5 razones para no perderse 'The Undoing'
¿Quién mató a Elena Alves?

5 razones para no perderse ‘The Undoing’

La experimentada directora Susanne Bier adapta el best-seller de Jean Hanff Korelitz para HBO y tiene una de sus razones de ser en la interpretación de Nicole Kidman.
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Hugh Grant y Nicole Kidman protagonizan 'The Undoing', de David E. Kelley / HBO España

Es uno de los éxitos del catálogo de HBO: la nueva serie fruto de la asociación entre Nicole Kidman y David E. Kelley tras Big Little Lies navega con habilidad, y mucha clase, por las sendas del clásico whodunit. ¿Quién mató a Elena Alves? Os damos cinco motivos para engancharos, si aún no lo habéis hecho, al misterio que propone The Undoing (Disponible en HBO España).

1) Por los giros de guion y los cliffhangers, la cocaína de los serieadictos.

No nos engañemos, hay series que encuentran su razón de ser en el juego que proponen al espectador: sorprenderle, dejarle boquiabierto, explotarle la cabeza, a veces con desacomplejados y muy divertidos giros de guion que son triples saltos mortales con venda en los ojos y cadenas en los tobillos. Ese es uno de los grandes objetivos del whodunit de toda la vida.

Desde que Agatha Christie y sus hijos Hercule Poirot y la señora Marple (o primos lejanos como Colombo y Jessica Fletcher) resolvían casos criminales con envidiable y juguetona sagacidad, el género ha crecido y se ha sofisticado. No hace tanto, HBO estrenaba la más redonda y profunda pero igualmente adictiva The Night Of, con la que The Undoing podría encontrar cierto parentesco en el tono y en el uso de las calles y la noche neoyorquina como escenario para el crimen (im)perfecto.

A lo largo de sus seis episodios -qué maravilla consumirlos de una sentada- la trama mezcla el asesinato misterioso y salvaje con el terror doméstico (¿con quién coño llevo años compartiendo vida y cama?, parece preguntarse la protagonista). Y añade un guiño intelectual a El adversario, la magnífica novela de Emmanuel Carrère, para deslizarse con solvencia y envenenarnos hasta llegar a esa La verdad sangrienta del episodio final, que promete dejarnos indecorosamente ojipláticos.

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2) Por las tres mujeres tras el proyecto.

Una novelista, una cineasta y una estrella de Hollywood. Tres mujeres detrás del éxito de The Undoing. La serie parte de un best-seller de Jean Hanff Korelitz, disfruta de la puesta en escena de la experimentada Susanne Bier, y tiene una de sus razones de ser en la interpretación de Nicole Kidman. Traducido a una veintena de idiomas, Tú ya lo sabías (editada en España por Umbriel) es una novela que engancha sin remisión, y sirve de base para una adaptación que se ha tomado ciertas libertades en términos de fidelidad.

Si ‘The Undoing’ encuentra una razón de ser, tiene mucho que ver con Nicole Kidman, productora ejecutiva y protagonista absoluta del relato

Detrás de esos cambios está David E. Kelley, pero también la cineasta danesa Susanne Bier, que apostó por potenciar los elementos de thriller y suspense, supeditando sin abandonarlo el retrato familiar. Igualmente, Bier pone el foco en la complejidad emocional de los personajes, en su ambigüedad, algo que es moneda común en su filmografía: desde sus flirteos con el Dogma 95 en Te quiero para siempre (2002) a títulos como Hermanos (2004), Después de la boda (2006) o En un mundo mejor (2010).

Y si The Undoing encuentra una razón de ser, tiene mucho que ver la presencia en el proyecto de Nicole Kidman, productora ejecutiva y protagonista absoluta del relato. Es su mirada la que vehicula la trama: y ella parece comodísima dando vida a Grace, la madre dedicada y esposa engañada que ve cómo su aparentemente perfecto universo se cae en pedazos cuando su marido es acusado del asesinato de la amante cuya existencia desconocía. El talento de Kidman se multiplica, además, en los títulos de crédito: su voz interpreta la versión del clásico Dream a Little Dream of Me, canción que suena en la apertura de cada episodio.

3) Por Hugh Grant… y por Donald Sutherland.

Atenta la compañía. Partamos de la base que en su faceta de galán romántico, la que le convirtió en estrella, ya asomaban sus múltiples recursos interpretativos, acompañados, eso sí, de toneladas de ese intangible llamado carisma. Pero es cierto que, tras sus últimos trabajos, la unanimidad es ya absoluta, y los amargados que le odiaron en Cuatro bodas y un funeral o en Notting Hill (o bailando en las escaleras del interior del 10 de Downing Street en Love Actually) han dado su brazo a torcer: Hugh Grant es buenísimo.

Le aplaudimos con las orejas en A Very English Scandal (maravillosa miniserie firmada por Stephen Frears), en Paddington 2, en Florence Foster Jenkins, y en The Gentlemen: Los señores de la mafia. El despliegue interpretativo de Grant continúa como el tan adorable como oscuro oncólogo que salva vidas y engaña a su mujer, y que muy bien podría haber asesinado salvajemente a su amante, en The Undoing. La calculada ambigüedad de su personaje se convierte en una juguetona carta con la que el actor inglés parece disfrutar tanto como el atribulado espectador.

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Donald Sutherland es Franklin Reinhardt en ‘The Undoing’ / HBO España

Y si Grant luce, no lo hace menos el enorme Donald Sutherland, uno de esos actores que lograrían una atención absoluta a su alrededor incluso en una lectura pública de las páginas amarillas. Sutherland es un grande, un gigante, y a sus 85 años acumula tanta experiencia (estudiar su filmografía resulta mareante: Doce del Patíbulo, Los violentos de Kelly, M.A.S.H., Klute, Amenaza en la sombra, Novecento, Casanova, Desmadre a la americana, La invasión de los ultracuerpos, Gente corriente, El ojo de la aguja… ¿continuamos?) que cada uno de sus trabajos parece mejor que el anterior: hiperactivo y aparentemente rebosante de energía pese a su edad, el actor canadiense encarna al multimillonario padre de la protagonista, el peor suegro que un yerno podría desear, un tipo que, en una relevante escena en el despacho del director de la escuela de su nieto, nadie quisiera como enemigo. Grant y Sutherland, genios absolutos.

4) Por el oficio de un histórico: David E. Kelley.

En septiembre de 1999 subió dos veces al escenario para recoger el Emmy al Mejor Drama y el de Mejor Comedia. Una hazaña sin precedentes por la que David E. Kelley ya pasará a la historia de la ficción televisiva. El Abogado y Ally McBeal, series que además vivieron sus propios y divertidísimos crossovers, fueron hitos en la carrera de un guionista y productor que muchos identificaban por razones ajenas a su trabajo: desde 1993 y hasta hoy es el envidiado marido de Michelle Pfeiffer.

En el currículum de David E. Kelley brillan ‘Ally McBeal’, ‘Boston Legal’, ‘Goliath’, ‘Mr. Mercedes’ y ‘Big Little Lies’… él fue, probablemente, el primer showrunner mediático

Pero el carrerón de Kelley es incuestionable: abogado reconvertido en escritor, comenzó en la televisión a mediados de la década de 1980, al lado del maestro Steven Bochco, en La ley de Los Ángeles. Diez años más tarde ya había triunfado en los Emmy con la inclasificable Picket Fences. Con una hiperactividad insólita, y con una desacomplejada, y a veces excéntrica, capacidad de innovación en la narración (¿os acordáis del bebé bailarín y de la animación aplicada a las cachondas tramas de Ally McBeal?), Kelley fue, probablemente, el primer showrunner mediático.

En su currículum brillan también Boston Legal, The Crazy Ones (un fracaso, recuperable por ser uno de los últimos trabajos de Robin Williams), Goliath, Mr. Mercedes, y, por supuesto, Big Little Lies, con la que continuó su idilio con los Emmy. El equipo creativo ganador que formó con Nicole Kidman se repite ahora en The Undoing. Kelley sigue siendo un escritor de referencia.

Hugh Grant es Jonathan Fraser en ‘The Undoing’ / HBO España

5) Por sus apuntes de crítica social.

Hay una secuencia, en el primer episodio de The Undoing, que conecta de algún modo con Big Little Lies: un grupo de madres adineradas de Manhattan organizan una recogida de fondos para su carísima escuela privada que, eso sí, da cabida a algunos alumnos de clase baja. Unas becas concedidas con el mismo aire de superioridad que ese grupo de mujeres observa a la recién llegada, madre de un alumno subvencionado y de una pequeña a la que lleva en brazos. El humillante momento da un vuelco cuando le da de mamar a su bebé, entre miradas de desaprobación y, casi, de asco.

Esa escena, inmisericordemente satírica con el pijerío neoyorquino, hermana a la serie con el parecido retrato que hacía Big Little Lies, cambiando California por la costa Este. No es casual, porque una de las claves de The Undoing está en el choque social entre los ricachones protagonistas de la serie y la humilde víctima del asesinato que mueve la trama. Es ese conflicto de clases, que salpica varios momentos de la narración, uno de los elementos más interesantes de la función, más allá de descubrir las pistas que nos pueden ayudar a resolver la pregunta del millón: ¿quién mató a Elena Alves?

 

  • ATENCIÓN: este es un contenido esponsorizado, pero si la serie no nos gustara, jamás os la recomendaríamos. ¡Sólo buena mierda!

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