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¡Ryan Murphy, yo te maldigo! Nunca más podré volver a escuchar “Easy lover” de Phil Collins sin sentir un escalofrío en el cuerpo… El creador de Glee o Feud, ha vuelto a demostrar que es un artista en señalar las deficiencias de la sociedad norteamericana pasándolas por el filtro de la cultura pop. Colores pastel y afectación en las maneras son los dos elementos formales de American Crime Story: el asesinato de Gianni Versace, una serie que va poco del diseñador italiano y mucho de su asesino, Andrew Cunanan, un tipo demencial experto en aparentar y en sesgar vidas sin inmutarse.
Lo que podía ser una mamarrachada –especialmente después de ver los tráilers con un Ricky Martin de dudoso talento y una Penélope Cruz en el filo de pasarse de vueltas– es en realidad casi un ensayo sobre cómo la cultura del éxito y el consumo aspiracional, propios de la sociedad capitalista, pueden ser el detonante de una vida llena de frustraciones que en Cunanan acaba desembocando en una orgía de sangre. Todo empieza y acaba en la fama: algunos la consiguen metiéndose en Gran hermano, otros matando a uno de los diseñadores más conocidos del planeta y dejando un reguero de sangre tras sus pies antes de conseguirlo.
Murphy se aleja del cotilleo para narrar una historia de arribismo social, y de cómo la homofobia seguía presente en los años 90
Gianni Versace fue asesinado el 15 de julio de 1997 delante de su casa de Miami, una mansión que recogía todo el barroquismo ‘kistch’ presente en su ropa. Andrew Cunanan, interpretado por un magnífico Darren Criss, le asestó un disparó a bocajarro cuando volvía de un tranquilo paseo matinal para recoger los periódicos en el News Café. Esto no es un ‘spoiler’ porque es historia sabida y porque, sobre todo, no es lo que quiere explicar Ryan Murphy. El productor se aleja del cotilleo y el ‘brilli-brilli’ que prometía el tráiler para narrar una historia de arribismo social, pero también para señalar cómo la homofobia seguía presente en la sociedad de los años 90 y jugó un papel destacado en la investigación del asesinato.
De la misma manera que American Crime Story: el pueblo contra O.J Simpson, la nueva entrega de la antología se sirve de un caso notorio para ir más allá del relumbrón de los nombres famosos. De hecho, las víctimas anteriores a Versace son tan o más importantes que el diseñador y pasan de ser una nebulosa del pasado de Cunanan a ser personajes con los que el espectador empatiza y sufre. Con solo unos cuantos detalles, Murphy deja claro algunos de los traumas que arrastran, muchos de ellos vinculados a los prejuicios sociales que les han impedido vivir en plenitud su sexualidad.
La guerra entre Antena3 y Netflix
Pese a los reparos que se podían tener, sobre todo aquellos que creían que sería una historia digna de la prensa amarilla, ACS: el asesinato de Gianni Versace es una serie intensa que merecía un mejor trato por parte de Antena3, que se apresuró a comprar sus derechos de emisión para poder colgarse la medalla de tener la primera ficción televisiva en la que participa Penélope Cruz. De poco sirve adelantarse a Netflix, su gran rival en la pugna para los derechos, si después emite la serie de forma ilógica.
Antena3 decidió que la mejor manera era pasar los episodios de tres en tres, lo que a la práctica significa tirar por el wáter la serie y que el espectador se vaya a la cama como muy pronto a la una de la madrugada. En un país que tiene un ‘prime time’ que casi se podría calificar de ‘late night’ –El Hormiguero, el programa de ‘acces prime time’ acaba normalmente a las 22:45 horas– es inverosímil plantear maratones seriéfilos.
El resultado fue que Antena3, que estrenó la serie el pasado 18 de marzo, consiguió una audiencia discreta con la ficción, que iba perdiendo espectadores entrega tras entrega. Los realmente interesados en la propuesta de Ryan Murphy prefirieron esperarse unos días y descubrirla en Netflix, donde se estrenó dos semanas después. La autogestión de los tiempos es un aliciente atractivo sobre todo cuando las cadenas en abierto son especialistas en maltratar los productos extranjeros. ¿O acaso no tuvimos que hacer un master en programación del VHS gracias a TVE y sus emisiones locas de Urgencias? Por no recordar los tiempos en que La 2 emitía Doctor en Alaska en horario ‘after hours’.
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El paso del tiempo y la amenaza del Peak TV no han supuesto grandes cambios en la manera de programar de las cadenas generalistas. Ni siquiera el aura de glamour de Gianni Versace ha sido suficiente para que Antena3 recapacitase y viera la oportunidad que tenía con la historia del psicópata Cunanan.