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«A veces, la muerte es un acto de bondad», dice Tommy Shelby para que alguien le explique a su hijo por qué ha matado a su caballo Peligro. En cinco temporadas, el líder de los Peaky Blinders se ha vuelto tan poderoso que tiene la capacidad de decidir quién merece vivir y quién no. Está convencido de que su actividad en el mundo es un acto de bondad y las muertes que deja tras de sí son daños colaterales de su gran y bondadoso plan. Y nosotros, el público, también lo creemos.
Decidir sobre la vida y la muerte es jugar a ser Dios. Llegados a este punto de la serie, hay que decir que la gente que ha aguantado hasta aquí es porque tenía fe en Tommy Shelby. Y es que es difícil seguir a los dioses sin tener fe, necesitamos confiar ciegamente y pensar que Tommy lo tiene todo planeado, aunque no lo acabemos de entender. Precisamente, es así como se organizan los Peaky Blinders.
Obedecer a ciegas deja ciego
Pero todavía vemos un poquito. Esto es algo que no sólo Tommy debería tener en mente para su negocio, también lo debería hacer su propio dios creador: Steven Knight. Jugando a engañar al público con falsas muertes, falsas traiciones y escondiendo parte del plan, la confianza del público en lo que se explica desaparece. Con estas normas es muy fácil amañar los guiones para que los Peaky Blinders se salgan con la suya y esto hace que ver la serie se convierta en algo similar a abrir un regalo sabiendo lo que hay dentro: quizás tienes la seguridad de que es algo que te gustará, pero seguro que no te va a sorprender.
Y no sólo la fe del público peligra, también la de la familia Shelby. Los caminos del señor, de Tommy, son cada vez más inescrutables y no todo el mundo tiene la paciencia de quedarse sentado -o de arriesgar su vida y la de sus familiares haciendo los trabajos sucios- a la espera de que al final todo cuadre, porque Tommy lo tenía todo pensado.
Esta quinta temporada resulta un poco decepcionante: las tramas no avanzan y no sabemos por qué Tommy necesita seguir ascendiendo
La familia está cansada de abrir siempre el mismo regalo, que según cómo vayan las cosas pueden ser muchos fajos de billetes o una granada que explote en su cara. No es de extrañar que Linda y Michael intenten resistirse y propongan nuevos modos de organizar la familia, todos ellos vistos como una gran traición por parte de Tommy.
De todas formas, ¿qué es lo que quiere Tommy exactamente, no basta con lo que tienen ya? Habría que aclararse con esto, porque parece que la intención de esta quinta temporada es sorprender con nuevos territorios inexplorados, como la política, el Parlamento Británico y la introspección de Tommy, pero el resultado es un poco decepcionante: las tramas no avanzan y no sabemos por qué ni para qué Tommy necesita seguir ascendiendo. Nos hemos cansado de obedecer a ciegas.
La crisis de Tommy Shelby
¿Qué pasa si el propio líder tiene sus problemas de fe? Como buena serie histórica de la BBC, el contexto de depresión económica (Crack del 29) y social (período de entreguerras y ascensión del fascismo) nos sitúa en un ambiente de desequilibrio generalizado. El jefe de los Peaky Blinders se mimetiza con su época y también se encuentra sumido en su propia crisis existencial. Ni él mismo tiene muy claro por qué y para qué necesita seguir ganando poder.
«Peligro, mi hermoso caballo. Demasiado salvaje para las carreras. Se resistía a las riendas y al látigo. Debió ser un caballo de guerra. Se cansó de pastar. No toleró la paz y la tranquilidad, se rindió… Y ahora es libre.»
Estas son las palabras que en el primer episodio Tommy pronuncia al enterrar su caballo que ha sacrificado, en un «acto de bondad». Que se las apunte quien tenga que hablar en el funeral del protagonista, porque le funcionarán igual de bien.
Tommy Shelby es como un caballo de guerra. Pastar le cansa y no puede tolerar la paz y la tranquilidad, por eso no parará hasta que encuentre algo o alguien que le pare los pies. La muerte para él también será un acto de bondad que lo hará libre y por eso no le tiene miedo y no lo puede parar nadie.
El líder de los Peaky Blinders se pasa la vida decidiendo quién tiene que morir y quién no, y en esta temporada se examina a él mismo bajo estos conceptos. Después de construir a Tommy como alguien tan imparable e inmortal temporada tras temporada, es interesante descubrir que probablemente el único capaz de decidir sobre la muerte de Tommy es el propio Tommy.
Las Peaky Blinders
Por último, me gustaría plantear una cuestión que considero que está estrechamente relacionada con el tema del poder tratado en la serie. Peaky Blinders es un drama histórico tratado con elementos modernos como la música y el tipo de filmación. Su labor explicando el pasado con estos recursos la hace más accesible, y de hecho, basta ver que hay gente moderna que quiere peinarse y vestirse cual Peaky Blinder, cuando nadie quiere vestirse como Cuéntame o Downton Abbey.
Lo mismo ocurre con los personajes femeninos, que en esta serie ocupan más sillas en la junta directiva que los hombres; o con los personajes negros, que también aparecen con papeles más o menos relevantes. Seguramente esto está relacionado con el compromiso de la cadena pública con la representación de la diversidad y con el hecho de que, actualmente, hacer series sin presencia femenina o multirracial podría considerarse un poquito nazi (aunque está lleno de series así). Sin embargo, estos personajes, en el contexto que se narra la historia, probablemente no existirían de verdad, o no con este peso. Entonces me pregunto: ¿es posible representar el pasado de manera actualizada?
Mi conclusión es que no. Es cierto que las mujeres que aparecen en la serie son personajes potentes, pero no son más que objetos que están para que los hombres trasciendan, especialmente Tommy, que tiene mujeres como quien posee casas y coches. De hecho, en las cuatro temporadas anteriores se presentaba el nuevo interés femenino de Tommy que le ayudaba a resolver el nuevo malo de la temporada y así marcar territorio y poder ante todos los otros.
Pero cuando estas mujeres intentan dejar de ser objetos y pasar a participar u opinar es cuando de pronto estorban. Y estorban literalmente, las tramas no avanzan porque Esme insiste en irse a vivir al campo con John y sus hijos, Lisa insiste en dejar la violencia e intenta hacerse respetar a través de su marido Arthur, Lizzie intenta que Tommy le haga formar parte de su vida (ya que tienen hijos en común y eso) y Gina prefiere mantenerse al margen y barrer hacia su terreno, antes de pasar a ser como el resto de las mujeres de los Shelby.
De hecho, es el embarazo lo que las marca. Una vez tienen hijos su lugar en la familia se consolida, pero su papel se convierte en el de proteger a su prole de la violencia, ya que al parecer sus maridos entienden el peligro, pero no les parece tan grave.
¿La conclusión es que si se hace una pieza histórica es mejor no añadir artificialmente figuras empoderadas actuales?
Por último, ¿qué diferencia hay entre Polly y Ada y el resto? En primer lugar, ellas ya son de la familia y no necesitan el nexo masculino para poder hablar en las juntas, y en segundo lugar, son mujeres solteras y por tanto, más sujetos de sus vidas que el resto. Este hecho, bastante improbable en aquella época, no impide que desempeñen su papel de madres cuidadoras como el resto. De hecho, no sólo hacen de madre de sus propios hijos, también de sus sobrinos/hermanos. Es interesante ver cómo evoluciona Polly en el momento que aparece su hijo de verdad, Michael, puesto que su corazón parece dividirse entre proteger a su hijo y proteger al resto de la familia.
La cuestión es que ellas cuidan y ellos hacen cosas. Ellos toman decisiones para hacer cosas que las ponen en peligro, pero cuando ellas opinan porque las afecta directamente, estorban y hay que quitárselas de en medio. Parece que las Peaky Blinders no tienen tanto poder como parecía…
¿Entonces la conclusión es que si se hace una pieza histórica es mejor no añadir artificialmente figuras empoderadas actuales? Tampoco. Peaky Blinders es una serie con un gran trabajo de contextualización detrás que va desde la escenografía y el vestuario a los conflictos y personajes reales como Winston Churchill o Oswald Mosley. ¿Por qué no hacer el mismo trabajo con el estado de las mujeres en esa época? Si la intención es presentar a mujeres empoderadas, sería interesante acudir a la historia del feminismo de ese tiempo y ver qué se cocía. Sería interesante presentar los problemas con los que lidiaban las mujeres de entonces desde el punto de vista de las reflexiones que se hacían al respecto, que son las que nos han llevado a la actualidad. De esta manera, la serie crearía unos referentes femeninos que, dentro de su contexto, lucharon por pensar y ser sujetos de sus vidas.
Virginia Woolf, que escribió Una Habitación Propia en el 1929 –el año de la quinta temporada-, en su posterior obra Tres Guineas invitaba a las mujeres a pensar por sí mismas qué significaba ser parte de un sistema dominado por valores masculinos en una época que dichos valores se desmoronaban:
«Debemos pensar. Pensar dentro de las oficinas, en los autobuses, de pie en medio de la multitud mirando las Coronaciones y los Espectáculos montados por el Alcalde de Londres; pensar mientras pasamos por el Cenotafio; cuando estamos en Whitehall; en la Galería de la Cámara de los Comunes; en los tribunales de justicia; permitámonos pensar durante los bautismos y los casamientos y los funerales. Nunca dejemos de pensar qué es esta civilización en la cual nos encontramos. ¿Qué significan estas ceremonias y por qué tenemos que participar en ellas? ¿Qué son estas profesiones y por qué deberían aportarnos dinero? ¿Adónde, en definitiva, nos está conduciendo la procesión de los hijos de los hombres educados?»
Las Peaky Blinders se merecen su contexto.