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Sábado por la mañana. Ese levantarse de la cama en secreto, de puntillas, sin que se despierten tus padres. ¿Para qué? Para ver todas las series de dibujos, claro, las que echan a primera hora. Es ese intervalo que en Estados Unidos se llama Saturday-morning cartoons. Yo personalmente sigo haciéndolo, es un ritual que perdura, lo único que ahora intento no despertar al gato y además dispongo de internet por si no llego a despertarme –cosas de la edad–.
«Las series de dibujos animados made-in-USA de las networks infantiles de hoy molan tanto o más que las obras maestras de los 90, los 80 y más allá»
Y sigo haciéndolo porque todavía sigo emocionado ante la trayectoria del dibujo animado: no solo he crecido como espectador de animación, también las series de dibujos han ido evolucionando, madurando y sofisticándose desde los tiempos de mi infancia, que son los añorados años 90. Pero ojo, yo reniego de la nostalgia y otras distorsiones nocillescas de la memoria y os invito a hacer lo mismo. Quizá no os habéis dado cuenta, pero estamos viviendo una grandísima era en lo que se refiere a dibujos animados made-in-USA, y las series de las networks infantiles de hoy molan tanto o más que las obras maestras de los 90, los 80 y más allá. Esa es la clave: cada generación de chavalillos puede y debe disfrutar de las obras de arte animadas que les ha ofrecido su propio tiempo, pero con una mirada lo suficientemente panorámica como para mirar al pasado y reivindicar el legado de las generaciones pretéritas.
De hecho, la historia de la animación infantil estadounidense es una historia de guerras cíclicas de networks, de constelaciones creativas y autores geniales con ganas de experimentar y hacernos estallar la cabeza. Por sensibilidades generacionales, os propongo un breve recorrido en zigzag de un tiempo a esta parte. Empieza en 1985 con el desembarco en Nickelodeon de un productor y media entrepeneur que indudablemente forjó nuestra era de locura animada hasta el día de hoy, el día de la «Eclosión on the Internetz». Es este señor.

Fred Seibert es quizás la persona más influyente de los cartoons de los últimos 30 años, pues su paso por la citada Nickelodeon, MTV –siendo un miembro clave de su imagen de marca en los 80– y Hanna-Barbera reconvertida en Cartoon Network ha dejado una huella imborrable. Él fue quien ideó y propulsó el sistema de incubadora para animadores, en el que creadores de todo el mundo –sin experiencia pero rebosantes de talento– recién salidos de escuelas de arte y animación tuvieron la oportunidad de pitchear su proyecto para la producción de un piloto.
«Fred Seibert forjó nuestra era de locura animada hasta el día de hoy»
La primera entrega fue su What a Cartoon!, del que salieron seriazas como El laboratorio de Dexter (del maestro Genndy Tartakovsky), Vaca y Pollo (de David Feiss), Johnny Bravo (de Van Partible), Agallas el perro cobarde (del locuelo John R. Dilworth) y Las Supernenas (¿en serio no conocéis a Craig McCracken?) y cuyos creadores formaron una família artística repleta de amor, trabajo en equipo y lágrimas de emoción.
Nickelodeon acogió los dos siguientes Oh Yeah! Cartoons –donde nació Los Padrinos Mágicos– y Random! Cartoons –con los pilotos de Hora de Aventuras y Bravest Warriors del genio Pendleton Ward– hasta que Cartoon Newtork volvió a la carga con The Cartoonstitute y la génesis de la brillante Regular Show (del jovencísimo J.Q. Quintel) y Uncle Grandpa (del demente Pete Browngardt). Seibert dirigió este arsenal de incubadoras desde su Frederator Studios –con una brillante trayectoria y un robotito rojo con gafas de lo más RAD como emblema– y finalmente puso en marcha su quinta incubadora, esta vez vinculada a lo online: Too Cool Cartoons y su exitoso canal de YouTube Cartoon Hangover. Pero me estoy avanzando a los acontecimientos.
¿Qué sucedió durante esta guerra de networks con Fred Seibert como agente doble (o triple)? ¿Qué seriazas de los años 00 tendría que recordar después de unos 90 fulgurantes? ¿Qué demonios se está cociendo en YouTube ahora mismo? ¿Y dónde metemos a Disney Channel en todo esto? Todo a su debido tiempo: estas preguntas tendrán su respuesta en las próximas entregas semanales de esta crónica anti-nostalgia. Y ya tenéis deberes: ved animación en la tele. Luego hablamos.