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«El éxito lo llevas en la sangre, te corresponde a ti encontrarlo. Mientras recorres tu camino aprenderás de qué estás hecho. La suerte no es algo que pasa, es algo que haces que pase». Cada mañana Taylor Stubbs escucha, de camino a su trabajo como agente de seguros, las palabras de Odie Garbeau II en el radiocasete de su coche. Puede parecer coaching, pero se trata de marketing multinivel. La realización personal para conseguir un bien común, la consumación del sueño americano a través de un sistema de niveles en el que las ventas son el verdadero objetivo. O lo que es lo mismo, una estafa piramidal en la que el deseo de alcanzar la gloria económica ensombrece los inconvenientes, también monetarios, del supuesto negocio.
Taylor Stubbs odia que algunos se refieran a FAM (Founders American Merchandise) como un fraude. Él es uno de sus reclutas más exitosos y tras dos años de mucha dedicación y escasas horas de sueño, acaricia con los dedos la posibilidad de dedicarse en exclusiva a ello. Un sueño por el que su mujer, Krystal Stubbs, no siente la más mínima emoción. Para ella, FAM es ese negocio turbio que impide que su marido disfrute de sus horas de ocio con ella y su bebé. Y la culpable de que las malditas siglas de la empresa estén en cada lugar al que miras y la casa atestada de cajas con papel de cocina, botellas gigantes de loción de manos o latas de comida.
Lo que de verdad le gusta a Krystal es poder disfrutar de su vida en los suburbios de Orlando con las inquietudes propias de principios de los 90, una hipoteca y su trabajo en un parque acuático cercano. Tanto que cuando Taylor le muestre su entusiasmo por dejar de ser agente de seguros, y de ganar cuarenta mil dólares al año, no dudará en agarrarle de las solapas para recordarle que ella no está dispuesta a ser pobre “de nuevo”. Y si dimite, cogerá a su hija y le abandonarán. La intensidad de la amenaza no servirá de mucho, y el emprendedor soñador se vestirá sus mejores galas para cruzar un arco de globos y entrar en el olimpo de la gloria y los cheques de ceros interminables.
El calendario televisivo norteamericano ha querido cerrar los estrenos de verano con cierto toque espiritual. Y si HBO apostaba con Los Gemstone por el catolicismo como núcleo de una fe «inquebrantable», con Llegar a ser Dios en Florida (On becoming a god in Central Florida), Showtime apela al éxito como motor de arranque de una parte de la población que se resiste a conformarse con pertenecer, simplemente, a la clase media. Aunque la intención inicial de sus creadores fuese escribir una producción sobre cultos religiosos, Las Vegas y un par de convenciones de marketing multinivel aportaron la inspiración necesaria para la historia de Krystal Stubbs. Porque la obstinación de Taylor será su perdición y, en realidad, On becoming… no se ocupa del triunfo de la fe y de los ingresos adicionales del hombre de la casa, sino del poder de una mujer con labia y atributos que anhela recuperar su propia vida. Aunque sea profesando la fe de la que tantas veces criticó, la de FAM.
En su viaje por el autoconocimiento la joven madre tendrá que vérselas con el venerado líder Garbeau, el intenso reclutador de su marido, Cody, o las sufridas reticencias empresariales de Ernie, su jefe en el parque acuático. Porque su verdadero lugar de trabajo se convertirá en uno de sus principales objetivos a la hora de empezar a distribuir los diversos productos de FAM. Y sin quererlo, asumirá como propio el verdadero credo de la empresa. Solo importan los beneficios, no las personas.
La incansable cultura del esfuerzo y el emprendimiento, o el inquebrantable sueño americano, vive uno de los momentos de mayor auge de su Historia
El marketing multinivel, el «Avon llama» de toda la vida, siempre ha tenido mucho más calado en Estados Unidos que en España. La incansable cultura del esfuerzo y el emprendimiento, o el inquebrantable sueño americano, lo sitúan en la actualidad en uno de los momentos de mayor auge de su Historia. En On Becoming… los reclutas se convierten en una suerte de «influencers» de un Instagram noventero. Solo unos pocos elegidos consiguen congregar a las masas para inspirarles, vender productos y convertirlos a la fe y los valores de FAM. La gloria de incansables luchadores que solo disfrutarán aquellos que no están demasiado abajo en la pirámide organizativa.
Con Kirsten Dunst en el papel de Krystal, y Alexander Skarsgard como Taylor, On Becoming… es una sátira social que no es capaz de definir su trayectoria en sus primeros capítulos, pero que también sabe adentrarse en los suburbios sin caricaturizarlos. Que sorprende al espectador en su primer episodio y deja para más tarde sus verdaderos intereses. Que tiene miserias para dar y regalar, pero también inspiradores consejos que hacen de Mr. Wonderful un mero aficionado. El espectador tal vez no sepa dónde quiere llevarle esta soleada comedia negra, pero entre ridículas frases grandilocuentes, hombres adultos que disfrazan su ambición de convicciones y una protagonista en pleno proceso de redescubrimiento, es fácil convertirse en recluta de FAM. Porque como tantas veces se pregunta Taylor: «¿quién no quiere ser millonario?».