'Nada': Brandoni, De Niro y el bife de chorizo a caballo
Crítica de la serie

‘Nada’: Brandoni, De Niro y el bife de chorizo a caballo

Después de la muy reivindicable 'El encargado', los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat le regalan un vestido a medida al gran Luis Brandoni. El carisma arrollador del actor argentino domina 'Nada', una divertidísima comedia que satiriza el mundo de la cocina y la restauración, que narra dos hermosas historias de amistad y que cuenta con Robert De Niro en un no tan secundario personaje.

Manuel Tamayo Prats es crítico gastronómico y vive bien. Muy bien. Lleva lustros sin pagar en un restaurante, y tiene una asistenta que se lo hace absolutamente todo y que le conoce mejor que la señora Danvers a Maxim de Winter. Es sarcástico y gruñón, no demasiado tolerante, vago y caradura. Posee un coche que no sabe conducir, y no tiene, ni quiere, teléfono móvil. También viste elegante, y su vivienda transmite estilo y lectura, dinero. Pero aparenta ser mucho más de lo que es. Medio Buenos Aires le respeta, o sufre sus birlibirloques, o las iras de sus textos, o los teme, o comprende, gracias a él, el significado de hinchapelotas. Manuel Tamayo Prats pertenece a la estirpe de los Anton Ego, para entendernos.

Y también forma parte del grupo de personajes, que tienen algo del esnobismo de esa élite cultural que se ridiculiza sola, a los que Gastón Duprat y Mariano Cohn adoran disparar. Lo hicieron con el mundo de la arquitectura y el diseño, y las gafas de pasta, en El hombre de al lado (2009). Con la literatura en El ciudadano ilustre (2016) y con los directores de cine en Competencia oficial (2021). Y ahora ponen el ojo, y la bala, en el universo de la restauración, del bife de chorizo a caballo y de las degustaciones de quesos de vaca feliz, de las milanesas bien rebozadas y de un piracaldo reparador.

Es mejor consumir Nada con el estómago lleno, porque la serie da hambre: aunque Duprat y Cohn no se entretengan demasiado en ese tentador y sabroso macguffin, de vez en cuando nos hacen salivar con una carne cortada con el mango de una cuchara, pura mantequilla de vaca.




Los directores de Nada (que estrena Disney+) prefieren concentrar sus esfuerzos en el retrato de un personaje de carisma arrollador. Dice Luis Brandoni, con sus 83 años a las espaldas, rápido de mente aunque corto de oído, actor incontestable, leyenda del teatro argentino, y político polémico, que interpretar a Manuel Tamayo Prats es un regalo, porque, siendo un tipo más bien antipático, impertinente y provocador, sostiene los cinco episodios de la serie y logra empatizar con el espectador más edadista. Cada salida de tono, cada improperio, cada respuesta hiriente, cada rostro de resignación, se convierten en detalle genial en manos de Brandoni.

En la serie, su personaje sufre una pérdida irreparable. Ocurre en el primer capítulo y es el desencadenante de todo lo que está por llegar: la muerte de Celsa, la asistenta, su mano derecha, y la izquierda, durante 40 años, la que mandaba en casa, la que marcaba el paso, deja a nuestro hombre con el frigorífico vacío y completamente perdido entre las instrucciones que la fallecida ha ido acumulando durante años en una libreta, un tesoro para un tipo sumido en la inutilidad más absoluta. La escena en el supermercado convertida en vídeo viral, en el segundo episodio, define perfectamente al protagonista, y, no hay pruebas pero tampoco dudas, a buena parte del público.

Mariano Cohn y Gastón Duprat aciertan con la estructura de los cinco episodios que componen la serie

El deceso inesperado obliga a Tamayo Prats a buscar a otra persona, y el azar lleva a su casa a una chica paraguaya que ha dejado su país, y que busca un trabajo para recuperar a la hija que ha tenido que dejar atrás. Antonia superará la prueba de las milanesas (el ajo y el perejil se mezcla con el pan rayado, no con el huevo; la carne se pasa primero por el pan, después por el huevo, y nuevamente por el pan, ahí está el truco), y también irá conquistando de a poco el corazón pétreo de un tipo demasiado acostumbrado a no medir las consecuencias de sus actos.

Un ejemplo: ha cobrado dos anticipos de una editorial por escribir un libro del que, dos años después, no ha escrito ni dos frases. Otro: la reunión trimestral del exclusivo Círculo Epicureista al que pertenece junto a sus amigos íntimos acaba como el rosario de la aurora por su deslenguada irreverencia.

Majo Cabrera y Luis Brandoni en ‘Nada’.

Más allá de los tonos y aristas de un personaje muy bien escrito, y mejor interpretado, Mariano Cohn y Gastón Duprat aciertan con la estructura de los cinco episodios que componen la serie. Los cuatro primeros tienen a un narrador excepcional por mil motivos: en la ficción es un importantísimo literato, ganador del Pulitzer; en la realidad es una leyenda del cine, un tal Robert De Niro. Él da vida a Vincent Parisi, un viejo amigo del protagonista que reside en Nueva York, apenas se ven y solo hablan por teléfono de vez en cuando, pero su relación es irrompible. “No vivimos en el mismo país ni hablamos la misma lengua. Pero nos unen dos cosas: somos dos viejos medio bastardos y sentimos placer con la buena comida”, dice el escritor yanqui.

Es una delicia ver a Robert De Niro compartir escenas con Luis Brandoni

El juego con los idiomas de De Niro al principio y al final de esos cuatro capítulos es descacharrante. Para dar contexto a la historia de su amigo Manuel (“un verdadero dandy de pasado impreciso”), y como si de un descubridor de Argentina para dummies se tratara, Parisi/De Niro habla a cámara sobre los porteños, sobre la carne argentina y sobre la diferencia entre boludo y pelotudo. Es una estupenda treta de Cohn y Duprat para con el público no hispanohablante, conscientes de que su serie viajará por todo el mundo, y la fórmula de chistes brillantes y un actor que se encalla con la RR de parrilla tiene mucha gracia.

En el quinto episodio, el personaje de De Niro se une a la fiesta en Buenos Aires. Y es una delicia ver cómo comparte escenas con Luis Brandoni. No es tan conocido que ambos son, como sus personajes, amigos desde que el actor bonaerense rodó en Nueva York varias escenas del film Made in Argentina (1987). Juntos, compartiendo mesa y mantel, mollejas y morcilla, en El Rebenque de Omar, se les siente disfrutones, a gusto, y lo transmiten.

‘Nada’ se estrena en Disney + el miércoles 11 de octubre.

Pero esa química fabulosa entre dos grandes se da también cuando Brandoni hace de pigmalion trasnochado con su joven nueva asistenta, magnífica Majo Cabrera. O cuando Cohn y Duprat nos regalan una viñeta desternillante, apenas un apunte jugoso, casi una especia que aporta sabor al plato: es deliciosa la escena de nuestro hombre con otro monstruo, Guillermo Francella, el que fuera protagonista de la anterior serie de los cineastas, El encargado (también en Disney+) y al que nadie con sangre en las venas puede olvidar en la maravillosa El secreto de sus ojos.

Mariano Cohn y Gastón Duprat eligen bien, muy bien, poniéndose en manos de un reparto sensacional para dar sentido a lo que son, en realidad, los grandes encantos de Nada: por un lado, su reivindicación de la buena vida, de abandonarse a los placeres del bife de chorizo y del dulce de leche tanto como el cardiólogo lo permita. Por el otro, ese inapelable mensaje final: dejen vivir y no rompan las pelotas. Amén.

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