Bambú Producciones: las claves de un éxito que traspasa fronteras
De Galicia al mundo

Bambú Producciones: las claves de un éxito que traspasa fronteras

Revisamos los momentos clave de una productora de origen gallego que ha conquistado audiencias tanto en España, como en Europa y las Américas.

Yon González y Carlos Sedes durante el rodaje de la serie 'Gran Hotel'

En noviembre de 2016, en el marco de una mesa redonda del Festival MIM Series, Teresa Fernández-Valdés realizó una afirmación tan honesta como sorprendente: “Bambú es una productora que se ha construido desde el fracaso”. Desde luego, no es la palabra “fracaso” lo primero que viene a la cabeza cuando se piensa en Bambú, la productora que en una década se ha convertido en una de las más pujantes e internacionales del audiovisual español.

Así, en apenas unos días de mayo de este año, Bambú ha vivido tres acontecimientos importantes. En primer lugar, la emisión del último capítulo de Fariña (Antena 3: 2018), que ha despertado halagos unánimes en la crítica y logrado excelentes datos de audiencia. Ese mismo día, se presentaba ante los medios su segunda serie para Movistar+, el  thriller erótico Instinto. Y, para redondear la semana, la cadena ABC anunciaba la luz verde para la versión norteamericana de Gran Hotel (Antena 3: 2010-2013).

Obviamente, la compañía también ha tenido sus decepciones recientes, como la no renovación de Tiempos de guerra (Antena 3: 2017) y Traición (TVE 1: 2017-2018). Pero la afirmación de Fernández-Valdés ponía el foco en algo diferente: que seguramente el fracaso de su primera serie, Guante blanco (TVE1: 2008), fue lo mejor que le pudo pasar a la joven compañía, porque sobre él se edificaría una manera de operar que garantizó los éxitos futuros. Cuando se van a cumplir once años de su constitución, merece revisar las claves de lo logrado hasta ahora por Bambú Producciones.

Todo empezó en Galicia

Pocas cosas más lamentables hemos podido ver recientemente que la campaña de TVG contra Fariña por ser una serie realizada por gente “de fuera”. Y es que Bambú no sólo es una compañía fundada por gallegos que tienen muy a gala serlo, sino que además se formaron como profesionales allí. El núcleo de Bambú surgió en el circuito de producción audiovisual que se había desarrollado en Galicia al amparo de la inversión en la creación de contenidos de TVG, que permitió crecer a productoras vinculadas a medios escritos como Voz Audiovisual.

A la altura de 2004, ya se encontraba trabajando en diferentes capacidades en Voz cuatro jóvenes profesionales: el guionista Ramón Campos (Noia, 1975), que se incorporó como director de desarrollo de la empresa tras pasar por diversas productoras; el director Carlos Sedes (A Coruña, 1973); la guionista Gema R. Neira (Ferrol, 1982); y Teresa Fernández-Valdés (Pontevedra, 1980), que llegó a través del Máster de producción de Voz. Juntos empezaron a trabajar en diversas series de ficción para TVG, que había realizado una apuesta estratégica por la ficción clave para entender el desarrollo actual de la industria audiovisual gallega.

‘Fariña’ era la deuda pendiente que los responsables de Bambú tenían con su identidad gallega

Campos y Fernández-Valdés no sólo formaron pareja sentimental, sino también cimentaron su unión profesional cuando tomaron la doble decisión de formar su propia productora y de probar suerte más allá de Galicia. Para ello, también apostaron por contar con muchos de los profesionales con los que ya habían trabajado en las series para TVG. Una década después, muchos de estos profesionales siguen trabajando juntos, y sólo basta revisar los créditos de Fariña para comprobar la fortaleza de este equipo. Ahí están Gema R. Neira como responsable de los argumentos junto con Ramón Campos, pero también Carlos Sedes como director principal, y Campos y Teresa Fernández-Valdés asumiendo la producción ejecutiva. Pero también encontramos en los créditos de la serie a veteranos de Voz como el director de fotografía Jacobo Martínez, la montadora Julia Juanatey, la directora de casting y directora de segunda unidad Conchi Iglesias, y la directora de producción Sara Gonzalo. Fariña era la deuda pendiente que sus responsables tenían con su identidad gallega.

La importancia de la puesta en forma

Galicia es una comunidad conocida por la importancia de su sector textil, y este es un aspecto que tiene una cierta recurrencia en las series de Bambú. Sin ir más lejos, está en Velvet y Velvet Colección, pero también en Seis hermanas. La industria textil tiene una parte de creatividad pura, el diseño, y otra de trabajo más industrial, como, sin ir más lejos, la producción audiovisual. Pero en el sector textil hay un elemento básico para el producto final, y esto es la calidad de los materiales.

Si los lectores de estas líneas veían series españolas hace una década, recordarán que precisamente la calidad estética no era una de sus características más recordadas. Pero eso empezó a cambiar con series como Desaparecida (TVE1: 2007-2008), el primero proyecto para Televisión Española del equipo de Bambú (aunque, debido a que la productora estaba en ciernes, se produjo por el Grupo Ganga, responsable de Cuéntame cómo pasó). Allí Carlos Sedes y el director de fotografía Jacobo Martínez crearon una atmósfera opresiva donde no estaban exentos los juegos lumínicos y cromáticos que una década más tarde explorarían con intensidad en Fariña.

En Desaparecida se unió al equipo quien sería uno de los directores de referencia de Bambú, Jorge Sánchez-Cabezudo, luego responsable de series como Crematorio y La Zona. Frente al modelo vigente en ese momento, Bambú apostó por directores con experiencia cinematográfica para sus series. Así, Sánchez-Cabezudo fue el primero de una lista a la que pronto se sumarían nombres como Alberto Rodríguez, Manuel Gómez Pereira, David Pinillos, Antonio Hernández, Elías Siminiani, Eduardo Chapero-Jackson y Lino Escalera. Pero que nadie se equivoque pensando que estos nombres restan importancia al trabajo de Carlos Sedes: su trabajo siempre elegante es el que ha puesto el estándar a todos los realizadores que han pasado por Bambú, alguno de los cuales lo acreditan como su maestro en el difícil arte de la dirección televisiva.

Pero además de elementos como el uso de localizaciones y el cuidado diseño de producción, las series de Bambú también tienen una característica relevante en relación a la puesta en forma: el trabajo actoral. Así, encontramos actores veteranos que en cine han quedado relegados a roles secundarios y que aportan pedigrí, como Concha Velasco, Emilio Gutiérrez Caba, José Sancho, Tina Sainz, Kiti Mánver, Ángela Molina y José Sacristán.

También jóvenes actores y actrices de notable belleza: Amaia Salamanca, Aitor Luna, Paula Echevarría, Javier Rey, Úrsula Corberó, Ricard Sales, Álex García, Álex Gadea, Yon González… Y entre ambos, una generación intermedia que aporta solidez interpretativa: Eloy Azorín, Nathalie Poza, Pedro Alonso, Alicia Borrachero, Israel Elejalde, Carlos Bardem, Tristán Ulloa… Bambú Producciones cuenta con un star-system propio de una potencia incuestionable.

Una máquina de contar historias

Volvamos de nuevo a Guante blanco, la primera serie de Bambú y su fracaso más espectacular. Hace unos años, antes del comienzo de las emisiones de Gran Reserva, tuve la oportunidad de escuchar a Ramón Campos explicando las razones del fracaso de la serie. Lo sorprendente fue escuchar a un creador analizando en un foro público algo que no ha salido bien sin echar la culpa a la cadena, la falta de recursos, los críticos, internet o la propia audiencia. Guante blanco fue un empeño estimable, pero también una serie que se realizó sin pensar en los espectadores que se sientan delante de la televisión.

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Había que innovar en géneros, pero ofreciendo algo atractivo a la audiencia: fuera las subtramas con niños y abuelos, y la trillada fórmula de la dramedia, y bienvenidos el drama de misterio, el melodrama de época y la comedia romántica. Así nacieron de forma sucesiva series como Gran reserva, Hispania, la leyenda (Antena 3: 2010-2012), Gran Hotel, Velvet (Antena 3: 2014-2016) y Bajo sospecha (Antena 3: 2015-2016), que lograron consolidar la compañía a pesar de su escaso éxito para lanzar esa columna central que es para cualquier productora un serial diario. La diversificación ha llegado, sin embargo, por una filial dedicada al entretenimiento y las series documentales.

En el centro de este proceso de generación de proyectos está el departamento de desarrollo que lidera Gema R. Neira. Allí se van gestando las ideas de futuras series. Algunas de las cuales encontrarán cabida inmediata y otras tendrán que esperar años en caso de ver la luz. Una característica de Bambú es que no compra proyectos ajenos: la idea original de todas sus series (sólo con algunas excepciones) proviene de Ramón Campos y Gema R. Neira, y en algunos casos (como Velvet y su nueva serie para Movistar+ Instinto), junto con Teresa Fernández-Valdés.

Cuando un proyecto recibe la luz verde definitiva, se van incorporando los escritores que luego asumirán la coordinación de guiones. Entre ellos podemos destacar a nombres como los de Carlos Portela (otro veterano de Voz, ahora en Velvet Colección), Cristóbal Garrido y Adolfo Valor (ligados a la compañía desde Gran Hotel hasta que la abandonaron para crear Cuerpo de élite), María José Rustarazo (Las chicas del cable), Verónica Fernández (Seis hermanas) y Carlos López (La embajada y Tiempos de guerra).

Un empeño internacional

Galicia ha sido una tierra cuyos habitantes siempre se han echado al mar, históricamente huyendo de la pobreza y más recientemente empujados por el espíritu emprendedor que ha dado popularidad a su sector textil. Y a los gallegos de Bambú, el mismo impulso que les llevó de su sede social en una pequeña localidad pontevedresa a Madrid, les empujó luego a encontrar nuevos territorios.

Hay que recordar que Bambú dio sus primeros pasos justo cuando la industria televisiva española empezaba a sentir los efectos de la crisis económica, que convirtió a la internacionalización no en una aspiración, sino en una necesidad para sobrevivir. Esa también fue la base de una apuesta por los buenos valores de producción (incluyendo localizaciones naturales fuera de Madrid) y géneros exportables como el thriller y la serie de época.

‘Gran Hotel’ llegó hasta la televisión británica, y contó con versiones en países como Italia, México y Egipto

El primer espaldarazo llegó con Gran Hotel tras su incorporación al catálogo de la distribuidora alemana Beta Film. Para su distribución internacional, la serie contó con una doble versión: la emitida en España con 39 capítulos de 70 minutos y una alternativa de 66 capítulos de 45 minutos. Gran Hotel llegó hasta la televisión británica, y contó con versiones en países como Italia, México y Egipto.

La estrategia de contar con versiones alternativas continuó con Velvet, vendida a China y un éxito tan relevante para Netflix en Latinoamérica como para que el servicio de vídeo bajo demanda les encargara una serie. Y así llegó Las chicas del cable (Netflix: 2017-), la primera serie global de Bambú. Por el camino, los lazos internacionales de Bambú no han hecho sino fortalecerse: en la primavera de 2016 el conglomerado francés Studio Canal compró un tercio de la productora, mientras que Beta Film ha entrado como coproductor en Tiempos de guerra y Fariña.

No todos los esfuerzos de internacionalización de Bambú han tenido éxito: su coproducción con BBC Worldwide, Refugiados (2015), fue una decepción creativa y comercial, y su proyecto de una serie fantástica con Fox con la que dar el salto a Estados Unidos quedó en agua de borrajas. Pero como en el caso de Guante blanco, estos fracasos proporcionaron valiosas enseñanzas para lograr el éxito.

De la mano de la productora de Eva Longoria y tras un primer intento fallido, la versión norteamericana de Gran Hotel, notablemente modificada respecto al original, logró un hueco en la parrilla de la cadena ABC para la temporada 2018-2019. Al contrario que en casos anteriores, Teresa Fernández-Valdés y Ramón Campos no figuran de forma testimonial en el proyecto, sino que aparecen como productores ejecutivos de la serie junto con Eva Longoria y su socio Ben Spector. Ahora por fin y, como tantos gallegos desde hace siglos, Bambú se dispone a hacer las Américas.

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