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Podríamos dividir las series originales de Prime Video en dos grupos: por un lado, esas de alto presupuesto dirigidas al gran público, como Los anillos del poder, La rueda del tiempo o Citadel, y por otro aquellas con un presupuesto más moderado, pequeñas joyas como Enjambre, La trágica historia de Dolores Roach o Soy virgo, unas series que no tienen altos valores de producción y se alejan de lo comercial, pero lo que les falta en presupuesto lo tienen en calidad.
Creada por Boots Riley, la primera (¿y única?) temporada de 7 episodios de Soy virgo costó 53 millones de dólares, una cantidad muy alejada de otras series de la plataforma. Es por ello que no ha tenido una gran repercusión, no hemos visto grandes campañas de marketing alrededor de ella ni un extenso seguimiento por parte de los medios. No hemos visto carteles por la calle ni las redes sociales llenas de clips y memes. Soy virgo fue una serie que se estrenó y fue prácticamente enterrada entre el catálogo de Prime Video. Una más entre cientos. Sin embargo, pese al empeño de Amazon de que sus suscriptores no supiesen de su existencia, no solo nos encontramos ante una buena serie, sino ante una de las mejores series originales de Prime Video.
Cootie (Jharrel Jerome) es un joven negro que vive con sus tíos Lafrancine (Carmen Ejogo) y Martisse (Mike Epps) en Oakland, California, y que a sus 19 años nunca ha salido al mundo exterior. Aunque sus tíos siempre le han tratado con un amor real y genuino, lo han tenido encerrado durante toda su vida. No tiene amigos y nunca ha besado a una chica. Es más, nunca ha hablado con nadie que no fuesen sus tíos.
La serie de ‘coming of age’, pero también es un cuento de hadas sobre un joven gigante que descubre el mundo
Su vida ha consistido en estudiar, jugar a videojuegos, ver la tele y leer cómics de su superhéroe favorito: The Hero, un justiciero que protege la ciudad luchando contra el mal y que no solo es el héroe y el modelo a seguir de Cootie en la ficción, sino también en la vida real, ya que tras el éxito de su cómic, su creador, Jay Whittle (Walton Goggins) invirtió su fortuna en convertirse en el propio The Hero.
Todos los valores de Cootie, más allá de lo que le han enseñado sus tíos, vienen de The Hero, su lucha contra el mal y la promesa de hacer siempre lo correcto. Sin embargo, hay una razón por la que se le ha mantenido encerrado y escondido todos estos años, y es que aunque por dentro Cootie fue un bebé, un niño, un adolescente, y ahora un joven normal; por fuera siempre ha sido distinto: un gigante de más de 4 metros de altura.
Cansado de estar encerrado, y con ganas de comerse una hamburguesa -y en definitiva, el mundo-, Cootie escapa y conoce a un grupo de jóvenes negros de su edad que lo tratan como a uno más: Felix (Brett Gray), Scat (Allius Barnes) y Jones (Kara Young). Con ellos, Cootie comienza a descubrir esas pequeñas cosas de la vida que se ha perdido durante todos estos años.
En busca de su ansiada hamburguesa de Bing Bang Burger, Cootie conoce con la dependienta, Flora (Olivia Washington), con la que empieza una bonita pero también complicada relación amorosa. Y es que ella tiene su propia particularidad: vive a cámara rápida, o dicho de otra forma, todo el mundo a su alrededor vive a cámara lenta.
‘Soy virgo’ es un oxímoron: una serie profundamente anticapitalista producida por una de las compañías que lideran el sistema capitalista
Soy virgo es una serie de coming of age, donde un joven vive el proceso de pasar de la edad adolescente a la edad adulta, pero también es un cuento de hadas sobre un joven gigante que descubre el mundo. Como en el mito de la caverna de Platón, Cootie ha vivido toda su vida escondido, ajeno a la realidad, y es al salir cuando descubre la existencia de la injusticia, la desigualdad o la discriminación. Sabe que existe el bien y el mal, pero identifica ese mal con un crimen que los héroes como The Hero luchan por detener para mantener el orden y la paz. Pero, ¿qué es la paz?, ¿de quién es el orden que hay que mantener?
The Hero no es un héroe de la gente, es un héroe del Estado. Mantener el orden y la paz significa, en este caso, que todo siga igual. Que los poderosos puedan seguir ganando dinero a costa de machacar a unos trabajadores cada vez más empobrecidos que, si se rebelan, son reprimidos a base de golpes y después despedidos.
Amazon es una compañía que ha sido acusada de explotar a sus trabajadores hasta el punto de no darles descansos y obligarles a orinar en botellas de plástico para no interrumpir su jornada laboral. Una gran multinacional cuyos beneficios, que van a los bolsillos de sus ya millonarios directivos y accionistas, se ganan a costa de la salud y del bienestar físico y mental de sus empleados y de sus familias. Es por ello que Soy virgo es un oxímoron: una serie profundamente anticapitalista producida por una de las compañías que lideran el sistema capitalista.
Esta no es una serie sutil, no lanza al espectador indirectas para que reflexione sobre el subtexto y lo que verdaderamente significa lo que le han contado. Te lo cuenta. Jones, una de las amigas de Cootie, tiene el superpoder de la narración: puede contar historias de forma tan sencilla e interactiva que aquellos que el escuchan pueden incluso verlas en imágenes. Jones utiliza su poder para hacer ver a sus vecinos la realidad del sistema en el que vivimos, una crisis del capitalismo donde los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez son las pobres.
El sistema va encaminado a que los pobres lo acaben perdiendo todo, que vivan con miedo a ser despedidos y se peleen por trabajos precarios porque “es mejor eso que nada”. Por ello, sabiendo que no tienen nada que perder, Jones explica que la única solución a este problema es la huelga: “Les damos a elegir, o aceptan nuestras demandas y hacen menos dinero, o les hacemos cerrar y no hacen nada de dinero”. Es un discurso que, salido de un producto de Amazon estrenado en plena huelga de guionistas y días antes del inicio de la de actores, al igual que ocurrió con Joan es terrible en Netflix, hace dudar de si es hipocresía por parte de las plataformas, o un caballo de Troya introducido por los guionistas porque, quizás, los directivos de las plataformas ni siquiera se molestan en ver sus propias series.
Una serie narrativamente sobresaliente que también destaca en lo técnico y visual
Cabe preguntarse, ¿por qué es extraño ver discursos anticapitalistas en la ficción?, ¿por qué no se cuestiona el sistema? Solo hay que ver lo que está ocurriendo con la huelga de guionistas, que no solo luchan por sus derechos sino también por la supervivencia de su profesión. Ser guionista, en Estados Unidos, en España o en cualquier país, es complicado. Por mucho talento que tengas, también necesitas suerte, contactos, y sobre todo dinero, ya sea para cursos, másteres o para participar en laboratorios de guion o festivales. Pero también se necesita ese dinero como colchón, para saber que, si no lo consigues, podrás seguir teniendo comida y un techo donde dormir. Que no pasará nada si fracasas. Es por ello que el trabajo de guionista, la habilidad de contar y difundir historias, cada vez es menos accesible para la gente pobre o para las minorías.
Soy virgo, además de mostrar un punto de vista anticapitalista a través de Jones, hace ver, tanto a los personajes como a los propios espectadores, que quien controla la narración controla la opinión pública y define qué es “la verdad”. Que cuando se desmontan las mentiras y debilidades del capitalismo, el poder pasa a ser de la gente. Y eso es algo que las grandes corporaciones se esfuerzan en ocultar aunque, en este caso, a Amazon se le haya colado.
Aunque narrativamente es una serie sobresaliente, Soy virgo también destaca en lo técnico y visual. Para mostrar a Cootie no se usó CGI, sino que todas sus escenas están realizadas a través de efectos visuales. Una de las técnicas utilizadas consistió en grabar escenas dos veces: una con Jharrel Jerome interpretando a Cootie en un set a escala con su personaje, es decir, con los objetos y escenarios más pequeños, y otra con los actores que interactuaban con él, pero en sets a doble escala. También se jugó con la perspectiva, poniendo a Jharrel Jerome más cerca de la cámara que los demás, haciendo así que pareciese físicamente más grande. Es una proeza artística que requiere un gran trabajo de planificación y de rodaje, pero que ha dado unos excelentes resultados.
Con episodios de media hora, Soy virgo es una serie ideal para ver en maratón. No es una serie de misterio, el origen de Cootie o la razón de su tamaño o de los poderes de otros personajes no es importante. Es una serie más centrada en crear preguntas para el espectador sobre su propio mundo, ese que Cootie descubre, que en aclarar dudas sobre el por qué de la existencia de elementos sobrenaturales y fantásticos en esa Oakland ficticia.
Es una serie con un mensaje claro: seas blanco o negro, grande o pequeño, tú, como persona, vales más que todo el dinero del mundo. Porque las grandes corporaciones tienen un precio, pero la vida humana no.