Luis Tosar: "No se puede notar que un personaje me está volviendo loco"
Entrevista con Luis Tosar ('Los favoritos de Midas')

«En familia no se puede notar que un personaje me está volviendo loco»

El actor gallego vuelve a la ficción seriada 20 años después con 'Los favoritos de Midas', un thriller conspiranoico que Mateo Gil firma para Netflix. Charlamos con él sobre los paralelismos entre la realidad y la trama, sobre su experiencia en Hollywood ¡y de Arturo Fernández!
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Luis Tosar protagoniza 'Los favoritos de Midas' para Netflix / Crédito: Manolo Pavón

«Estimado señor Genovés: le rogamos venda las acciones necesarias de su propiedad hasta poder entregarnos 50 millones de euros. De no ser así, una persona elegida al azar morirá. Nosotros no conocemos a esa persona. Usted, tampoco. Solo usted podrá salvarla. Afectuosamente, se despiden Los Favoritos de Midas». Una carta semi-anónima enciende la trama del recién estrenado thriller conspiranoico creado por Mateo Gil, que nos sitúa en un presente muy poco distópico en el que están a la orden del día los disturbios de una masa rebelada ante la injusticia y las tomaduras de pelo de los que mandan.

El protagonista de Los Favoritos de Midas y receptor de la nota es Víctor Genovés, exitoso hombre de negocios al frente de un imperio mediático. Una de las periodistas que tiene en nómina, incapaz de poner el freno cuando una historia jugosa le pasa por delante, y un jefe de policía obsesionado con resolver el caso comparten el peso de la trama con nuestro descolocado, y ambiguo, protagonista, superado por los conflictos éticos y morales que conlleva la capacidad de decisión sobre las vidas, y muertes, ajenas.

«La serie plantea un hilo de sospecha permanente de que quienes manejan los hilos son unos seres oscuros que quizás no sean tan desconocidos como pudiéramos pensar… Esas son ideas que me fascinan en la ficción, siempre que hay pelis o series que hablan de estas cosas captan mi interés», explica Luis Tosar (Lugo, 1971), intérprete de largo y reconocido recorrido, con tres Goya en el bolsillo (por Los lunes al Sol, Te doy mis ojos y Celda 211) y trabajos tan aplaudidos como El desconocido o Quien a hierro mata.

Hace más de 20 años coprotagonizó una serie para la televisión gallega, Mareas vivas, y tras aquella experiencia, salvo colaboraciones puntuales (ojo a sus dos tronchantes cameos en Mira lo que has hecho y en la adaptación de Mammón para Escenario 0), no había vuelto a pisar un rodaje televisivo. «Los tiempos han cambiado, los formatos son muy diferentes», explica el actor. «Y esta no deja de ser una serie corta, de solo seis episodios, con un arco narrativo cerrado que se desarrolla de principio a fin, y con un planteamiento mucho más cercano a una película que a un concepto clásico de serie con vete a saber cuántas temporadas y episodios. Con una serie tradicional siempre tenías esa incógnita de cuánto podía durar. Aceptar protagonizar Los favoritos de Midas no fue una decisión que me costara tomar».

Más allá del formato, ¿qué motivos te hicieron aceptar la propuesta?

Pues unos cuantos. Probablemente el primero era Mateo, al que le tenía muchas ganas, sobre todo después de ver Blackthorn (2011), una película que me fascinó, con Sam Shepard, qué maravilla. Me jodía que ya hubiera hecho una peli así, mi gran sueño es hacer algún día un western y no iba a convencerle de hacer otro (risas). Después, una trama conspiranoica que habla de las ansias de poder, del precio de la ambición, de males que nos afectan permanentemente.

También me gustaba ese personaje y el arco salvaje, muy rotundo, que describe a lo largo de la historia: hablamos de un tipo que viaja de un punto a exactamente el contrario… o quizás no tan al contrario de lo que pueda parecer, porque esa era una de las grandes discusiones que teníamos con Mateo durante la preparación del proyecto: si este tío ya era más como se muestra al final de lo que parece al principio. Estos personajes son menos obvios, más complejos de abordar, y mucho más divertidos.

Hablabas de esas élites escondidas que manejan los hilos…

Sí, tengo claro que el mundo se mueve por unas razones que desconocemos, y que muchas de las decisiones que toman los políticos seguramente vienen generadas por algún interés particular de algún grupo de poder. Y a veces es muy desesperante para el ciudadano normal, que se da cuenta de eso y que no puede hacer absolutamente nada para evitarlo.

Nos consolamos mucho con la idea de que podamos votar a políticos, aunque de una forma íntima sepamos que la cosa no funciona así. Pero también íntimamente mantenemos la esperanza de que algún día podamos cambiar ese orden de las cosas. Y creo que, también íntimamente, ellos saben que eso no va a ocurrir (risas). Todo va según la agenda prevista. Cómo jode dar el brazo a torcer y no poder hacer nada por cambiar el estado de las cosas… Lo hablaba con Mateo Gil, pero él cree que el apocalipsis está a la vuelta de la esquina.

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El regreso de Willy Toledo a la pantalla ha sido uno de los acontecimientos del año televisivo / Netflix

En la trama de ‘Los favoritos de Midas’ se reflejan una serie de movimientos sociales que derivan en disturbios, algo que llevamos viendo bastante a menudo en los últimos tiempos.

Sí, es verdad, a veces las ficciones son proféticas. En la serie hay imágenes que resultarán familiares a los espectadores, les sonará a una actualidad lamentablemente rabiosa, la realidad siempre nos acaba adelantando por la derecha. Creo que lo veíamos venir, cuando rodábamos Los favoritos de Midas se estaban viviendo revueltas sociales en Chile, en Perú, en Bolivia… había muchos ecos de lo que nosotros rodábamos que estaban ocurriendo en realidad.

Una de las cosas que me gustan mucho de la serie es la recuperación de Willy Toledo, de la que se ha hablado mucho. Pero también la de Carmelo Gómez, que llevaba bastante tiempo dedicado al teatro, y que tiene una escena fabulosa en la que él podría suscribir, posiblemente, todo lo que dice su personaje.

«Willy (Toledo)… han sido muchos años de mucho veto, y que tenga una vuelta tan cojonuda es estupendo: espero que le sigan dando trabajo, en caso contrario seríamos muy idiotas en este país»

La verdad es que no he hablado de esto con Mateo, pero viendo a Carmelo en la serie creo que claramente se le hace un guiño a eso de desaparecer de la escena, o de dar un paso a un lado, o de hacer otra cosa. Me parece que sí. En todo caso ha sido estupendo contar con los dos, me parecen dos grandes de la interpretación de este país. Y Willy… han sido muchos años de no poder trabajar, de mucho veto, de ir tirando con algún proyecto fuera de España y sobre todo gracias al teatro, pero lo ha pasado mal, ha sido una situación que ha durado demasiado tiempo. Y que tenga una vuelta tan cojonuda es estupendo: espero que le sigan dando trabajo, en caso contrario seríamos muy idiotas en este país. O estaríamos haciendo un retrato muy fiel de lo que somos.

Eres uno de esos actores que puede elegir. Como Antonio de la Torre, Javier Cámara, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández… los que siempre estáis nominados a todo y os lleváis todos los Goyas. ¿Cómo se gestiona ese estatus, cómo te cambia?

Hacemos muchas bromas entre nosotros con eso de los premios, a veces clama al cielo (risas). Cambiar no sé si te cambia, supongo que tiene mucho que ver con las circunstancias personales. Hace cinco años, yo podía elegir pero desde una perspectiva completamente diferente a la de ahora. Ahora soy padre, tengo una familia, y las decisiones están condicionadas por eso. Antes había proyectos que me parecían salvajes, heavies, de contenido arriesgado, y los hacía sin problema porque sabía que podía exponerme a ello con total libertad.

Hoy en día ya entra en juego si determinadas elecciones profesionales pueden convivir con tener pareja e hijos: la dedicación ya no puede ser la misma, y en la convivencia con la familia no se puede notar que un personaje me está avinagrando, o me está volviendo loco. Empiezo a valorar todas esas cosas. Y la capacidad, o mejor la oportunidad de elección pasa por ciertos condicionantes importantes que antes no existían.

Entonces, ¿eres de los que se llevaba el personaje a casa?

Siempre había pensado que no, tenía un discurso a favor del oficio y de la profesión, y no de la obsesión. Lo que pasa es que ahora, como tengo familia, tengo un reflejo directo de lo que me ocurre cuando estoy trabajando. Y antes había cosas de las que yo no me daba cuenta y resulta que sí ocurren. Mi mujer, que es actriz, a veces me avisa: ¡cuidado! (risas) Y a veces es inevitable llevarse a casa ciertas energías que se dan en los rodajes, después de estar 12 horas ahí metido. Es verdad que los niños lo notan mucho, y tú también porque hacen de espejo, y ves que hay un cierto desajuste, pero que tienes que esforzarte en controlar.

Hay personajes que determinan mucho ciertas energías, actitudes, tics que desarrollas porque estás trabajando con ellos muchas horas, y es inevitable que en algunos momentos se conviertan en parte de tu quehacer diario. Antes no me daba tanta cuenta, aunque hubiera convivido con alguien que también se dedicaba a la interpretación, pero supongo que estábamos en las mismas. Ahora he terminado de rodar una película con Daniel Guzmán y nos hemos pasado dos meses malhablando: yo había hecho un esfuerzo titánico durante mucho tiempo para sacarme tacos de encima y que mis hijos no me escucharan diciéndolos. Y ahora era volver a casa y no parar de decir palabrotas (risas).

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Luis Tosar y Mateo Gil en el rodaje de ‘Los favoritos de Midas’ / Netflix

Probablemente tus personajes más recordados son malvados, oscuros…

Yo creo que es porque los escriben mejor. Tengo la sensación de que a los guionistas les salen más redondos los personajes malvados, siempre se recrean más en darles forma, tienen más enjundia, más contradicciones, más matices. No sé por qué será, pero pasa casi siempre, supongo que les tienen más cariño. Los buenos, si no son conflictuados, suelen ser más aburridos, es difícil sacarlos del tópico.

Hay uno de tus malos que llevo en el corazón porque comparto apellido con él. El Montoya de ‘Corrupción en Miami’. Para ti también sería especial asomar la cabeza en Hollywood y trabajar con Michael Mann…

(risas) Sí, fue una experiencia extraña, porque hacía un personaje muy pequeño pero con cierta relevancia en una peli muy grande. Es curioso que sea uno de mis trabajos más recordados con tan pocos minutos de aparición en pantalla, supongo que por la duda de qué hacía un tipo como yo en una película como esa, que ya era raro de por sí. Y bueno, era un personaje que tenía su coña, hablaba poco pero despertaba cierta simpatía (risas).

Tuviste ofertas para estar en ‘Prison Break’ y en… ¡’Juego de Tronos’!

«Lo de ‘Juego de Tronos’ podría haber sido interesante, pero no he visto ni un solo capítulo, y me parecía poco coherente participar en una serie que a me interesaba poco»

Sí… bueno, lo de Prison Break… yo venía de hacer Corrupción en Miami y me ofrecían un papel de narcotraficante panameño, y no me apetecía absolutamente nada hacer otra vez lo mismo. Lo de Juego de Tronos podría haber sido interesante, pero yo no estaba demasiado conectado con ese mundo, de hecho no he visto ni un solo capítulo, y me parecía muy poco coherente participar en una serie que ya estaba funcionando y que a mí me interesaba más bien poco.

No te veo demasiado seriéfilo…

No lo soy. Más bien soy de los de antes, de los que ponen la tele y ven lo que echen. No soy buen público de series, me cuesta mucho ir a buscar una desde el principio y acabo viéndolas deslavazadas, episodios sueltos… Dejo que la tele me sorprenda (risas).

Cuando se habla de Luis Tosar siempre aparecen films como ‘Celda 211’, ‘Te doy mis ojos’, ‘Los lunes al Sol’… pero hablemos del verdadero punto de inflexión en tu carrera: ¡tu breve paso por ‘La Casa de los Líos’!

(risas) Creo recordar que hice dos episodios. Arturo Fernández, eso era otro nivel, yo estaba fascinado con su figura, era la primera vez que estaba con alguien tan emblemático. No sé si crecí mucho en ese trabajo, porque el hombre no me daba muchas chances (risas). Yo no había visto nunca a nadie que no dejara que le tocaran el pelo (risas). Era muy gracioso, la verdad, y seguía siendo un galán.

Y sí, me llamó chatín, claro, de hecho se lo llamaba a todo el mundo (risas). Y gallego, también me llamaba gallego permanentemente, supongo que porque él era asturiano y le hacía gracia el asunto.

Hace unos meses se estrenaba la serie ‘Relatos con-fin-a-dos’, ahora llega ‘Los favoritos de Midas’. Pronto se estrenará ‘Hasta el Cielo’, de Daniel Calparsoro. Y acabas de rodar la nueva peli de Daniel Guzmán. ¡No paras ni con pandemia!

Está bien que me preguntes eso (risas). Porque muchas veces la cantidad es un concepto muy relativo, y todo eso no se traduce necesariamente en mucho tiempo de mi vida. Echo cuentas y he estado muchísimo en casa. Obviamente durante los meses de confinamiento también, aunque cuando hubo atisbos de aburrimiento surgió la opción de hacer uno de los Relatos con-fin-a-dos, y era una oportunidad estupenda para mi mujer y para mí de hacerlo juntos.

Trabajamos además con Juan Diego Botto, y fue divertido, muy loco, rodar en esas condiciones, que me recordaban a los cortometrajes que hacíamos de jovencito, pero sin dejar de convivir con la familia. Insisto que el estar metido en muchas cosas no siempre se traduce en términos de tiempo, pero ¡es que a mí me gusta mucho trabajar!

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