'Les Revenants': Volver sin la frente marchita
"Les Revenants"

Volver sin la frente marchita

Análisis de una de las mejores series francesas de los últimos años

Hasta hace pocos años la idea que muchos espectadores tenían de las series europeas, reforzada por las parrillas de nuestras televisiones, se agotaba en fórmulas caducadas antes de nacer, como la del perro policía Rex (con la aparición en uno de sus capítulos del austríaco Christoph Waltz, que probablemente borraría esa línea de su currículum de buena gana). Ahora que parece que todo el monte es orégano en el paraíso seriéfilo, en muchos países de nuestro continente se facturan series de una calidad indudable. Como si el auge de la novela negra nórdica se hubiera extendido a otros ámbitos, el foco de interés de los aficionados a las series europeas parece estar puesto especialmente en las producciones suecas y danesas, obras como Bron/Broen o Forbrydelsen. Aún así, si existiera una Eurocopa de las series, Francia también tendría muchas opciones para llegar a la final (y no, no me refiero a Julie Lescaut, que sería como Rex, pero sin animales domésticos).

Bien pudiéramos hablar de Engrenages, un extenso retrato del sistema judicial francés que ha sido emitido en más de 70 países, o de Braquo, considerada por algunos el The Wire francés… Pero nos inclinamos por otra serie de la que, presuntamente y desde hace años, se está preparando un remake a la americana. Cómo no se cansan de recomendar aquellos que vieron el House of Cards británico, conviene descubrir primero el original. Sobre todo cuando el original es tan bueno como el que nos ocupa.

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Les Revenants es una serie creada por Fabrice Goubert en 2012 que toma como punto de partida un largometraje francés homónimo del año 2004, aunque su título castellano fuera algo más explícito: La resurrección de los muertos. De momento tiene una única temporada de ocho capítulos, a la espera de una segunda largamente anunciada y postergada, que según las últimas noticias podría rodarse en la segunda mitad de este año y se estrenaría en 2015.

Lo único que tienen en común film y serie es una premisa de las que despiertan inmediatamente la curiosidad: en un pueblo de montaña (el rodaje fue en Annecy y alrededores) reaparecen algunos de sus vecinos muertos tiempo atrás. Unos fallecieron hace cuatro años, otros llevan muertos más de treinta y si se descuidan ya no hubieran encontrado aquellos que los conocieron en vida. Los hay de todas las edades, incluso adolescentes y niños. Si hay algo une a la mayoría, aparte de un hambre insaciable y de ser incapaces de echar una cabezadita, es que su muerte tuvo algún componente violento. En definitiva, son personas que no dejaron esta vida de forma natural. Tampoco son conscientes de haber vuelto del más allá; para ellos no ha pasado ni un solo día desde el momento de su desaparición, están dispuestos a volver a sus hogares y reencontrarse con sus familias como si nada hubiera ocurrido.

LES REVENANTS

«Referirse a Les Revenants como una serie de zombies sería como considerar Breaking Bad una clase de química aplicada»

Y ahora nos toca jugar al Tabú, aquel juego de mesa en el que un avisador de impertinente sonido nos alertaba cuando usábamos alguna palabra prohibida, por lo menos hasta que se le acababan las pilas. En este caso, la palabra prohibida es zombie. Porque referirse a Les Revenants como una serie de zombies sería como considerar Breaking Bad una clase de química aplicada. De hecho, seguimos hablando de zombies casi por nostalgia, o por militancia en el género, cuando la mayoría de producciones actuales sobre muertos vivientes, de 28 días después a The Walking Dead, prefieren hablar de infectados o caminantes. El lenguaje políticamente correcto llega a todas partes, incluso al Apocalipsis…

Pero si nunca fue más justificada la eliminación del término «zombie» para hablar de los muertos que vuelven a campar por sus anchas es en Les Revenants. Aquí nadie regresa a casa arrastrando los pies, ni emitiendo sonidos agonizantes. Aparentemente los recién llegados (o mejor recién «retornados») no suponen una amenaza ni lucen horribles cicatrices en sus cuerpos. En un principio, aunque el último capítulo lleve el poco tranquilizador título de «La horde», ni siquiera avanzan en grupo como la típica masa descerebrada de figurantes (en realidad, amigos del director de turno que se apuntan a un fin de semana de despiporre y maquillaje aplicado en cantidades industriales).

LES REVENANTS

Precisamente uno de los aciertos de Les Revenants es su cuidado dibujo de personajes, gracias a un reparto ajustado en el que no chirría nadie, con actores de prestigio que por el nombre no nos resultan familiares pero a los que hemos visto alguna vez en el cine. Está Frederic Pierrot (Joven y bonita), el único que también aparecía en la película que dio pie a la serie, como Pierre, atribulado padre de familia; Anne Consigny (Un cuento de Navidad), en el papel de Claire, su ex mujer; Clotilde Hesme como Adèle, madre soltera a punto de casarse con un gendarme; y una de los rostros más perturbadores del actual cine francés, Céline Sallette, vista en películas tan interesantes como L’Apollonide o De óxido y hueso. Su relación con un niño que vuelve de la muerte, al que bautiza con el nombre de Victor, es una de las más conmovedoras de la serie.

«En ocho capítulos Les Revenants consigue lo que The Walking Dead lleva cuatro temporadas intentando»

Llegamos a individualizar a cada uno de estos «revenants». No es tan sólo que los siete primeros capítulos lleven el nombre de algunos de ellos: conoceremos al detalle las circunstancias previas a su muerte, muy diferentes entre si, el tipo de relación que mantenían con sus seres más o menos queridos y, cómo no, sus secretos. El impacto que les produce el retorno a los que se fueron y a los que se quedaron llorándoles está tratado con tacto y psicología. Hablando en plata, en ocho capítulos Les Revenants consigue lo que The Walking Dead lleva cuatro temporadas intentando: cada personaje tiene una personalidad claramente definida, hasta el punto que no nos cuesta sentir empatía por muchos de ellos. Es como si en una de esas historias de relaciones humanas o familiares tan propias del cine francés, de Rohmer a Ozon, se hubiera colado casi por casualidad el elemento sobrenatural. Las tramas fluyen de manera natural, casi realista, aunque detectamos indicios de culebrón melodramático en la historia de Adèle y Simon. Tan sólo en una se incide en la parte sórdida, desagradable y sangrienta que esperaríamos en una historia de este tipo: la historia de Serge, que sin duda resulta la más forzada de todas.

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Tan importante como su sólido guión es la ambientación, voluntariamente fría e hipnótica: desde sus espléndidos títulos de crédito, con la música etérea del grupo escocés Mogwai, hasta las localizaciones alpinas envueltas en la niebla, que nos pueden hacer pensar en un Twin Peaks a la francesa. Un elemento imprescindible en este pueblo supuestamente normal es una presa en la que está descendiendo progresivamente el nivel del agua y que funciona como una barrera física y mental para los habitantes. A la espera de la segunda temporada, este embalse puede esconder algunas claves para descifrar el misterio.

Aunque las relaciones entre francófonos y anglosajones suelen estar plagadas de prejuicios en ambas direcciones, “Les revenants” ha conseguido derribar esas fronteras. No es sólo que Stephen King, el hombre que ha cometido el error de alargar Under the dome más allá de una única temporada, se confiese fan de la serie. Un año después de su exitoso estreno en Francia, el canal norteamericano de televisión por cable A&E, el mismo que ha hecho realidad Bates Motel, anunció su intención de adaptar la serie francesa con un título bastante respetuoso con el original: They came back. En un primer momento el encargado de darle forma era Paul Abbott, pero el hombre detrás de la miniserie State of Play y creador de Shameless acabó desvinculándose. Las últimas noticias sobre este remake, innecesario como la mayoría, nos hablan de un encargo de 10 capítulos, con un piloto firmado por Carlton Cuse, uno de los cerebros de Lost junto al ahora denostado Damon Lindelof. Siendo sinceros, de momento preferimos esperar la reanudación de la serie original. Más vale «revenant» conocido que «returned» por conocer…

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