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¿Cuándo fue la última vez que viste South Park? Si tu respuesta es «Cuando la hacían a las tantas de la mañana en Antena 3» mal vamos. Puede que no lo creas, pero te has perdido fácilmente los diez años más intensos, punzantes e hilarantes de la comedia americana. Por aquel entonces, quizás para ti era esa serie que tenías que ver a escondidas de tus padres, la alternativa gamberra a Los Simpson. O igual eres de los que simplemente recuerda la película, y las horas que te pasaste cantando con tus amigos «eres un cabrón hijo puta…». Sea como sea, si ahora piensas «no es para tanto» o «¿qué hacen estos chicos estancados en el pasado?», tienes deberes pendientes. Y es que la serie ha tomado un nuevo rumbo en los últimos años, mejorando en cada temporada y llegando más allá de lo que se ha atrevido cualquier otra serie de animación contemporánea. Si aún eres escéptico, he aquí cinco razones por las que debes volver a ver South Park:
1. Un paraíso virtual: Southparkstudios.com
«No hay nada mejor para un fan de South Park que pasarse horas con la opción «random episode», disfrutar de sus numerosos extras o jugar a alguno de sus juegos online.»
Aunque South Park siga emitiéndose en Comedy Central y editándose en DVD/BluRay, desde 2008 todos los episodios están disponibles en streaming en su web oficial. Sin restricciones geográficas, la web permite seguir la serie al ritmo de las emisiones en USA y sin censura. Un portal en el que los fans de la serie y sus creadores han encontrado algo así como un Shangri-la virtual en el que poder reírse de todo sin apenas interferencias y donde los contenidos ofrecidos van más allá de los capítulos. No hay nada mejor para un fan de South Park que pasarse horas con la opción «random episode», disfrutar de sus numerosos extras o jugar a alguno de sus juegos online.
Esta libertad que parece potenciar un portal como éste sin duda ha ayudado a que la serie pueda reinventarse en cada temporada y siga buscando temáticas y nuevas fórmulas con las que estar al día y no caer en la comodidad. Esta web es la culminación del proyecto de Trey Parker y Matt Stone, que ya disfrutan hace años en Los Ángeles de un South Park Studios físico donde todos los empleados hacen realidad lo imposible: crear cada nuevo episodio en apenas seis días.
2. «6 days to air», nuevo modelo de producción frenética
«Tras la emisión de cada capítulo, los creadores Trey Parker y Matt Stone junto a su equipo, tienen seis días para concebir, animar y poner voz al próximo capítulo»
Ríete de Los Simpson, de Padre de Familia o de cualquier serie de animación en general. Lo de South Park es digno de admirar: tras la emisión de cada capítulo, los creadores Trey Parker y Matt Stone junto a su equipo, tienen seis días para concebir, animar y poner voz al próximo capítulo. A pocas horas de la emisión, hacen llegar vía satélite el resultado final al centro de emisiones de Comedy Central, al otro lado del país. Estamos, pues, ante una serie de ficción que sigue el modelo de los late night y que trabaja con un tiempo límite. Considerando que se trata de una serie animada de 20 minutos que mantiene la frescura en cada uno de sus capítulos; pues mira, todo un logro. Y si lo dudáis, chequead el documental 6 days to Air: The Making of South Park que realizó Comedy Central en 2011. También en su web encuentra uno el apartado Six days to South Park, un gráfico interactivo a modo de making of que muestra el constante proceso de cambio y modificación de algunos de sus capítulos más emblemáticos en unas largas jornadas que no le deseamos ni a nuestro peor enemigo.
Pese al riesgo que trae un método de trabajo como éste, Parker y Stone podían jactarse hasta ahora de no haber fallado en ninguna entrega. Por desgracia, un apagón que se produjo en los estudios de South Park acabó con su buena racha el pasado 17 de octubre. Pero, ¿Quién les culpa? Y menos cuando ante el problema deciden hacer la reemisión de uno de los capítulos más divertidos con la posibilidad de twittear en directo, ofreciendo material inédito e incluso fotos de sus creadores a oscuras en los estudios.
Una cosa queda clara: Parker y Stone saben mimar a su público; conciben esta serie para ellos y se entregan al completo sin renunciar a su esencia, originalidad ni autoría: Trey Parker sale acreditado en cada uno de los 247 capítulos como escritor y director. ¡En cada uno! Vaya, que Seth Macfarlane, Matt Groening o cualquiera de los creadores de series que conciben un producto de gran éxito pero que acaban dejándolo en manos de otros tienen mucho que aprender. Artesanos como estos quedan pocos.
3. Filias y fobias de la edad moderna
«South Park acaba derivando en algo así como un espejo del mundo actual»
Esta nueva forma de producir les ha ofrecido a Parker y Stone una oportunidad que han sabido aprovechar para convertir su serie en un fenómeno único: el poder hacerse eco de la realidad más inmediata. En una época donde el Trending Topic parece marcar el ritmo de la actualidad, South Park se ha comprometido a tratar en la mayoría de sus capítulos aquello que más se comenta en el “aquí y ahora”. Así pues, este ritmo de producción les permite reflejar un evento que en televisión tan sólo el noticiario o el late night son capaces de tratar con tanta inmediatez. El deseo de parodiar llega a niveles tan obsesivos y rigurosos como centrar la trama de un capítulo en un hecho que aún está por ocurrir, como fueron las elecciones entre Obama y McCain en el 2008 (“About last night”) o más recientemente el resultado sobre qué videoconsola vendió más en el famoso Black Friday, si la PS4 o la Xbox One, por citar algunos ejemplos. En estos casos, los animadores construyen el argumento principal en días previos a los hechos, pero se reservan escenas concretas para el día en el que salgan los resultados que les interesa y así poder emitirlo en el día deseado. En este sentido, South Park ha llegado a convertirse en ocasiones en un noticiero satírico que no sólo nos informa, sino que se permite reírse de lo actual cuando aún está en toda su efervescencia.
South Park acaba derivando en algo así como un espejo del mundo actual. No hay ningún tema, evento o hecho que escape del azote de unos Parker y Stone que van mucho más allá de la simple parodia. Se permiten experimentar y jugar con los últimos formatos y tendencias: el found footage, el reality, el documental, el musical, los virales de internet, el videojuego, entre muchos otros. Los autores han llegado a crear toda una iconografía de lo que vendrían a ser las filias y fobias del mundo moderno: sus personajes evolucionan, se adaptan a las nuevas tendencias o a las nuevas redes sociales; desde el furor de Guitar Hero (“Guitar Queer-o”) a los obsesivos views en Youtube, pasando por Facebook y Farmville (“You have 0 friends”) Twitter (“Let go, let gov”), Honey Boo-boo (“Raising the bar”) o el furor post Disney Channel/ MTV como los Jonas Brothers o Miley Cyrus (“Taming Strange”).
Pero mucho ojo porque Trey Parker, como guionista, sabe ir a la yugular. Puede que todos nos echemos unas risas, pero las críticas llegan a ser feroces y punzantes. Aquellas en las que después de una carcajada se esconde una mueca de incomodidad. Y es que hay verdades que duelen, y más al pueblo americano. Por ello, cuando la serie toma el ocasional giro de comedia a drama, se nos demuestra que estos creadores no tienen ni un pelo de tontos: se ríen de su sociedad, sí, pero ante todo están acojonados por ella, por el rumbo que parece estar tomando. Tan sólo hace falta ver el final del último capítulo hasta la fecha, una crítica feroz de las últimas tendencias del retoque fotográfico y las «selfies» que siguen muchas jóvenes americanas, convirtiéndolas en ídolos virtuales e ignorando sus cualidades humanas. Ese plano final de Wendy, la novia de Stan, llorando y retocando su propia foto, rindiéndose a la moda por haber sido incapaz de luchar contra ella, pone en bandeja la idea de que tras la risa hay mucho de lo que reflexionar.
El miedo a crecer (“You’re getting old”), el precio de la fama y la presión mediática (“Britney’s new look”), las contradicciones de la crisis económica (“Margaritaville”) o incluso enfermedades como el Alzheimer (“Cash for gold”) protagonizan muchos momentos agridulces que convierten a South Park en algo más que una simple serie de humor. Reíd todo lo que queráis, estos tíos también saben remover estómagos.
4. Paródiame como puedas
«Ya no les quedan amigos en la industria»
Sí, la parodia forma parte de South Park desde sus inicios. Es de los pocos elementos que aún comparte, por ejemplo, con otras series de animación con la que la hemos comparado. Pero a diferencia de las series que, con el paso de los años han perdido fuelle por una especie de reverencia corporativista (Los Simpson) o por repetir hasta la saciedad sus tics distintivos (Padre de Familia), las parodias de South Park se han mantenido frescas y acertadas. Esto es así por una combinación de factores: el ritmo de producción basado en la actualidad y la inmediatez, la ausencia de compromisos externos y la personalidad de sus creadores, a los que parece que nada ni nadie les importe. Si no lo creéis, sólo hace falta ver cómo acudieron a los Oscars hace unos años o comprobar la lista decreciente de famosos que prestan su voz a algún personaje. Tal y como aseguran, «ya no les quedan amigos en la industria». Para la posteridad quedará el plante del músico Isaac Hayes (la voz del Chef de la escuela) después del capítulo “Trapped in the closet” en el que se mofaban de la cienciología.
Los realities más exagerados, las celebrities de todo tipo, la religión, el agnosticismo, las muertes sucesivas de famosos, la violación a Indiana Jones por parte de Steven Spielberg y George Lucas o el reciente arco de tres capítulos riéndose de Juego de Tronos son algunos ejemplos que nos vienen a la memoria. Es imposible separar a South Park de la parodia. Además, siguen la regla no escrita del buen humorista/parodiador: reírse de uno mismo. En el episodio «The Simpsons already did it» lanzan dardos a Los Simpson y Padre de Familia pero sobretodo se ríen de las comparaciones inevitables y la influencia que obviamente ha ejercido sobre ellos la familia más famosa de la tele.mserielizados
5. Bienvenido Mr. Marsh
«El catalizador para mofarse de las obsesiones, los sueños perdidos, las modas o el deseo por seguir siendo el americano medio cool»
Y para acabar, lo más grande que le ha pasado a South Park: Randy Marsh. Siempre que una serie avanza con éxito, los creadores y guionistas obtienen espacio para hacer crecer a sus personajes. Unos ganan más protagonismo que otros y a veces, personajes que al inicio eran circunstanciales, emergen de la nada para ir ganando peso y brillar por sí solos. Ha pasado y pasará siempre en las series. Es el llamado «efecto Steve Urkel».
En el caso de South Park, este honor recae en Randy, el padre de Stan Marsh. Ya no pasa una temporada sin que al menos dos capítulos se centren en él. El señor Marsh es en la serie el catalizador para mofarse de las obsesiones, los sueños perdidos, las modas o el deseo por seguir siendo el americano medio cool. Es el motor que normalmente inicia las locuras colectivas de los habitantes de este pueblo de Colorado. Aunque tienda a una personalidad adolescente y extrema, lo cierto es que podemos ver en él algo de nuestro padre, nuestro tío, vecino o de nosotros mismos.
De acuerdo, quizás sea algo exagerado provocarse cáncer de testículos para conseguir marihuana «medicinal», o obsesionarse con superar el récord Guiness al excremento más grande del mundo, inventar todo un deporte nacional basado en el sarcasmo o meter la pata en televisión con una palabra racista. Pero, ¿quién no se ha vuelto loco cuando Internet falla? ¿quién no conoce a gente de la edad de Randy que se haya obsesionado con Facebook? Que tire la primera piedra quien no se ha flipado alguna vez en la cocina ante la moda de los programas y canales gastronómicos. En sus disparatadas y exageradas obsesiones existe algo de todos nosotros.