Top of the Lake: Un lago azul oscuro casi negro
Top Of The Lake

Un lago azul oscuro casi negro

“Top of the Lake” es una miniserie de siete episodios... y nunca va a ser nada más que eso. Esa temporada única permite concebir el proyecto como una obra literaria, con un planteamiento, un nudo y un desenlace perfectamente definidos.

Hasta ahora conocíamos la existencia del cine “indie”, a veces más sensible y necesario que el de los grandes estudios, otras tantas insoportable por su afectada modernez, y no siempre tan desligado de los grandes estudios como pretende. Ya podemos hablar también de “series indies”, con la voluntad de tratar temas incómodos, a menudo invisibles en la series mayoritarias: dos ejemplos recientes notables serían Rectify y Orange is the new black, ambas con la prisión como telón de fondo. Pero sólo hay una serie que puede presumir de haber sido proyectada íntegramente (siete episodios con una pausa para comer, que los espíritus libres también tienen hambre) en el Festival de Sundance, la meca de lo independiente, y en el Festival de Berlín de 2013.

Top of the lake es una miniserie de siete episodios… y nunca va a ser nada más que eso. Esa temporada única permite concebir el proyecto como una obra literaria, con un planteamiento, un nudo y un desenlace perfectamente definidos. No deja de ser un elemento a tener en cuenta en un mundo de series estiradas más allá de lo sensato (¿Dexter? ¿Homeland? si se les ocurre hacerla durar más allá de cuatro temporadas?), incluso de series que, ay, a los dos capítulos ya nos parecen innecesariamente alargadas.

«Top of the lake vendría a ser como un Twin Peaks en las antípodas, pero sin el surrealismo “made in Lynch”.»

Ésta es una coproducción de la UKTV australiana, la BBC Two británica y el Sundance Channel norteamericano. Situada en el imaginario pueblo de Lake Top, en Nueva Zelanda, nos introduce en una de aquellas comunidades patriarcales cerradas donde los visillos se mueven sospechosamente al paso de un forastero y los secretos del pasado se esconden debajo de la alfombra, aunque abultan ya demasiado. La serie arranca cuando una niña de 12 años, Tui Mitcham, se adentra vestida en el lago que da nombre al pueblo y a la serie. Parece que quiera ahogarse en esas aguas, pero los miembros del autobús escolar que pasaba por allí la rescatan. Un examen médico posterior revela que la niña está embarazada. Del caso se encargará una detective especializada en menores, que vive en Sydney pero ha vuelto al pueblo temporalmente para poder estar con su madre enferma de cáncer. En su doble condición de nativa y forastera, ella será nuestra guía.

TOP OF THE LAKE

Top of the lake vendría a ser como un Twin Peaks en las antípodas, pero sin el surrealismo “made in Lynch”. Aunque esta serie también tiene detrás a una persona venida del mundo del cine, Jane Campion, en el que posiblemente sea su mejor trabajo. ¿Hace falta decir que la sobrevalorada El piano no es el clásico que algunos creyeron ver en el momento de su estreno, allá por el lejano 1993? Aquí la directora aborda de nuevo uno de sus temas fetiche: el abuso de los hombres hacia las mujeres. La señora Campion se ha sacado de la manga una historia con algunos defectos pero muchos más aciertos que la mayoría de sus películas.

La sufrida protagonista absoluta, la detective Robin Griffin, está interpretada por Elizabeth Moss. Los más veteranos del lugar la recordarán por su papel de Zoey Bartlet, la hija pequeña del presidente Bartlet en El ala oeste de la Casa Blanca, o como Peggy Olson, la secretaria del temible Don Draper en Mad Men. Campion había pensado en primer lugar en su vieja conocida Anna Paquin, a quien su papel en El Piano le valió un Oscar con tan sólo 11 años, pero no podía porque estaba embarazada de su novio vampiro. A estas alturas a la Paquin le hubiera venido bien abandonar Bon-Temps (eso y arreglarse un poco la dentadura), pero seguramente los espectadores de Top of the lake salimos ganando con la elección de Elizabeth Moss. La fragilidad de su personaje, acosado por los recuerdos de juventud vividos en el pueblo, es visible en cada una de sus escenas…

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Otra amiga de los tiempos de El piano que sí aceptó el reto de Campion es Holly Hunter. Ella es GJ, la líder de una comunidad de mujeres con problemas que se instala en un terreno cercano al pueblo, simbólicamente llamado Paradise, viviendo en grandes contenedores de carga. Con una larga y descuidada cabellera gris (algo así como el pelo que tendrá Sandro Rey dentro de treinta o cuarenta años), GJ se dedica a fumar arrellanada en una butaca y a dárselas de gurú. El personaje de Hunter sería el más cargante de la serie, empeñada en darles a todos los personajes que se pasan por Paradise una serie de consejos de autoayuda, encabezados por un enigmático “Follow your body”. Su papel sirve de poco para el desarrollo de la trama, aunque las mujeres que ha conseguido reunir en su comunidad neo-hippie-new-age, a la manera de un coro griego, sean útiles para comentar el avance de la tragedia.

«Top of the lake es un thriller, pero con unas gotas de “western”. Es una reflexión sobre la sumisión de las mujeres al poder arbitrario del género masculino, a la que quizás le faltan matices y algo de sutileza.»

En la serie, como jefe de la policía local, también está David Wenham, uno de esos rostros del tipo “¿dónde le he visto antes?”. Wenham fue Faramir en la trilogía original de El señor de los anillos (la buena) y por tanto hermano de Boromir-Sean Bean, el futuro Ned Stark. Si es que todo está conectado, caramba… Si no fuera por las furgonetas y las escopetas de caza, los paisajes neozelandeses de Lake Top podrían formar parte de la Lonely Planet de la Tierra Media.

Pero el amo de la función en cada uno de los momentos en que aparece es Peter Mullan, actor habitual de algunos de los films de Ken Loach. Mullan es Matt Mitcham, el padre de Tui, un hombre hosco, de instintos violentos, pero necesario para el pueblo por sus negocios turbios. La voz cavernosa y la ambigüedad moral del personaje le convierten en un primo lejano de otro gran villano de la televisión reciente, el Al Swearengen interpretado por Ian McShane en Deadwood. No es una comparación baladí (pido disculpas, me ha podido la tentación de usar esta palabra): el comportamiento de Mitcham como auténtico cacique del pueblo y sobretodo la manera como se enfrenta a esa comunidad de mujeres que se ha establecido en unas tierras de su propiedad tienen mucho de “western”, de historia fronteriza. Precisamente, Peter Mullan aparecía también en uno de los films del Oeste más interesantes e injustamente olvidados de los últimos años: El perdón de Michael Winterbottom.

Por todo ello, Top of the lake es un thriller, pero con unas gotas de “western”. Es una reflexión sobre la sumisión de las mujeres al poder arbitrario del género masculino, a la que quizás le faltan matices y algo de sutileza. Puede ser vista también como un estudio de la parte salvaje de nuestra presunta humanidad. Funciona como retrato de una comunidad rural cerrada y nos mantiene en vilo hasta el final con el socorrido y siempre efectivo “quién lo hizo” (con algún giro forzado de guión en su último capítulo, al mejor estilo de un culebrón venezolano). En su conjunto, Top of the lake es una serie recomendable y de fácil visionado. Si las “series indies” tienen que ser como ésta, que vengan más.

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