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'Juego de Tronos' ha acaparado un total de 32 nominaciones, y ha superado a 'Policías de Nueva York' como la serie con más aspirantes en una única ceremonia.
La fiesta de la televisión tiene fecha, el 22 de septiembre, y, desde hace unas horas, lista de invitados. La Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión ha dado a conocer sus nominados a los premios que reconocen las mejores producciones de la temporada 2018-2019. Y aunque la relación de candidatos es extensa y diversa, es irrefutable quién es, por el momento, la reina de la fiesta, HBO con 162 nominaciones.
Como es habitual en la cita más prestigiosa de la pequeña pantalla estadounidense, la lista que han creado los académicos ha dejado varios detalles, ausencias y presencias que merece la pena analizar. Lo sé, quejarse de que sus distinguidas señorías no comparten gustos con el mortal de los espectadores está pasado de moda. Pero cualquier aficionado a las series tiene derecho al pataleo, a las preguntas retóricas y a las odiosas comparaciones. Y aquí no íbamos a ser menos.
No hay nominados sino abonados
La lista que la Academia colgó después del breve evento en el que dio a conocer los aspirantes de las principales categorías era, por momentos, un dèjá vu difícilmente explicable. Un año más ahí estaban This is Us y Ozark. La primera, es la gran esperanza blanca de las cadenas convencionales y cada semana conmueve a millones de espectadores en todo el mundo. Pero después de la sorpresa, y el debido reconocimiento, inicial poco más se puede destacar del dramón por excelencia de la televisión.
El caso de la segunda es aún más sangrante y el espectador más avezado no podrá evitar hacerse algunas preguntas. ¿Cómo una serie de la que nadie habla, de la que pocos han dicho algo bueno, que ha pasado por su segunda temporada sin pena ni gloria, logra colarse de nuevo en unos premios tan prestigiosos como los Emmy? ¿Acaso Jason Bateman paga más en su membresía que el resto de los aspirantes? ¿O es que tiene las fotos guarras de algún académico de prestigio y el precio de su silencio son las nominaciones? ¿Su segunda nominación en la categoría de dirección significa que tenemos un nuevo Orson Welles entre nosotros y aún no nos hemos percatado? Sin ánimo para encontrar respuesta a la primera, espero que las tres últimas se contesten con un rotundo no.
¿Tenemos alguna certeza de que no va a ser una noche tronera?
Tristemente no. La superproducción de HBO que se ha despedido en este 2019 de su audiencia ha acaparado un total de 32 nominaciones, y ha superado a Policías de Nueva York como la serie con más aspirantes en una única ceremonia. Aunque para aquellos que buscan consuelo, no ha conseguido superar al Saturday Night Live en el recuento histórico, tras alcanzar las 161 nominaciones por las más de 200 de la producción de la NBC.
Hechas las cuentas, solo queda recordar la querencia que tienen los académicos por despedir a las series que compiten por última vez a lo grande. Con tres nominaciones en el apartado de dirección, cuatro aspirantes al premio de mejor actriz secundaria y tres en el apartado masculino, parece difícil que alguien más vaya a destacar en las sosas categorías pertenecientes al género dramático. Y entre los rellenos de Kit Harington y Emilia Clarke, especialmente destacable resulta la presencia de Peter Dinklage en su séptima ceremonia, de un total de ocho posibles.
Para lo que hemos quedado
El amor que la Academia profesa por algunas producciones contrasta llamativamente con la indiferencia que le producen otras series que, años atrás, fueron veneradas. El cuento de la criada, triunfadora hace dos años, tiene que conformarse con diversas nominaciones técnicas y un par de secundarios entre los que se encuentra Bradley Whitford. Algo similar, aunque con más enjundia, sucede con la ignorada última temporada de House of Cards, que ha logrado mantener a Robin Wright entre las aspirantes al premio a la mejor actriz dramática además de lograr otra para Michael Kelly y conseguir dos más en el apartado musical.
Y llegó el cabreo, propio y ajeno
Junto a Wright encontramos en la categoría nombres como Mandy Moore (This is Us), Laura Linney (Ozark), la ya mencionada Emilia Clarke, las protagonistas de Killing Eve y Viola Davis (Cómo defender a un asesino), que ya le valió un reconocimiento en 2015. Para mí ninguna de ellas realiza un trabajo más encomiable, digno de reconocimiento y de atención que Suranne Jones, protagonista de Gentleman Jack. Si las nominaciones de Bodyguard, A very English Scandal y Fleabag evidencian que la Academia no tiene problemas a la hora de reconocer las ficciones llegadas del otro lado del charco, ¿qué pasa con Jones? ¿Es que la cuota de producciones inclusivas queda cubierta con Pose? ¿Si hay sitio para Mercurio, por qué no para Wainwright? ¿O es que HBO no ha puesto el suficiente empeño en recordar a los votantes que tiene en su catálogo una de las mejores producciones de lo que va de 2019?
Casi tan contenta como yo debe estar Julia Roberts, que el año pasado se animó a dar el salto a la ficción televisiva de la mano de Amazon y Homecoming y, como ya sucediera en los Globos de Oro, se ha quedado compuesta y sin nominación. La producción de Sam Esmail puede tener sus pegas, pero cuesta entender que señores y señoras versados en el arte de la ficción televisiva hayan sido incapaces de reconocer el trabajo de una de las estrellas de Hollywood más conocidas para colocar, desde el respeto, a señoras como Davis, Linney o Moore en su lista de aspirantes al galardón. Quizá la culpa la tenga Beyoncé, que con su documental también titulado Homecoming, ha logrado seis nominaciones. Y claro, con dos nombres iguales, los votantes se han preocupado por no confundir a la audiencia.
Grandes apuestas que no se han comido un colín
En el apartado de “¿para eso he invertido yo tanta pasta?” destacan dos producciones llamadas a comerse el mundo. O por lo menos eso parecía a la vista del desembolso que sus cadenas realizaron en lo que a marketing y presupuesto se refiere. Allá por el mes de septiembre Netflix empapeló Los Ángeles con las caras de Emma Stone y Jonah Hill, se empeñó en convencernos de que Maniac era algo que debíamos ver y aquellos que soportamos el visionado sentimos que su excentricidad, y nuestro esfuerzo, bien merecían un hueco en la alfombra roja. Pues ni por esas.
Otra de las grandes fracasadas de la temporada ha sido Catch 22. George Clooney regresando a la televisión, Hulu desembolsando una cantidad de dinero tan descomunal que ni siquiera han ofrecido cifras y la Segunda Guerra Mundial como argumento no han sido suficientes para ir más allá de dos nominaciones, en edición de sonido y efectos visuales. Para este viaje no hacían falta tantos bombardeos, la verdad.
Otras ausencias inexplicables
Ahora que ha demostrado estar dispuesta a rescribir los usos y costumbres tabaqueras de la historia, y que edita series con dos años de retraso (véase Por Trece Razones), tal vez Netflix deba replantearse la necesidad de insistir en el género de la comedia. Ni El método Kominsky ni G.L.O.W han conseguido colarse en la categoría de mejor comedia, aunque sí ha colocado a alguno de sus intérpretes. No sé si es demasiado consuelo cuando entre las nominadas está una producción canadiense, Schitt’s Creek, de la que muchos no habíamos oído hablar hasta hace unas horas.
Habituales como Pamela Adlon o Allison Janney tendrán que ver la próxima ceremonia desde su casa, al igual que otros que, al principio de la temporada, parecían destinados a tener una nominación, como Jim Carrey (Kidding) o Ricky Gervais (After Life). Tampoco han tenido mejor suerte Matt Walsh, a pesar de su brillante última temporada en Veep, o mujeres como Connie Britton (Dirty John) y Ruth Wilson (Mrs. Wilson). Puestos a pedir explicaciones quizá quien más las merezca sea Rhea Seehorn, que lleva cuatro años viendo cómo muchos de sus compañeros de reparto en Better Call Saul son invitados imprescindibles (y merecidos) a la ceremonia, mientras que ella parece invisible a los ojos de los votantes. Esos detalles de la Academia que te hacen plantearte la seriedad, y el prestigio, de esta afamada fiesta.
Escrito por Aloña Fdez. Larrechi en 17 julio 2019.