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El panorama cómico americano se define por su elenco de grandes personalidades, cada uno con su particular sentido del humor, no siempre al gusto de todos. Louis C.K, Steve Carell, Conan O’Brien son algunos de estos humoristas que congregan tantos amantes como detractores. Tina Fey goza más de los primeros que de los últimos.
Con una carrera envidiable por delante, llegó a Nueva York en 1999 para escribir en la meca de todo humorista, el late show americano Saturday Night Live (SNL) y, en tan sólo dos años, pasó a formar parte activa del reparto y se convirtió en la primera mujer en estar al frente del equipo de guionistas del programa. La guionista y actriz de los grandísimos Saturday Night Live y 30 Rock es lo que todo humorista quiere ser, y no sólo por sus 8 Emmys.
30 Rock es la obra maestra de Tina Fey, una sitcom basada en su experiencia al frente de SNL. Una ventana a la sala de guionistas del late-night favorito de América. Esta meta-sitcom ha logrado el éxito de la crítica, alcanzando el puesto 21 en la lista de las 100 series de televisión mejor escritas según la WGA (el Gremio de escritores de América) aunque como a veces pasa con las mejores obras, tuvo que luchar para ser renovada hasta conseguir un final digno tras 7 temporadas. Con esta serie Fey se abre al público de la manera más natural (y meta) posible. Su alter ego Liz Lemon es la jefa de guionistas de un programa de sketches de la NBC dedicada plenamente a su trabajo, obsesionada con la comida y aterrorizada por el sexo; siempre con un humor atrevido, sin pretensiones y con el punto satírico marca de SNL. Es aquí donde podemos conocer, salvando las distancias, a Tina Fey.
En 30 Rock, Fey refleja el cariño a su trabajo y sus compañeros de SNL de la forma más abierta y humana posible, criticándolos. Nadie sale airoso, tampoco ella. No deja ningún tema suelto y los critica a todos por igual, sin tener en cuenta su raza, sexo o sexualidad (para qué quedarse en heterosexuales y homosexuales, pudiendo tener alguien como Jenna Maroney, atraída sólo hacia ella misma).
“Parte de 30 Rock es autobiográfica. Nuestro mundo es un poco más retorcido, pero son las relaciones entre las personas las que reflejan este exceso de familiaridad y competitividad, mezclado con amistad y desprecio.»
Pero si por algo será recordada Tina Fey, será por su actuación ganadora de un Emmy imitando a la republicana Sarah Palin en su breve regreso a SNL (era obligado regresar por el bien del humor, el parecido era tal que hasta su propia hija las confundió). La imitación tuvo tanta repercusión que llegó a influenciar el resultado electoral y hasta colarse en los informativos.
Si el talento se midiese por premios, ella tiene entre los suyos el Mark Twain al Humor Americano. Si se valorase por número de presentaciones de galas de premios, ella ya empieza a ser un nombre habitual, junto a su eterna compañera Amy Poehler, con quien ya acumulan unos cuantos. Y más que llevarán, cuando repitan juntas las ediciones de los Golden Globes de 2014 y 2015. Está claro que este dúo cómico vende.
“Espero que como a Mark Twain, dentro de 100 años la gente vea mis obras y piense: wow, esto es realmente racista!”
Su contribución al humor no se centra en ese humor inteligente y exclusivista, es un humor absurdo y con mucho cariño de por medio, siempre con un punto satírico, también hacia si misma (la última escena de 30 Rock lo dice todo). Siempre encandilando al público quizá con el toque personal de sus actuaciones, todas recordando quién es ella y que hace aquí.
Por suerte para la televisión americana y para todos nosotros, tenemos Tina Fey para rato. A los pocos meses de finalizar 30 Rock ya tiene dos proyectos contratados, repitiendo con la NBC y estrenándose con la FOX, ambos centrados en mujeres. No la veremos a ella en pantalla, pero su influencia seguro que se notará detrás de las cámaras.
