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A las que nos gustan las comedias románticas nos pasamos la vida rastreando como perros sabuesos nuestro siguiente enamoramiento televisivo o cinematográfico. No es fácil encontrar la ‘rom-com’ perfecta —esa conjunción equilibrada entre romanticismo y humor que hace que acabes la serie con una sonrisa tonta y el corazón calentito— por eso, cuando aparece una, hay que cazarla al vuelo y no dejarla escapar. Eso es lo que nos ha pasado con Starstruck, la comedia escrita y protagonizada por la neozelandesa Rose Matafeo.
La serie se estrenó en abril de este año en el Reino Unido a través de BBC Three y poco después estuvo disponible en Estados Unidos a través de HBO Max. Por estos lares nos hemos tenido que esperar a que la plataforma llegara a España —el pasado 26 de octubre— para enamorarnos de ella y algunas, como yo misma, acostumbradas a la inmediatez a la que nos ha hecho adictas las plataformas de streaming, llevábamos tiempo tachando impacientemente los días del calendario. Las expectativas eran altas y Starstruck ha cumplido con creces.
Las comedias románticas no son un animal mitológico, pero lo parecen. Es un género a la baja en las plataformas, por cada 10 dramas o distopías tienes una comedia romántica. Paradójicamente si una plataforma apuesta por una comedia romántica de calidad seguramente se acabará convirtiendo en un éxito, siempre gracias al boca a boca y no a grandes campañas de publicidad. Starstruck responde totalmente a este patrón: prácticamente el 100% de las personas a quien se la recomiendas acaban encantadas con ella porque es una serie con alma, luminosa y, sobre todo, divertida. Y porque, no nos engañemos, por muy cínicos que seamos todos necesitamos una serie que nos salve después de un día de mierda.
Mucho más que un ‘Notting Hill’ televisivo
El punto de partida de Starstruck recuerda a una comedia romántica británica que ocupa un lugar privilegiado en el canon del género, Notting Hill. Rose Matafeo interpreta a Jessie, una chica neozelandesa que comparte piso en Londres con su amiga Kate y que la noche de Fin de Año se lía con Tom (Nikesh Patel), un famoso actor, sin ser consciente de quien se trata realmente. A partir de aquí, la serie sigue una de las estructuras más clásicas del género, la que en inglés se conoce como «will they, wouldn’t they», o lo que por aquí diríamos el tira y afloja del acabarán o no juntos. A lo largo de los seis episodios de la primera temporada (la segunda ya está rodada), Jessie y Tom se encuentran y desencuentran y, por el camino, se van enamorando sin darse mucha cuenta.
Con estos elementos, los haters del género podrían argumentar que se trata de algo que ya hemos visto mil veces. Pero si dijeran eso se estarían equivocando porque no estarían teniendo en cuenta el factor Matafeo: una guionista (y protagonista) con un humor sarcástico que se acerca al de Fleabag sin caer en su parte más autodestructiva. Rose Matafeo, que en el año 2018 ganó el premio de comedia en el Festival Fringe de Edimburgo, ha reconocido adorar las comedias románticas y que escribió la serie pensando en qué le gustaría ver a ella en la televisión. Sus influencias van desde las comedias screwball de los años 30, a la trilogía de Richard Linklater (Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer), pasando por Bridget Jones o las películas de Nora Ephron.
Su gran virtud como cocreadora de la serie —la ha escrito junto a su amiga Alice Snedden— es escapar de la tentación de escribir una protagonista que caiga en clichés, como ser una chica desgraciada y desastrosa a la que el amor rescata, o una tía que va de mujer alfa por la vida y ha dejado el amor de lado. Jessie es tan normal como lo podría ser tu mejor amiga: es una enciclopedia cinematográfica, una fanática de los pop quizzes, a veces tiene un gusto particular vistiendo y, sobre todo, vive y deja vivir. En un época en que hasta en las comedias los protagonistas acaban teniendo una deriva trágica la «normalidad» va cara.
«Personajes como ‘El Gran Lebowsky’, siempre los veo más en hombres que en mujeres»
«Creo que es un tipo de personaje muy infrarrepresentado, especialmente cuando se trata de mujeres. Ha habido muchos personajes masculinos que sí tienen este tipo de actitud despreocupada, una vibración similar a la de los personajes de El Gran Lebowsky. Siempre veo ese tipo de personajes en hombres pero no tanto en mujeres. Me encanta eso de ella. Ella es feliz. Yo no soy así en absoluto. Yo soy muy ansiosa, ambiciosa y me castigo mucho. Este personaje es yo interpretándome sin ansiedad«, explicaba Matafeo en una entrevista en la revista Glamour.
Starstruck es un lugar feliz, una ‘rom-com’ que no hace bandera de la diversidad porque ya la tiene integrada y que se alimenta de una pareja con una química maravillosa (Patel está mucho mejor aquí que en el horror de adaptación televisiva de Cuatro bodas y un funeral). Además la serie cumple con uno de los preceptos de las pelis de Richard Curtis, un grupo de secundarios –normalmente la pandilla del protagonista– de los que desearías ser amiga.
La serie de Rose Matafeo es un patadón en la boca a los que llevan años infravalorando el género de la comedia romántica y considerándolo poco relevante. Prefiero mil veces ver a Jessie bailando por los canales de Londres después de follar que tragarme un drama sesudo y snob sobre el enésimo antihéroe masculino.