Comparte

La serie británica Line of Duty ha terminado su sexta temporada batiendo récord de audiencias. El episodio emitido por la BBC la noche del 2 de mayo obtuvo 12,8 millones de espectadores, lo que se traduce en un espectacular 56% de cuota de pantalla. Se trata del episodio dramático más visto desde 2002 en la cadena pública británica, excluyendo las telenovelas.
El final de la temporada de la ficción ha mantenido en vilo al país durante las últimas siete semanas. De hecho, ha sido más visto que el funeral de Felipe de Edimburgo, acontecimiento histórico retransmitido en tres canales en Reino Unido, y que fue seguido en la BBC por 11 millones de espectadores.
Aunque cada vez más análisis y estudios muestran cómo la televisión convencional pierde espectadores y se predice su final, ejemplos como Line of Duty nos hace plantearnos, ¿Estamos realmente ante el fin de la televisión convencional?
Es importante poner en contexto los sensacionales datos de Line of Duty. Se trata de una sexta temporada, es decir, tiene una base de espectadores que ya está enganchada a su trama. Además, la serie y su número de seguidores han ido creciendo, y mucho, con los años.
¿Qué está haciendo tan bien el canal público para mantener sus espectadores, semana tras semana?
La primera temporada se lanzó en su segunda cadena, BBC Two en 2012. Fue la ficción dramática más vista de todo el canal, con una media de 3,8 millones de espectadores. A partir de la cuarta temporada, la producción se mudó al primer canal de la BBC y pasó de los 5,4 millones de media de espectadores que tuvo la temporada tres, a 9,5 millones, incluyendo a los espectadores en diferido.
Lo curioso es que Line of Duty no ofrece un argumento especialmente ingenioso o diferente. Se trata de una serie policíaca británica que sigue el día a día de la unidad anticorrupción AC-12, encargada de investigar a los propios agentes y destapar casos de corrupción dentro de la policía. El final de sus episodios se caracteriza por ser auténticos “cliffhanger” (momento de máximo suspense), como sucede con muchas de las ficciones de su creador, Jed Mercurio.
Éxitos de autores ya consagrados, uno de los secretos de la BBC
En los últimos años, la BBC ha mantenido una propuesta llena de ficciones con buenas audiencias que han conseguido recaudar importantes premios, ¿Qué está haciendo tan bien el canal público para mantener sus espectadores, semana tras semana?
Para empezar, la BBC insiste en lo que sabe que funciona, usando fórmulas conocidas, de la mano de creadores exitosos ya consagrados. En vez de tratar de reinventar la rueda, recurren a su grupo de expertos en busca de calidad.
Jed Mercurio ya había mostrado su capacidad de crear series que enganchan con Bodyguard, una serie sobre un veterano de guerra convertido en escolta de una ministra del gobierno. Cuando se estrenó en 2018, obtuvo récord de audiencia, con un 35% (6,7 millones de británicos) de cuota de pantalla. La miniserie además obtuvo un Globo de Oro y estuvo nominada a varios Emmy y BAFTA, entre otros premios de prestigio.
Antes, Mercurio participó en Cardiac Arrest, Bodies y Critical, todas con resultados positivos para la BBC. Y aunque Mercurio es un genio, no se trata de una excepción. BBC suele confiar en grandes como Russell T. Davies (Doctor Who, Years and Years, ambas para BBC; It’s a Sin), Sally Wainwright (Gentleman Jack, Coronation Street) o Andrew Davies (Les Misérables, Bridget Jones).
“Estamos muy centrados en encontrar historias que la audiencia británica quiera ver en la noche (que se emiten). Hablamos mucho sobre ello. Hay una inmediatez en un thriller de alta calidad con personajes con los que puedes obsesionarte y que son ambiguos y tienen muchas capas”, afirmó Piers Wenger, responsable de ficción de la cadena hace unos años.
Y, además, es digno de alabar que no solo consigan retener a sus usuarios a través del misterio. Dramas distópicos, cómo Years and Years; y comedias como la hilarante Fleabag, dirigida por Harry Bradbeer (Killing Eve, Enola Holmes), también han conseguido hacerse un lugar privilegiado en la parrilla de la cadena. Y en la historia televisiva.
Coproducciones, el otro ingrediente para la gloria
Gran parte de sus éxitos vienen de la mano de otros estudios, a través de coproducciones, especialmente con socios estadounidenses. Good Omens, coproducida junto a Amazon, La Materia Oscura, junto a HBO, o Normal People, de la mano de Hulu; son algunos ejemplos.
Aunque BBC cuenta con un buen presupuesto para sus ficciones, solo mediante coproducciones una cadena pública puede competir con los fondos de gigantes de la televisión. Como referencia, el piloto de Westworld le costó a HBO 25 millones de dólares, cada capítulo de The Mandalorian ronda los 15 millones, y el tercer episodio de la temporada 8 de Juego de Tronos superó los 15 millones.
Además, mediante la coproducción, la BBC se asegura una distribución global y garantiza que sus títulos lleguen prácticamente a cualquier país del mundo. “Podemos invertir más presupuesto, al mismo tiempo que mantenemos el control editorial, ya que sabemos cuánto representa el drama para nuestra audiencia”, continúa Pier Wenger, y añade: “Hacemos 450 horas de drama cada año y con nuestros socios actuales de BBC Drama, incluidos HBO, AMC, SundanceTV, WGBH, FX, BBC America, Starz, Netflix, BBC First (en Australia), UKTV (en Nueva Zelanda), Arte (Francia), podemos crear un drama que de otro modo no se haría».
Y cuando llega el cambio, adaptarse y arriesgar
Por si fuera poco, la BBC ha demostrado ser capaz de siempre dar un paso más allá, adaptándose a los cambios socioculturales. En 2007, lanzó iPlayer, el servicio de streaming que permite a sus espectadores ver “catch up”, es decir, una serie o película que ha emitido en directo y que está disponible bajo demanda durante unos 28 días tras su emisión.
La BBC lanzó su plataforma de streaming casi 5 años antes de que Netflix llegara a Europa. Reed Hastings, CEO de Netflix, llegó a decir que fue la cadena británica la que “realmente abrió el camino” para el éxito de su compañía en Reino Unido.

¿Qué diferencia RTVE de BBC?
La mayor diferencia proviene de la fórmula de financiación. RTVE se nutre, desde 2010, casi exclusivamente de las asignaciones presupuestarias, lo que hace que sus ingresos sean altamente inestables.
En esta guerra, si se hace bien, parece seguir habiendo espacio para los canales en directo.
Reino Unido, sin embargo, ha optado por la fórmula del canon obligatorio, es decir, cada hogar paga unos 185 euros al año a la televisión pública. Así la BBC se garantiza una estabilidad económica, recaudando alrededor de unos 4300 millones de euros al año.
El canon es un pago obligatorio que da acceso tanto a los canales en directo de BBC y a su contenido en diferido, accesible a través del ya mencionado iPlayer.

Sin una buena financiación es muy complicado competir en una guerra en la que cada vez hay más opciones y, como hemos visto, con mayor presupuesto. Y aunque Televisión Española ha producido grandes ficciones, como Cuéntame cómo pasó, El Ministerio del Tiempo o Estoy vivo, a la hora de comparar el volumen y calidad de las ficciones con la cadena británica o con producciones de las grandes del streaming, aún tenemos un gran camino que recorrer.
Quizás el modelo BBC no funcione en nuestro país (¿Realmente pensamos que estaríamos abiertos a pagar un canon por acceder a RTVE?), pero sí las lecciones que nos deja. En esta guerra, si se hace bien, parece seguir habiendo espacio para los canales en directo. Y sobre todo que, al final, el secreto para el éxito está siempre en el contenido.
Escrito por Laura G. Expósito en 10 mayo 2021.