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Sergi Casamitjana (ESCAC) junto a Paolo Vasile (Mediaset) en la presentación del curso 'Showrunners'.
Este curso enfocado exclusivamente a ‘showrunners’, y organizado conjuntamente por ESCAC y Mediaset, abrirá inscripciones a finales de febrero. Tan solo 12 plazas para cursar durante 18 meses en una de las escuelas audiovisuales más prestigiosas de España, junto a los mejores maestros de nuestra televisión. Hablamos con Sergi Casamitjana, director de ESCAC, para ahondar en este nuevo fenómeno, el televisivo, y cómo ha cambiado el paradigma de la formación y de la industria en nuestro país.
Tras 25 años de educación cinematográfica, ESCAC decide abrir un curso enfocado a la producción de series. ¿Por qué?
Ya no se entiende el audiovisual sin la ficción televisiva. ESCAC empezó como escuela de cine hace 25 años, cuando el cine estaba solo en las salas, y no había ni Internet ni móviles. En estos años todo ha cambiado, y sobre todo Netflix ha provocado una disrupción impresionante. Pienso que las series están aportando toda una narrativa para adultos que el cine está abandonando.
ESCAC, cualquier escuela, o empresa de audiovisuales, no puede dar la espalda a las series, que son el nuevo formato. El público lo pide. De hecho, Hollywood ya estaba haciendo series sin saberlo. Secuelas y secuelas y secuelas de películas. Ya estaban serializando un argumento. Las series han venido para cambiar el panorama y no volver atrás. Y en un futuro muy inmediato terminaremos consumiendo una mucho mayor cantidad de series que de pelis.
¿Qué papel crees que juega lo privado en este cambio de panorama?
Lo privado siempre va mil kilómetros por delante. Y lo público, como las academias y las instituciones van lentos adaptándose a los nuevos tiempos.
¿Hay que decir que hay un mejor actor de película y otro de serie? Yo creo que, al cabo de un año, hay un mejor actor, y punto. Qué más da si ha hecho una serie de nueve capítulos o una película de dos horas.
Series y cine han compartido talento desde siempre. Directores, actores, guionistas… Pero a nivel industrial, sobre todo en cuanto a distribución, y también a nivel académico, siguen muy separadas.
«El público de los Feroz gritaba a los actores de Élite'»
Esto cambiará. Otra cosa es cuánto le costará a lo público hacerlo. Los hábitos de los consumidores están cambiando. La gente nunca dejará de ir al cine, pero lo hará de otra manera. Y las series están cogiendo un espectro mucho más amplio. Y terminaremos yendo al cine a ver series enteras. Todo tiende a una cosa mucha más híbrida. Ahora lo estamos separando, de una forma artificial, pero al final cederá.
En la gala de los Feroz, por ejemplo, el público asistente gritaba a los actores de Élite. Y la gente del cine no sabe ni cómo se llaman.

Alumnos de ESCAC durante una clase de Guion.
En relación a la formación que reciben los cineastas, ¿cómo se forma un ‘showrunner’?
La misma palabra ya lo dice. El showrunner es el que hace caminar el espectáculo, el entretenimiento. El cine tiende a tener un sistema de autoría muy definido, que además en Europa está muy predeterminado, donde el director es la figura central. En las series, se coge la figura del showrunner, no como un autor, sino como el encargado de que el show avance. Tú en una serie puedes tener muchos directores, guionistas, ejecutivos… Pero el único que mantendrás es el perfil del showrunner. Él o ella proyecta una imagen y le da una coherencia y una continuidad.
La formación es totalmente diferente. Los alumnos se han de acostumbrar a que es un trabajo mucho más en equipo, que tú eres una aportación a un sistema grupal, que en cualquier momento, cualquier pieza, es mucho más fácil de substituir. En una película tú no puedes cambiar a un director. Pero, ¿en una serie?
Por ejemplo, Mindhunter. Los primeros dos capítulos los hace Fincher, él coloca la semilla y luego viene otro y continúa. Y ningún espectador se da cuenta de ello. Es un concepto de entretenimiento mucho más amplio, más colectivo y profesionalizado. Las series son un espectáculo que no para. Tú pones un tren en marcha y sabes que este tren podrías no pararlo nunca. Y necesitas toda una maquinaria detrás para que nunca se detenga. Mientras que una película tiene un final mucho más determinado y los esfuerzos son mucho más acotados.
No solo hay un trabajo creativo sino de gestión.
Totalmente. En España un director se entiende como un autor, un artista. Un artista que tiene a su productor, porque de eso no se quiere preocupar. Un showrunner, sin embargo, no es un director, ni un productor, ni un guionista y, sin embargo, puede ser las tres cosas a la vez.
Es una persona que lo recoge todo, que gestiona, que organiza, que tiene la idea. El concepto es muy extenso. Y es un concepto de futuro. El audiovisual avanza hacia este tipo de perfil, más transversal y sofisticado, y mucho más técnico.
Hasta ahora, sobre todo aquí en España, los ‘showrunners’ eran autodidactas, y muchos de ellos cinéfilos reconvertidos de manera independiente, según su experiencia e intuición. ¿Qué plan de estudios tiene este curso? ¿Qué teclas se tocarán?
Como bien dices, los showrunners hasta ahora eran autodidactas. Pero es que hace 25 años los directores de cine también. Hasta que no aparecieron las primeras escuelas de cine hace 25 años la gran mayoría de ellos eran autodidactas. Gente que venía de clases acomodadas que tenían la oportunidad de hacer cine. En el momento en que aparecen las escuelas, se democratiza el sistema y se ordena.
«No solo es escritura y dirección, sino también cómo hacer un buen pitching y saber mercantilizar una idea y comunicarla»
Pues esto es lo que estamos haciendo ahora con los profesionales de las series. Que todo esto se sistematice y se profesionalice. Y que reciban una formación. A partir de aquí, claro, puedes formar a un cineasta o a un showrunner y que no lo sea nunca. Pero hay una serie de cosas que deben saber. Y no solo en cuanto a gestión, escritura o dirección, sino también en cómo hacer un buen pitching, y saber mercantilizar una idea y comunicarla. Hay toda una serie de elementos, que hasta ahora no se enseñaban, que son nuevos, y que hay que empezar a impartir. Y que tienen que ver con el liderazgo de un proyecto.
¿Cuál será el perfil de estos maestros?
Vamos a incorporar a profesionales como Alberto Caballero, Aitor Gabilondo, Michel Gaztambide, Daniel Écija… porque son los que tienen la experiencia. Y son los que pueden explicar a los alumnos cómo se arranca un proyecto de estas características.
Y a partir de aquí serán los alumnos. Por ejemplo, ningún profesor le enseñó a JA Bayona cómo se rueda Jurassic World. Nuestros alumnos como estarán tan preparados desde el principio irán mucho más lejos. De aquí saldrán showrunners muy diferentes, con una técnica muy depurada, con 25 o 30 años ya podrán ejercer. Uno de nuestros propósitos es que con muy pocos años adquieran la técnica y ya puedan ser showrunners.
Qué series son para ti referencia, ¿cuál será el modelo ESCAC?
ESCAC ha de hacer lo mismo que hizo en su día con el cine. Siempre ha tenido una mirada en la producción americana. Bayona, Morales, Maíllo… no hacen este cine porque sí. Lo hacen porque la escuela siempre pone en valor ese modelo.
La mayoría de escuelas siempre ponen el foco en el cine más de autor, más indie, o arty, y ESCAC siempre mira hacia el cine comercial, el showrunning, y con las series será igual. Pondremos la mirada en Estados Unidos. El modelo está allí y en Reino Unido. De cualquier pequeño tema hacen una gran serie. Esta capacidad de producción es la clave. Aquí es al revés, se buscan grandes ideas para intentar explicarlas de manera sencilla. No estamos interesados en series pequeñas e indies, sino de gran alcance.

Set de rodaje de La Casa de Papel.
‘Merlí’, ‘La Casa de Papel’ y ‘Elite’ se han convertido en fenómenos internacionales. Las series tienen eso, el factor masivo, popular. Ahora con plataformas como Netflix esto se ha globalizado. Y eso es nuevo en España. ¿Cómo afecta este factor a la producción de una ficción?
Pues mira, las tres que has mencionado son fenómenos teen. Ponen en valor la fuerza de los adolescentes. Pulseras Rojas también lo hizo. Son productos que ven menores de 20 años. Los que lo petan y hacen que explote todo son los adolescentes. Élite ha sido la serie más maratoneada en todo el mundo. La Casa de Papel es la serie de habla no inglesa más vista de la historia de Netflix. Esto son los teens, que de manera compulsiva lo ven todo. Darles voz a través de las plataformas ha hecho que el paradigma cambie. Ahora todos vamos locos por este nicho.
Los adultos se ven un capitulito antes de ir a dormir. Uno de The Crown, o dos de The Good Wife, etc… Pero el verdadero público está en los adolescentes. Han cambiado la manera de consumir, y lo han hecho ellos.
La revista satírica El Mundo Today publicó esta noticia: «Un guionista de cine aprovecha su invisibilidad para robar un Goya». Por qué crees que el cine no tiene la consideración por el guionista que las series le otorgan.
Cuando haces una peli el guionista es el primero que hace los 90 minutos de contenido, y delante suyo pasa toda una tropa. Y la tendencia natural, sobre todo en el sistema español, es dejar atrás al guionista. De él se olvida todo el mundo.
«La producción continuada obliga a que la aportación del guionista sea fundamental para mantener viva la historia»
En las series cuando acabas el primer capítulo ya tienes al guionista haciendo el segundo. No hace el primero y se va, sino que siempre vuelve a estar al inicio. La producción continuada obliga a que la aportación del guionista sea fundamental para mantener viva la historia. Es la figura transversal. Aquí está la clave. En el cine el director cogía el guion y hacía con él lo que le daba la gana. Pero el que mueve los hilos ahora es el guionista, porque hay una continuidad. Las series son como una industria. Son una cadena de producción, y el director de la fábrica es el guionista. Esto es lo que está cambiando todo el sistema.
¿Esto supone un cambio de paradigma interno en ESCAC?
Absolutamente. De hecho ESCAC es un referente de este cambio. Hasta hace poco para el departamento de dirección aplicaban 40 estudiantes, y para el de guion unos 10. Y ahora están aplicando casi el mismo número para ambas especialidades. Los guionistas se están apoderando de una manera buenísima. Y los estudiantes ya vienen para hacer productos de ficción, pelis y series, sin distinción.
Dime una o dos historias que leas en los periódicos que veas como modelo de historia para las series de ESCAC.
Pues la verdad es que nunca hemos tenido un modelo de historia. ESCAC da un plan integral de técnicas para que un estudiante joven pueda rodar y rodar y rodar. Nosotros queremos que rueden cada día de su vida. Dani de la Orden te hace dos series y dos pelis en un año. Y ni se despeina. Tiene una capacidad de rodar infinita. Esto es lo que busca ESCAC.
Yo no quiero que un fontanero se ponga nervioso cuando cambia una tubería. Y quiero que un director esté igual de tranquilo en el set. Que esté cómodo. Históricamente estaban torturados o atormentados y tal… No, no. Bayona ha llegado hasta allí porque ha rodado muchísimo. Cuando alguien rodaba 30 o 40 días al año, él rodaba 200. Una barbaridad, igual que Maíllo. Esto es como un deporte. Es una profesión. Los chicos han de rodar y rodar. Este es el sello de ESCAC. El audiovisual es un negocio: son artistas, sí, pero «entre comillas», porque se ha de rodar cada día.
Escrito por Carlos Perelló en 29 enero 2019.