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Una de las mejores series internacionales de la temporada pasada, y que ha sido bautizada como turkish noir, llega por fin a España gracias a AXN Now, cuya primera temporada tiene al completo desde el 1 de abril.
Os damos algunas claves para no perderos este thriller policial turco, titulado Álef, con tintes de True Detective, que nos ha maravillado por su historia, su apuesta por el misticismo musulmán y por esa Estambul autóctona tan poco habitual en nuestras pantallas.
¡Play!
1. Bye, bye, culebrón!
La telenovela mexicana Los ricos también lloran fue doblada a 25 idiomas y emitida en más de 120 países durante la década de los 80. El éxito de sus 248 episodios fue tan arrollador que convirtió el género del telerromance diario en un fenómeno mundial hasta nuestros días. Ahora, casi todos los países producen sus culebrones y Turquía es el nuevo referente.
Todo esto ocurre mientras unos pocos resistimos encerrados en la oscuridad -los alérgicos al melodrama viperino y radiante- a la espera de que alguien nos pase un buen noir por debajo de la puerta. Estos seres de la noche preferimos una camilla de autopsia a una mesa de convite. Y desde hace cinco años teníamos a Turquía tachada en nuestro mapa televisivo. Hasta que ha llegado Álef.
Este turkish noir no solo nos ha devuelto la fe en el país del Bósforo, sino que nos ha entregado una de las tramas más originales e hipnóticas de los últimos años. Sin ir más lejos, Álef fue considerada una de las mejores series internacionales de la temporada pasada por la prestigiosa revista Variety.
2. Un asesino en serie y dos policías imposibles
La trama de Álef, como decíamos, es una de las cosas que más atrapará al espectador. La serie sabe mezclar con maestría los ingredientes del thriller con especias de cosecha propia que le dan un toque exótico a la receta tradicional. En el primer episodio se nos presentan los dos policías, Kemal y Settar, una pareja a priori incompatible que tendrá que unir fuerzas para atrapar a un asesino en serie especialmente sádico.
El hecho de que Álef apueste por colocar sobre la mesa el islam nos ofrece una perspectiva insólita
El joven Kemal es el detective sofisticado y carismático que acaba de volver a Estambul tras un largo periodo en Londres trabajando en el equipo de investigaciones de la Scotland Yard. Algo que repugna al veterano Settar, que lleva más de 30 años patrullando las calles de la ciudad turca con brutalidad y cuya jubilación espera y teme a partes iguales. La relación de ambos es uno de los polos de fricción más interesantes de la serie. Pero hay más.
Están siguiendo la pista de un asesino en serie que por lo visto se lo pasa bien dejando códigos místicos sufíes en los escenarios de sus crímenes. Pero la cosa no acaba aquí. En la primera escena de la serie somos testigos de un ritual cristiano de purificación. Se trata de la Epifanía o bautismo ortodoxo, que tiene lugar en las mismas aguas del Bósforo por un grupo de hombres. Este cruce de cultos, musulmán y cristiano, es un reflejo de la historia de la propia Estambul y otro de los polos de fricción de la serie.
3. Los cultos religiosos
Si nos fijamos bien en el opening, los creadores nos están dando muchas pistas sobre el espíritu de la serie. Un hilo musical misterioso nos acompaña en un montaje picado de escenas y símbolos de diferente naturaleza mística. Una cruz ortodoxa de ocho puntas que flota en el éter; un derviche sufí con su vestido blanco bailando en círculos; la espada de Ali que decoraba las banderas otomanas; la escalera del divino ascenso… Y al final, un puente. Un puente que une dos continentes, dos culturas y dos religiones.
Aquí está una de las facetas más originales de la serie. Los espectadores europeos estamos mucho más acostumbrados al misticismo judeocristiano, incluso al nórdico o al grecolatino. El hecho de que Álef apueste por colocar sobre la mesa el islam nos ofrece una perspectiva insólita. Y nos permite conocer de cerca ese fascinante culto sin los prejuicios de las producciones anglosajonas.
4. Estambul, caput mundi
Griega, romana y, finalmente, turca. Helenística, cristiana y, finalmente, musulmana. O lo que es lo mismo: Bizancio, Constantinopla y, finalmente, Estambul. La ciudad euroasiática por antonomasia es uno de los enclaves más importantes de la historia de las civilizaciones. Y todavía representa una fuente inagotable de leyendas y de alimento para novelas, películas y series de televisión.
Una mirada genuina de Estambul muy alejada del romanticismo de las novelas británicas
Para el imaginario británico Estambul siempre ha sido una ciudad paradigmática. Y la gran mayoría de películas ambientadas en ella son precisamente adaptaciones de novelas de John Le Carré, Agatha Christie o Ian Fleming. Pero pocos a ninguno de nosotros sería capaz de nombrar un solo thriller estambuliota que sea de producción turca. Hasta Álef.
Al margen de su paisaje, entre el vestigio medieval y el ajetreo cosmopolita, la serie pone mucho énfasis en representar la vida de los autóctonos. Esa lengua tosca de ascendencia árabe y persa, la gastronomía callejera, esas instituciones enquistadas, sus manías como sociedad… Una mirada genuina y reveladora muy alejada del romanticismo de las novelas británicas. Y que nos fascinará hasta el punto de poner pausa a la serie y mirar precios de vuelos en el móvil.
5. De ‘Seven’ a ‘True Detective’
Si tenemos que buscar dos referentes para orientarnos en el intrincado universo de Álef, esas dos serían la película Seven (David Fincher, 1994) y la serie de HBO True Detective (Nic Pizzolatto, 2014). Es decir: una pareja de policías imposible, un asesino en serie místico y unas escenas del crimen no aptas para aprensivos.
En una de las primeras escenas de Álef, contemplamos una Estambul hostil y lluviosa, irreconocible de las postales turísticas que cuelgan de las neveras de medio planeta. Kemal y Settar encuentran el cuerpo sin vida de una prostituta transexual a la que le han cortado la lengua, un antiguo castigo por blasfemia. Más adelante, el cuerpo mutilado de un polémico novelista turco al que le han cosido la boca.
Pronto ambos policías encuentran pruebas que vinculan un asesinato y el otro, trazando las primeras pistas de un asesino en serie extremadamente cruel y algo esotérico. Seven, True Detective y, finalmente, Álef. Los amantes del thriller lúgubre, de los cultos místicos y de los puzles policiales, estamos de enhorabuena.