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Nerviosismo, pupilas dilatadas, sonrojo, subida de temperatura, torpeza, incluso tartamudeo… no son los síntomas de un nuevo virus sino los efectos de encontrarse frente al amor. Las archifamosas mariposas en el estómago son la señal inequívoca de que existe una atracción con la persona de enfrente. Un conexión de la que se desconoce el cómo y el porqué.
En el siglo actual, millones de personas aspiran a ese estado de empanamiento mental y, por eso, se sumergen en un mundo donde resultan habituales términos como singles, Tinder, Grindr, Meetic, speed dating, crush, stalker, swipear, match, ghosting, benching, catfishing… Como si de una secta se tratara con comportamientos comunes, lenguaje propio y emociones universales compartidas, todo se reduce a un mismo objetivo: encontrar el amor. El bueno, el único, el más importante… el definitivo.
¿Y si nos saltáramos varias pantallas del videojuego para llegar al nivel final? ¿Y si hubiera atajos, como en cierta cadena sueca de muebles, que ahorraran laberínticas relaciones de pareja intermedias? Ya no será necesario seguir buscando a la pareja definitiva ni tampoco cuestionarse si la actual es la adecuada. Porque la respuesta correcta estará en la tecnología. Pagando, por supuesto.
¿Qué ocurre cuando se prefiere a la pareja estable conocida antes que al alma gemela por conocer?
Las series Soulmates y The One se desarrollan desde un mismo punto de partida. Mediante una sencilla prueba médica, es posible encontrar a nuestra alma gemela, ese espíritu único que nos completará como personas y nos engrandecerá el corazón. En teoría, ése sería el fin del camino: se encontraron, fueron felices y comieron perdices. Una idea, por otro lado, ya adelantada por Black Mirror en su cuarto capítulo de la cuarta temporada, «Hang the DJ».
Pero es justamente todo lo contrario. ¿Qué ocurre cuando se prefiere a la pareja estable conocida antes que al alma gemela por conocer? Cuando tu alma gemela pone patas arriba tu vida -y no en el buen sentido-, cuando uno se plantea que a lo mejor la clave de la felicidad hubiera sido la ignorancia. Las tres series cruzan el umbral y exploran ese mundo de posibilidades tras la puerta que desenreda el hilo rojo del amor.
Soulmates se estrenó en otoño de 2020 en AMC, cocreada por William Bridges y Brett Goldstein, el primero de los cuales, precisamente, fue guionista de Black Mirror. No fue el responsable del guion de «Hang The DJ» pero, desde luego, fue capaz de ver todas las posibilidades que ese capítulo ofrecía para desarrollar. Así nacieron las seis historias independientes que conforman Soulmates, fragmentadas en seis capítulos, ambientados en una hipotética sociedad de aquí a unos 15 años.
Soul Connex es una empresa que, mediante un sencillo e indoloro análisis, es capaz de detectar en el ojo izquierdo de las personas «la partícula del alma», una concepción esotérica capaz de unir a dos personas cuando esas dos almas coinciden. Con condiciones: siempre que las dos personas se hayan hecho el test y siempre que ambas deseen conocerse. En el futuro de Soulmates las relaciones de pareja siguen siendo bidireccionales.
‘Soulmates’ plantea una sociedad en la que sólo hay una respuesta posible para la pregunta del amor
Aunque insinuado, más que declarado abiertamente, la propuesta de valor de Soul Connex se basa en un pragmatismo exacerbado. El objetivo no es espiritual por el bien de la humanidad, sino que pareciera que facilitando que las personas dejen de perder el tiempo buscando el amor y dándoselo ya todo hecho, luego pudieran dedicarse a problemas más importantes en la vida.
Soulmates plantea una sociedad en la que sólo hay una respuesta posible para la pregunta del amor. Cuanto antes se resuelva esa pregunta, la vida será más fácil para las personas: ya no será necesario conocer a más gente, ligar, preguntarse siempre si habrá alguien mejor ahí fuera, y tampoco habría motivo para la existencia de infidelidades porque cada uno ya estaría emparejado con su alma gemela. Entonces, las parejas se podrían dedicar a tener hijos, disfrutar de la relación, centrarse en su vida profesional… en millones de cosas que no tendrían que ver con la búsqueda del amor.
La hipótesis ficticia de Soul Connex es muy lícita y la serie Soulmates nació con la idea de hacer reflexionar y vaya si lo consigue. No es necesario el pase para hacerlo, porque ya desde el planteamiento inicial es imposible que no surjan determinadas dudas en la cabeza del espectador, precedidas por el encabezamiento «y si…». ¿Y si… algún test no funciona y te emparejan con quien no es y nunca lo llegas a saber? ¿Y si… tu alma gemela ya ha muerto? ¿Y si… tu alma gemela acaba de nacer y tú ya peinas canas? ¿Y si… no tienes ojo izquierdo por un accidente? ¿Ya no puedes tener alma gemela? ¿Y si… tu alma gemela es monja o cura? ¿Y si… no hablas el mismo idioma que tu compañero del alma? ¿Y si… eres homosexual y te emparejan con una mujer? ¿Y si…? ¿Y si…? Y si…
Las posibilidades a desarrollar son tantas y tan variadas que no se entiende el giro que toma la serie a partir del cuarto capítulo. El margen de maniobra para plantear historias era extensísimo y, aún así, los tres capítulos finales desvirtúan la idea. En ellos, lo que era el leitmotiv de la serie pasa a convertirse en una mera anécdota narrativa que actúa como desencadenante de otras tramas más llamativas pero que casi han perdido la razón de ser de la serie.
No era necesario, porque el potencial de Soulmates es enorme. Incluso el capítulo tercero, protagonizado por una fantástica Laia Costa, ya explora una situación que podía haberse planteado cuando se hubieran agotado otras vías narrativas. Soulmates funciona, pero se adelanta en quemar sus naves demasiado rápido.
Fun fact: Soul Connex tiene página web (propiedad de AMC). ¿Es estrategia de márketing? ¿Es sólo un juego? ¿Es la mejor forma de conseguir datos personales, con la excusa de una serie de ficción, para desarrollar tecnología similar en años futuros? Ahí lo dejamos…
‘Black Mirror’ sentó las bases del amor distópico
El capítulo «Hang the DJ«, de la cuarta temporada de Black Mirror, es el precursor de Soulmates y The One y, en ese punto, la serie ya lleva tres temporadas a sus espaldas. Eso se nota en la comodidad narrativa a la hora de mostrar una hipotética realidad futura. No es necesario definirla como distópica, en tanto que puede ser utópica para algunas personas. En esta propuesta de Black Mirror, la historia fluye de forma natural y, a pesar de su brevedad, ofrece más puntos de reflexión que las series de AMC y Netflix combinadas.
Exhibiendo una clara influencia de la película The Truman Show, la historia de «Hang the DJ» se basa en encontrar a la pareja ideal a partir de un sistema escalonado de relaciones de pareja. Cada pareja y tiempo vivido conjuntamente permite conocer mejor al usuario y acercarle más a su relación final. Y como ayudante, Coach, una especie de mini Alexa de bolsillo, que informa (si ambas personas lo desean) del tiempo de duración de esa relación. Una fecha de caducidad que puede oscilar entre pocos minutos, horas, meses o años. El conocer este dato ya depende de los participantes.
El tiempo que se debe permanecer con la pareja es obligatorio, aunque sea un infierno, porque la premisa es que toda experiencia positiva, negativa o neutra acerca más al objetivo final. Ahora, ¿realmente es una progresión ascendente hacia la pareja ideal? O quizás… y es un planteamiento extrapolable a nuestro mundo real, ¿el desgaste que ocasionan una ristra de parejas encadenadas provoca tal agotamiento mental y desilusión en la persona que la acaba conduciendo a la aceptación de cualquier relación final que se le proponga?
Especial mención merece la obligatoriedad de una firma de consentimiento, a través de la mini -repelente- Alexa, para tener relaciones sexuales, que deben aceptar ambos participantes en la relación antes de meterse en faena. ¡Ríete tú de las predicciones de Los Simpson! Este capítulo de Black Mirror se emitió por primera vez en diciembre del año 2017, sólo dos meses después de que empezara a viralizarse el movimiento #metoo. Quizás también se podía haber titulado «Perfect Timing».
‘The One’, tu media naranja en tu ADN
Año 2021, Netflix estrena en marzo la serie británica The One protagonizada principalmente por Hannah Ware, en el papel de Rebecca Webb, fundadora de una empresa que empareja a personas en base a una prueba de ADN extraído de un cabello. Con unas pincelada de thriller bastante flojo, alrededor de los secretos e historia de Rebecca Webb orbitan tres tramas secundarias en las que el emparejamiento por ADN es el detonante de las líneas argumentales.
El emparejamiento de personas en base a herramientas tecnológicas, sea ADN, partículas de alma o gustos, permite el desarrollo de tantas posibilidades que ni siquiera las básicas expuestas en The One coinciden con las de Soulmates, aún partiendo de la misma casilla de salida.
Aún así, The One aborda unas situaciones que generan unos inconvenientes e incongruencias que las otras series no tenían necesidad de desarrollar. Por ejemplo, la tecnología de emparejamiento por ADN plantea un abordaje más científico y riguroso que el espiritual propuesto por Soulmates, el cual permitía mayor laxitud en su interpretación.
Primer problema de The One: ¿y las personas calvas? Con la ciencia actual, el ADN también se puede conseguir con una muestra de saliva, pero esto no es algo a lo que se haga referencia. Lo omiten. ¿Conclusión? Las personas capilarmente deprimidas ya no pueden encontrar a su alma gemela. Segundo: en el año 2021 se conoce que el ADN cambia a lo largo de la vida de las personas. Una línea argumental que no sólo no se explora sino que ni siquiera se contempla en esta producción. Tercero: el optar por una idea basada en el ADN permitiría introducir la amenaza de la creación de una súper raza o etnia a medida, si estas herramientas cayeran en manos equivocadas. Otra posibilidad despreciada.
Es más, la serie The One tiene otros muchos errores de base: la combinación de varios géneros como thriller, drama, ciencia-ficción, comedia… sin destacar en ninguno de ellos; la historia de Rebeca Webb se dilata en exceso; las historias secundarias no tienen fuerza suficiente para mejorar la calidad del producto; y, por último, ¿dónde está la variedad de nacionalidades? No era necesario llegar al extremo de emular a Sense 8 pero un poco más de variedad étnica, corporal, de edad, y de nacionalidad en los personajes se hubiera agradecido teniendo en cuenta que es un empresa que opera a nivel mundial.