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Partamos del hecho de que tengo una gran predilección hacia Douglas Adams, y que por mucho que quiera me es casi imposible ser objetivo con una historia suya. Mi predilección por la ciencia ficción también deja la imparcialidad descartada. Así que, querido lector, si quiere una descripción completamente alejada de la opinión -entusiasta- del autor, deje de leer aquí, o calle para siempre.
Quizá parezca que hablo de Dirk Gently como si fuera la mejor serie del año y de la década. Pero no nos engañemos: no lo es. ¿O sí? Desde luego, con Stranger Things compite, aunque esta serie, por entretenida que sea, está más que endiosada como la gran producción del pasado 2016. Pero es lo bueno de muchas de las historias de Douglas Adams: sin pretensiones, con simpleza y humildad, hace narraciones espléndidas, audaces y generalmente divertidas. Esta adaptación de Netflix y BBC América da continuidad al universo de Adams.
Y por suerte, describir el argumento de Dirk Gently es tan difícil como lo era explicar el de Guía del autoestopista galáctico. Porque Douglas Adams tiene una imaginación desbordante y lo demuestra en cada pequeño relato que escribe. Como no quiero intentar explicar algo complicado per se, sólo diré lo siguiente: Dirk Gently es un detective privado contratado por Edgar Spring para investigar su propio asesinato, y cuenta con la ayuda de Todd Brotzman, un joven botones bastante normalito. Nota importante: la historia no sigue los libros, tan solo toma el concepto original y está reinventada por el imaginativo Max Landis (guionista también de películas como Chronicle).
Ya entrados en materia, me toca engatusaros con mis palabras -la parte que más me gusta, si os soy sincero- para que devoréis la serie en tiempo récord. Así que vamos a empezar con los argumentos de autoridad: ¿a qué nos recuerda la serie? Imaginad que tenemos una termomix para historias, y metiéramos en ella a Utopía y a Guía del autoestopista galáctico, aderezado con un poco de Sherlock y El Ministerio del Tiempo en el diseño de los créditos iniciales. ¡Et voilà, nace Dirk Gently!
«Es de esas maravillosas historias que valen por sí mismas, que no necesitan una complejísima construcción de personajes ni dar enseñanzas»
Pero quizá sois de los que no ven series. De ésos. Tramáis algo, como la gente a la que le gusta la pizza con piña. Así que me toca convenceros con algo que no haga referencia a otras series. ¿Qué hace de Dirk Gently una serie que deba ser vista? ¿Qué connotaciones morales tiene? ¿Qué enseña al espectador? Tres preguntas, una respuesta: casi nada. Porque esta serie no necesita ser profunda, es de esas maravillosas historias que valen por sí mismas, que no necesitan una complejísima construcción de personajes ni dar enseñanzas o moralejas. Vale como producto ligero -para vacaciones es ideal-, es inteligente y entretenida, y sus carismáticos personajes son entrañables.
Dirk Gently demuestra que cierta premisa dramática sigue funcionando igual de bien hoy en día, y eso que en televisión empezamos a verla en los noventa. Ya lo hicieron Twin Peaks y Utopia, y Landis retoma el uso de la pregunta por la chica desaparecida. Del “¿Quién mató a Laura Palmer?” y “¿Dónde está Jessica Hyde?” pasamos al “¿Dónde está Lydia Spring?”, y esta pregunta funciona como motor argumental para el caso que se desarrolla en la primera temporada y ayuda a fundamentar las relaciones entre personajes, sobre todo, la de Todd y Dirk.
La virtud de la serie está concentrada, principalmente, en el encanto de su personaje principal, interpretado por Samuel Benett y que da nombre a la serie. Si cogiéramos esa termomix de la que antes hablábamos y metiéramos a alguno de los eruditos de Doctor Who y al Sherlock de Beneditch Cumberbach, tendríamos al bueno de Dirk; detective venido a menos que no es capaz de dar con ninguna respuesta, aunque al final las tiene todas en la manga.
Elijah Wood encarna al coprotagonista, Todd Brotzman, una persona media en todos los sentidos: tiene una vida mediocre, es infeliz y no tiene amigos. Una persona media bastante triste, reconozcámoslo. Hasta que llega a su vida Dirk, que le anunciará una serie de cambios en su vida que la dotarán de interés real, poniéndola, eso sí, en grave peligro.
A la pareja protagonista, se unen otros divertidos personajes: la histriónica Farah Black, guardia de seguridad de Lydia Spring, la psicópata Bat Curlish, siempre acompañada del fiel Ken, Amanda Brotzman, la hermana de Todd, los Tres Pendencieros -que en realidad son cuatro y son la hostia-, la pareja de policías Estévez-Zimmerfield y Zed, un particular villano para una serie tan particular como ésta.
La combinación de suspense y ciencia ficción y comedia es explosiva. Pero nada más lejos de la realidad, Landis, con la dirección del español Paco Cabezas -cada vez más asiduo en series estadounidenses-, consigue hacer un producto divertido, fresco, aderezado con la magnífica banda sonora de Tapia de Veer -que ya trabajó para Utopía-, y que recoge el tono irónico de Douglas Adams. Tono irónico que la película sobre Guía del autoestopista galáctico, realizada en 2005, sólo mantenía durante su primera mitad.
¿Queréis algo denso y existencialista? Ésta no es vuestra serie, mejor The Young Pope. ¿Queréis un entramado complejo de tramas y personajes? Ésta tampoco es vuestra serie, Westworld está para eso. Pero, ¿queréis algo intrascendente, divertido e inteligente? Dirk Gently es lo que buscáis: algo soft y genial para pasar el frío invernal, acompañado de sofá y mantita.