Pepe Coira ('Hierro'): "Odio las series que exprimen un limón ya exprimido"
Entrevista a Pepe Coira ('Hierro')

«Odio las series que exprimen un limón ya exprimido»

El creador de 'Hierro' nos cuenta la nueva normalidad aplicada a la segunda temporada de la serie de Movistar+, que acaba de regresar al rodaje que interrumpió la COVID-19. En febrero de 2021, se estrenará la segunda temporada.
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Pepe Coira, durante el rodaje de la T2 de 'Hierro' / Movistar+

Cuando, hace cosa de un año, Movistar+ estrenaba Hierro, pocos esperaban que se convertiría en uno de los productos que más alegrías le iba a dar a la plataforma. «Quizás era un proyecto que, de entrada, podía parecer menos vistoso que otros», reconoce Pepe Coira, guionista y alma de la serie junto a su hermano y director Jorge. «Movistar, con muy buen criterio, se había planteado incorporar a gente del cine a hacer series. No es que nosotros no tuviéramos experiencia en cine, especialmente Jorge, pero veníamos fundamentalmente de la ficción televisiva, y habíamos hecho gran parte de nuestras carreras en Galicia, nos había costado mucho tener oportunidades en la televisión nacional. Con Hierro, sabíamos que habíamos hecho algo muy cuidado, pero sinceramente no contábamos con una acogida tan cálida como la que tuvo».

Y Coira ahonda en el tema: «La serie tenía un planteamiento bastante modesto, que carece de eso que llaman un high concept, que es algo a lo que se da mucha importancia. La serie es muy de género, al menos como punto de partida. El planteamiento es muy clásico, y a lo mejor ese aspecto no contribuye de entrada a que fuera una serie que generara mucho ruido. Pensábamos que podría funcionar, claro, pero no esperábamos esa corriente de simpatía que notamos enseguida». Tanta simpatía que se vio recompensada con premios como el Feroz y el Ondas, a la serie y también a Candela Peña como Mejor Actriz Protagonista. Tanta simpatía que la segunda temporada, interrumpida por la alarma pandémica, vuelve a estar en marcha.

Con la mencionada Peña y Darío Grandinetti encabezando el reparto, este thriller criminal mezclaba con enorme solvencia una trama criminal que atrapaba con un entorno muy poco explotado en la ficción española, la isla de El Hierro («hay que reconocer que el espacio era muy seductor», admite Coira), que permitía dar a la serie esa pátina tan especial, ese aroma, que aportan las comunidades pequeñas y cerradas. «No sabría explicar el éxito de la serie, ojalá», dice nuestro hombre entre risas. «Creo que hay un elemento de azar muy grande. No solo con Hierro, con cualquier serie que funciona: creo que, más allá de una historia con un mínimo interés dramático, es esencial la empatía del espectador con los personajes. Crear un universo humano más o menos rico, más que responder quién mató a… ¿Quién mató a Laura Palmer? En Twin Peaks la cuestión no era saber quién lo hizo, más bien quiénes eran todos aquellos personajes peculiares que vivían allí.»

Uno de esos personajes es la juez protagonista, el personaje de Candela Peña. Una mujer recién llegada a la isla, casi en un exilio que es un castigo por causas que ni nos contaba la primera temporada ni nos contará la segunda. «Que el espectador no lo sepa nos parece bien, y viendo al personaje, una mujer con un respeto profundo por la ley, creo que todos tenemos bastante interiorizada la posibilidad que alguien sea castigado por hacer bien su trabajo… y eso me parece una pasada», dice Coira entre carcajadas. Toda una declaración de intenciones.

Huyendo de los conceptos clásicos del whodunnit, Hierro se emparentaba al thriller nórdico, o a producciones como Fargo, en las que la atmósfera y las localizaciones pesan lo suyo. «Yo creo que el género lo pide. Fíjate en Montalbano y Sicilia, o en Markaris y la Atenas de la crisis, o en Breaking Bad y Alburquerque», apunta Coira. «Hay dos tendencias en el género: por un lado, la manierista, con el clásico detective privado cuyo imaginario pertenece a las calles de Nueva York, y al que se suele trasladar a otro lugar, y te encuentras a personajes en gabardina en lugares donde no llueve. Por otra parte, puedes contar historias criminales que en realidad sirvan como lupa para mirar cómo se vive en determinados lugares. Yo soy muy aficionado al género, como lector y espectador, y creo que es consustancial al género que el escenario tenga una gran importancia, que impregne la historia. El nórdico hizo muy bien eso del thriller rural, jugando con el concepto ese del lugar donde nunca pasa nada… Un sitio no es un telón de fondo neutro, condiciona muchísimo, enriquece las historias. Nosotros intentábamos huir de la postal, de ser pintoresquistas. Si un sitio es bello, hay que mostrarlo, pero no abusar de eso».

hierro serie segunda temporada

Candela Peña durante el rodaje de la segunda temporada de Hierro / Crédito: Jaime Olmedo (Movistar+).

La segunda temporada de ‘Hierro’ estaba en marcha cuando la pandemia obligó al confinamiento general.

Llevábamos aproximadamente un tercio del rodaje… Recuerdo que me volví a Galicia unos días antes de que se decretara el estado de alarma, con la sensación extraña de viajar en un avión semivacío. Ya en la península, íbamos sabiendo de rodajes que se suspendían, pero Hierro continuaba. Hasta que se hizo imposible, porque todo el mundo tenía la cabeza en otra cosa, y paramos uno o dos días antes de que nos confinaran. Gran parte del equipo regresó a sus casas, y algunos, como Candela Peña, se quedaron en la isla.

¿Cómo vivisteis el parón, había frustración, tranquilidad…?

Por buscarle algo al parón, nos dio más tiempo de discutir cosas de guion… aunque, como es natural, la serie pasó a segundo plano. Te preguntas qué va a pasar con ese trabajo, pero también qué va a pasar con absolutamente todo. Durante un par de semanas recuerdo que no había manera de concentrarme en el trabajo, me costaba muchísimo… las prioridades cambian, tenía la cabeza en lo que te rodeaba, y la serie pasó a otro lugar. Todo se recoloca, recuerdas cuáles son las cosas que tienen valor.

¿Y cuál es el estado de ánimo, cuáles son las energías, ante un regreso que ya es real?

Pues es todo nuevo. Nos reíamos mucho pensando en lo interesante que será el making of. Sin entrar en los protocolos concretos, se trata de acostumbrarse a los nuevos procesos, a las nuevas maneras de trabajar. En realidad eso también pasa en un rodaje convencional: hay que poner la maquinaria en marcha, y hay unos primeros pasos de incertidumbre hasta que todo el engranaje empieza a funcionar.

El equipo tenía muchas ganas de volver. Tanto en la primera temporada como en lo poco que rodamos de la segunda, la gente disfrutaba con el trabajo. A la misma gente de El Hierro también le gustó la mirada que dimos de su isla. Volvemos con muchas ganas, con ilusión, después de una catástrofe que vivimos todos: nosotros, pero también cualquier trabajador en cualquier ámbito. Es verdad, además, que los humanos tenemos una capacidad de adaptación asombrosa, así que tengo la sensación que enseguida estará funcionando todo como un reloj…

¿Vas a estar en el rodaje?

«Ya no podíamos explotar la fórmula del falso culpable, pero al mismo tiempo, queríamos que esa extraña pareja Candela-Díaz siguiera funcionando»

De entrada no, porque en teoría el equipo tendrá que estar allí instalado todo el tiempo, no se puede ir y volver. Espero que la cosa vaya mejorando progresivamente y pueda escaparme hacia el final de la filmación. La idea era estar terminando a finales de agosto, aún nos quedan un par de meses. Aunque mi presencia no sea necesaria, me apetece, me encanta estar allí. Pero a mí, en los rodajes, lo que más me agobia es molestar, aunque sí es verdad que a veces puede surgir alguna duda y puedes ayudar, pero de entrada no estás allí para resolver nada. Mi presencia tiene lógica en guion y en montaje, pero en rodaje… si no tienes una función muy clara lo que no quieres es disturbar.

¿Cómo se evita que la segunda temporada de una serie como ‘Hierro’ se convierta en la repetición de una fórmula?

Ese es el quid de la cuestión. El Hierro no es Chicago ni Barcelona, teníamos claro que hablamos de un entorno reducido donde probablemente no haya la misma acumulación de historias dramáticamente potentísimas, eso es lo lógico. Por otro lado, hay unos personajes que siguen vivos. Así que tuvimos que buscar algo que fuera plausible en un lugar como El Hierro, y que nos permitiera ahondar en esa colección de personajes conocidos, incorporando algunos más.

Ya no podíamos explotar la fórmula del falso culpable, pero al mismo tiempo, queríamos que esa extraña pareja Candela-Díaz, que se encontraron investigando lo mismo desde lugares absolutamente opuestos, siguiera funcionando. Había que encontrar una trama que apelara a lo que nos mueve a las personas… Odio las series que exprimen un limón que ya estaba exprimido, y el principal miedo es que el espectador pueda sentir eso. Pero la serie tiene que mantener sus señas de identidad, que siga siendo Hierro, que tenga los suficientes elementos nuevos pero mantenga los que le han dado una identidad propia.

La isla no debería ser como el jardín de la señora Fletcher de ‘Se ha escrito un crimen’. Los muertos se agolpaban al paso de Angela Lansbury…

(risas) Efectivamente. Hierro no es un procedimental. La jueza Candela Montes no es una detective con capacidades deductivas insólitas, la serie no va de eso. Había que tener cuidado de no repetirnos. Recogiendo lo que decía muy bien mi hermano Jorge, después de una primera temporada donde no había expectativas ante la serie, ahora sí las habrá, y cada uno tendrá las suyas, algunas podremos satisfacerlas, y seguramente otras muchas no.

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