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«Antes sí que teníamos más cuidado con lo que decíamos, por si nos penalizaba en futuros castings, pero ahora ya nos da igual». Hablar con Marina Congost y Mónica Barrio es terapéutico. No les importan los códigos del medio, las tendencias, Netflix y, por supuesto, lo políticamente correcto. Ellas han venido a hacer la serie que han querido, y la han hecho con el coño y el estómago.
Esta bofetada se llama X, la sèrie, proyecto que ganó una de las cinco becas de «la crida 33» de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) de entre los más de 150 que se presentaron en 2020. La serie fue emitida en el Canal 33 y la tenéis disponible en TV3 a la carta. Si aún no la habéis visto, hacedlo. En Serielizados la respuesta fue unánime: «Nunca he visto nada parecido».
Me reúno con estas dos creadoras y hace solo una semana que me tragué de golpe sus nueve capítulos. Tengo un montón de preguntas que hacerles. Empezamos a hablar y enseguida nos abalanzamos. Yo pregunto algo. Ellas lo cuestionan todo. Me callo. Discuten. Se dan pie y se interrumpen. Tienen ganas de quemarlo todo (en nombre del amor).
- Las respuestas de Marina y Mònica han sido unificadas ya que surgen de un diálogo constante entre ellas.
Imagina que no he visto nada de la serie… ¿Cómo la definís?
Un collage audiovisual que trabaja en los límites artísticos de la televisión para poner en duda el patriarcado. Porque estamos hartas, no podemos más. Es un grito. ¡Basta! Estamos oprimidas a todos los niveles. Y también es una pieza de un engranaje, queremos crear una red para que otras personas se animen a hacer cosas como ésta.
«Limites artísticos de la televisión»
En la tele hay más miedo porque sabes que lo que grabes quedará para siempre disponible en algún rincón de Internet. Te autocensuras, incluso. Nosotros venimos del teatro, y allí estás protegida por su naturaleza efímera. Cuando termina la obra, desaparece. Eso hace que en un escenario veas propuestas mucho más valientes que en la tele. Y queremos romper con eso.
¿Cómo surgió la idea de llevar esta propuesta tan lejos?
Fue una necesidad. Una necesidad a partir del dolor. Un dolor de estómago y de ovarios. Pensamos que esto nos dolía demasiado y teníamos que sacarlo afuera y señalarlo.
Desde el principio visualizamos las ideas en pantalla, como un collage. Queríamos alejarnos de la ficción aristotélica. Y como no teníamos dinero para rodar lo hicimos a base de imágenes de archivo y filmaciones con el móvil. Queríamos libertad absoluta… de pronto integrar la imagen de una vaca, de un coño, de nosotras hablando, barbies, poesía…
No queríamos ser complacientes, no queríamos un feminismo de golpecitos en la espalda, sino provocar al espectador.
¿Teméis que se acerquen solo las personas predispuestas a conectar con vuestro mensaje? ¿Cómo podríamos meter ‘¿X, la sèrie’ en las casas donde es más necesaria?
Para nosotras era muy importante emitir la serie en un medio donde pudiéramos conquistar ese público más mayoritario, que de otro modo no se interesaría por nosotras. Por eso picamos piedra para ir a TV3, porque hasta que el señor de 60 años no encienda la tele y se lo encuentre, no lo irá a buscar. De ahí el humor también. Pensamos que si lográbamos hacer reír podríamos enganchar a ese público con ello.
Pero sufrís cosas reales. Hay momentos de drama puro.
«Entender la opresión del hombre sobre la mujer, me ayuda a entender la del rico sobre el pobre y la del humano sobre el animal»
Si ríes, ríes. Y si lloras, lloras. Igual que en la vida, pasamos de una cosa a otra. Fue complicado armar una dinámica femenina auténtica, porque los mecanismos de la narrativa están muy masculinizados. Sin ir más lejos, en las reuniones en TV3 éramos nosotras y cuatro hombres. Pensábamos -«ay»- quizá si hubiera una mujer se sentiría más identificada.
¿Y sentís que habéis dejado de apretar en algunas cosas? ¿Hay alguna escena que preferisteis no incluir?
¡Claro! Hay una cosa que al final descartamos. «Nico» (Nicolás Carbajal) se vestía de Papa y bendecía a sus feligreses con ETS. El sketch se llamaba «Papanicolau«, que es el nombre de la prueba para detectar el papiloma humano en mujeres.
Y me llegó que otra escena fue eliminada, pero esta vez por censura externa… La de ‘Las Tres Bessones’ (‘Las Tres Mellizas’ en castellano).
Era sencillamente un sketch donde «Les tres Bexones» (en catalán «xona» és «coño») cuestionaban que el sexo y el género fuesen de la mano. Hay niñas con pene, niños con vulva, hay gente intersexual… Y entonces aparecía la bruja TERF (acrónimo del término en inglés «trans-exclusionary radical feminist») que las enviaba a la mierda.
Pero nunca supimos realmente qué pasó. Por lo visto la creadora de la serie siempre quiso alejar Les Tres Bessones de cualquier contenido sexual.
¿Creéis que el feminismo se ha politizado en exceso? Que se ha atomizado y se debilitado.
Es complicado. Hay una generación, que podría ser la de nuestras madres, que han dado por buenas cosas que no lo son. Que las han asumido como verdades y como realidad. Lo ves en pequeños detalles, como los hábitos que tienen en casa. Y esta serie también es un espejo para que estas mujeres se miren y se pregunten: «¿Esto es lo que quieres para ti?». Y tendrán que valorar si les gusta o no este autocuestionamiento.
Creo que es un tema que va por capas de profundidad. Cualquiera puede decir que es feminista porque entiende que las mujeres también deben estar en puestos de poder, por poner un ejemplo. Pero luego esa persona compra en Inditex, una empresa cuyas fábricas textiles las llevan mujeres precarizadas. Eso es una contradicción. Al final, todos somos una gran contradicción. Pero me cuesta pensar que una persona conservadora en última instancia pueda ser feminista.
Aun así, tenemos que incluir a esas personas en el movimiento. Porque no hay un feminismo, hay feminismos. Se han de escuchar todos los puntos de vista. Pero hay que entender también que el feminismo tiene sus límites. Porque no puedes ser feminista solo por las mujeres de tu clase social. Hay que serlo por todas las mujeres. ¿Tan difícil es mirar al otro/a como un igual? Y entender esta opresión del hombre sobre la mujer, a mí me ayuda a entender la del rico sobre el pobre y la del humano sobre el animal. El feminismo va de eso también. De abolir la alteridad.
Referentes vuestros para parir ‘X, la sèrie’…
Fleabag, I may destroy you, Man Seeking Woman…
Pero nuestra máxima referencia es Random Acces of Flyness en HBO. Es lo mejor que se ha hecho nunca… Muchos de los recursos de X están inspirados en esta serie. Tiene ese toque experimental, formato collage, tan libre, pero enfocado más al racismo en EEUU.