grueso de sus suscriptores son adolescentes, y este nuevo producto europeo –con ganas de querer demostrar que aquí también se pueden hacer series al estilo americano- será sin duda una verdadera delicia para los amantes de la trilogía de El corredor del laberinto. Puede que hayan aprovechado el reciente final de esta saga, y su tirón, para traer productos similares en formato serial, ya que ambas están protagonizadas por un grupo de jóvenes en un ambiente posapocalíptico con un formato de corte fantástico.

The Rain, sin embargo, tampoco se queda tan lejos de ese estilo violento del que goza y presume The Walking Dead –es de lo poco que puede presumir la serie de zombies a día de hoy, además de Negan (Jeffrey Dean Morgan)-. De un modo mucho más sutil, la serie también se embarca en el terreno del terror cuando, por ejemplo, somos testigos del primer encontronazo con ese ambiente arrasado por la muerte que ha traído la lluvia nórdica. Con planos subjetivos iluminados únicamente por una linterna que porta la protagonista y que muestran el absoluto horror que ha dejado ese virus desconocido que amenaza con exterminar a la humanidad.

Del mismo modo, The Rain deja a la vista sus estrechos lazos con el fantástico juvenil –y en parte, infantil- cuando recrea una de las míticas escenas de la muy reivindicable La mansión encantada (2003, Rob Minkoff), donde los personajes se topan con una inmensa mansión –valga la redundancia- con aire gótico y fantasmagórico y empieza a llover a cántaros. Un punto de inflexión en la serie que hace que llegue la acción. Algo que realmente tarda en llegar, y le cuesta arrancar incluso cuando parece que ya ha llegado, pero merece la pena esperar hasta ese instante para apreciar los pequeños regalos de género que The Rain deja para los más avezados o para que ese público joven empiece a iniciarse en este ámbito –con una aproximación muy ligera a lo que es el gore-.

¿Y si los adultos fueran purgados por la madre naturaleza y los jóvenes los que deben volver a instaurar orden en el planeta?

Pero lo que le ocurre a The Rain es que, al intentar presentar a diversos personajes en una temporada tan estrecha –tan solo ocho episodios de cuarenta minutos, aproximadamente- y querer desarrollar tantos arcos dramáticos al mismo tiempo, y además querer cruzarlos para formar relaciones sentimentales entre ellos, peca de abarcar demasiado y apretar muy poco. Es complicado empatizar con su grupo protagonista. A lo mejor porque ya estamos bastante acostumbrados a lidiar con pandillas que se enfrentan a virus mortales y, lógicamente, corren el peligro de perecer en cualquier instante. Pero, sea como fuere, The Rain lo compensa con esa buena dosis de thriller bañado por apocalipsis que rezuma, como digo, cierta originalidad –aunque hay largometrajes como La lluvia del Diablo (1975, Robert Fuest) que ya se habían aproximado a ese concepto de emplear la lluvia como algo peligroso y dañino-.

Además, en sus primeros episodios –puesto que a medida que avanza la serie se conocen los motivos verdaderos por los que la lluvia es maligna-, se plantea un debate interesante; ¿y si los adultos fueran purgados por la madre naturaleza y los jóvenes los que deben volver a instaurar orden en el planeta para así sanar los males cometidos por generaciones pasadas? No sería ninguna locura teniendo en cuenta el enorme peso que se le está dando ahora mismo al reciclaje y al cuidado del medio ambiente para que, las generaciones venideras, también puedan disfrutar de esa naturaleza que, aquí, intenta hacer “limpieza”. Claro que, como se dice, la mala hierba nunca muere.

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