'HIT' y otras series imprescindibles (y no tan conocidas) sobre institutos
Institutos Z

Si pudieras volver al instituto…

Aunque es un género en sí mismo, no todas las series juveniles siguen los mismos patrones. Algunas se desmarcan del camino trillado y sorprenden gratamente. Desvelamos cinco con estilo propio.
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¿Cansado de las típicas series de instituto? ¿Cansado de los mismos personajes: el guaperas, la popular, el/la marginado/a…? ¿Cansado de rollitos juveniles edulcorados que te hacen vomitar purpurina? Aquí está la respuesta no-solicitada a tus plegarias. No es un producto de teletienda, son cinco propuestas de series bien construidas, con un toque diferente, que se escapan de la norma y no ofenden tu inteligencia si pulsas play.

1. ‘Blood & Water’

Aunque de forma discreta, Sudáfrica ha luchado por tener un hueco propio en el catálogo de Netflix en forma de series, películas e incluso monólogos. Y, entre todas estas producciones audiovisuales, destaca la serie Blood & Water escrita por Daryne Joshua y dirigida por Nosipho Dumisa.

El punto de partida es idéntico a decenas, por no decir centenares, de series juveniles desde Sensación de Vivir hasta Élite pasando por Gossip Girl o Rebelde: nuevo alumno que llega a un colegio elitista. La joven Puleng Khumalo (Ama Qamata) empieza curso en el prestigioso Parkhurst College. Pero hasta aquí las similitudes, porque el desarrollo a partir de entonces adquiere un cariz mucho más interesante.

‘Blood Water’ está disponible en Netflix.

La protagonista pertenece a una familia de clase media con una herida abierta durante diecisiete años y que no permiten que se cierre, el secuestro cuando era bebé de Phume, la hermana mayor de Puleng. Este hecho es el elemento que actúa como catalizador cuando Puleng llega a su nuevo instituto y conoce a Fikile Bhele (Khosi Ngema), la chica más popular del colegio. Influencer, guapa, deportista y, además, buena persona, amable y buena estudiante.

Ambas, Ama Qamata y Khosi Ngema, cargan a sus espaldas con gran solvencia todo el peso interpretativo de la serie, sólo aligerado por el personaje cómico secundario de Zama (Cindy Mahlangu) que consigue atenuar la intensidad y solemnidad, a veces excesiva.

Y es que Blood &Water, aunque serie juvenil, apuesta por el misterio y el drama para crear una serie atípica pero interesante. Representa, al fin y al cabo, una apuesta por mantener este género intacto, sin rupturas ni transgresiones innovadoras, pero con un toque diferente muy refrescante. Fruto, principalmente, de su nacionalidad sudafricana, que permite escapar de las clásicas producciones occidentales y sus guiones con patrones sobradamente conocidos.

2. ‘Esta mierda me supera’

Llamativa traducción libre del título original de la serie I’m not okay with this, disponible en Netflix, y basada en un cómic de Charles Forsman. Catalogada por la plataforma de streaming como irreverente y siniestra, es justamente la serie juvenil que reúne y a la vez se desmarca de todos los tópicos habituales.

En Brownsville, un pequeño pueblo de Pensilvania de apenas 5.000 habitantes, Sydney Novak, interpretada con maestría por Sophia Lillis, se enfrenta a un nuevo curso en el instituto Westinghouse junto a su mejor y única amiga Dina (una bastante floja y poco creíble Sofia Bryant) que recientemente ha empezado a salir con el chico más popular del colegio, obviamente jugador de rugby.

Será la voz en off de la propia Sydney quien, a lo largo de los siete capítulos de la primera temporada, irá recorriendo sus vivencias y sentimientos junto a su también amigo Stanley Barber (un fantástico Wyatt Oleff en este papel). Sydney tendrá que lidiar con el descubrimiento de su propia sexualidad, la superación del suicidio de su padre hace menos de un año, el cuidado de su hermano pequeño, la desatención de su madre y sus propios conflictos, entre otras cosas…

‘Esta mierda me supera’ reúne y a la vez se desmarca de todos los tópicos habituales

El aroma rural de pueblo de la América profunda impregna cada capítulo plagado de clichés: la chica popular que sale con el jugador de rugby que acaba lesionado, los acosadores de instituto al estilo de Por trece razones, los raritos de la clase que, en este caso, están personificados en Sydney y Stanley, las fiestas, la proximidad de un baile (con su ponche incluido, ¡que no falte en cualquier serie yankie!) y la necesidad de buscar pareja…

Entonces… ¿por qué Esta mierda me supera tiene derecho a estar en esta lista? Porque, siendo la más clásica, es muy innovadora. El director es Jonathan Entwistle. ¿Quién? El director y el productor de The end of the fu***ing world, pero aún hay más… La influencia más notable viene de la mano de los productores, los mismos de Stranger Things (Rand Geiger, Shawn Levy y Dan Cohen) que consiguen recrear en esta serie el aura que impregnó el pueblo de Hawkins.

En Esta mierda me supera, Sydney tiene que batallar con el descubrimiento, aprendizaje y control, o descontrol, de sus poderes, porque esta joven de 17 años es capaz de mover objetos con su mente, sobre todo cuando existen sentimientos incontrolables como la ira, el miedo o la rabia… Un matiz importante de ciencia ficción que se entremezcla en el tapiz, con pinceladas de comedia negra enmarcadas muy hábilmente en esta serie juvenil.

3. ‘HIT’

España, año 2020. Un instituto público de secundaria cualquiera. Ese es el escenario que se puede ver en la serie HIT, desnudo de cualquier tipo de idealización o romantización del alumnado y crudo en su realidad. HIT son las siglas del profesor Hugo Ibarra Toledo (Daniel Grao), un nuevo educador que llega al instituto Anne Frank para intentar frenar la escalada de violencia que está sufriendo por parte de los mismos alumnos.

Hugo es un profesor con unos métodos cuestionables, al menos por parte de las mentes más ortodoxas y pone en duda el sistema educativo actual en España de forma incesante, a la vez que intenta superar sus propios traumas y problemas. Se enfrenta, constantemente, no sólo a sus alumnos sino también al profesorado y a los padres de los adolescentes con ideas y actitudes que basculan entre la enseñanza, la pedagogía y la psicología.

La serie HIT tiene elementos muy buenos en igual medida que posee elementos igual de nefastos y, por desgracia, los segundos eclipsan a los primeros, corriendo el riesgo de calificar esta serie como mediocre cuando en realidad ofrece destellos de un valor incalculable.

Empecemos por lo negativo (para permitirnos acabar luego con buen sabor de boca). HIT es una serie original de RTVE que se estrenó en otoño de 2020 y que se emitía semanalmente. En televisión. En abierto. En esa caja cuadrada que suele presidir los salones de muchas casas… El contenido puede ser excepcional pero, si el formato y el canal de distribución no acompañan, poco se puede hacer.

Para hacer la comparación con su predecesora Merlí, su mayor difusión y disfrute se produjo al colocarse en una plataforma de streaming para que la pudiera ver quien quisiera, adulto o adolescente, sin condicionantes de horarios o dispositivos. No es éste el caso y le perjudica.

Marta Larralde se incorpora a la segunda temporada de ‘HIT’ / Crédito: FEDERICO CALVO GUTIERREZ

Lo que nos lleva al segundo problema. HIT es una serie de temática juvenil ambientada en un instituto problemático pero por la cantidad de temas que abarca, ¿a quién se dirige? Si el público objetivo de la serie es menor de 20 años, éste no aguantará un metraje tan largo centrado en los problemas, sentimientos y acciones de los adultos, padres de alumnos y profesorado.

Si, por el contrario, se dirige a un público adulto, a causa de la cantidad de reflexiones y cuestionamientos sobre el sistema educativo y la labor parental en la educación de los hijos, ¡menuda oportunidad perdida con los jóvenes!

No existe actualmente ninguna serie en España que refleje de forma tan acertada a la juventud actual como lo hace ‘HIT’

Lo cierto es que, actualmente, no existe ninguna serie en España, ninguna, que refleje de forma tan acertada a la juventud actual como lo hace HIT. Desde las relaciones entre amigos, hasta los propios códigos no escritos de conducta entre colegas, pasando por la música, la ropa, el estilo, las localizaciones en polígonos y parques, la relación con los padres, hasta el vacile soberbio característico de la adolescencia actual. Es un retrato sociológico crudo y verídico. Impecable.

Y a esta fotografía tan certera contribuye un plantel de actores, en su mayoría noveles, que aportan frescura y naturalidad al conjunto. En su mayoría, porque si alguien destaca es, indudablemente, (con permiso de Daniel Grao que hace un trabajo excepcional), Carmen Arrufat interpretando a Lena. Cierto es que el personaje de Lena se ve favorecido por un guión brillante y muy bien armado en su complejidad psicológica, pero la actriz consigue crear a una Lena tan real como espeluznante en sus acciones. Carmen Arrufat no ha creado un personaje sino un perfil psicológico presente y habitual en la sociedad actual.

Hugo Ibarra ve como nadie a la juventud actual y la ve porque la mira. La escucha, no sólo la oye, por eso es capaz de sentenciar que “la adolescencia es la época del malestar” y el consumo de drogas en los jóvenes se produce porque “la vida les duele”. Así, nada se escapa a la mirada de la serie HIT, drogas, despertar sexual, relaciones con los padres, política, divorcio, muerte, frustración, ira, desesperanza… Hit mira a la realidad de cara, sin endulzarla. Porque para maquillar la adolescencia ya existen otras series.

4. ‘Clase letal’

La serie juvenil que no sabías que necesitabas ver hasta que te la presentamos en Serielizados. Originalmente en Syfy y actualmente en el catálogo de HBO España, Deadly Class, traducida como Clase Letal, da una vuelta de tuerca tan fuerte al género que se pasa de frenada, convirtiendo esta producción en una placentera aberración.

¿Cuántas veces has leído la sinopsis: nuevo alumno humilde que entra en una escuela de élite? Un par de veces en este reportaje, sin ir más lejos. Te contamos la sinopsis de Clase Letal: nuevo alumno indigente y huérfano que entra en una escuela de élite para asesinos y criminales. ¿Cómo suena ahora?

En el programa de estudios del colegio King’s Dominion no constan las asignaturas de historia, matemáticas o literatura. En su lugar: Magia Negra, 1º de Venenos, Combate cuerpo a cuerpo, Manual del anarquista y Rostros de la muerte… Y los empollones, los populares, los deportistas, las animadoras… son sustituidos por bandas con estructuras internas típicas de carteles y tribus: nazis, yakuzas, hijos de mafiosos, fascistas, hijos de policías corruptos, hijos de miembros del gobierno… ¿Deberes? Claro que sí, los primeros de la semana: matar a alguien que se lo merezca.

Y a este colegio llega el adolescente Marcus (Benjamin Wadsworth) intentando encontrar su lugar en el mundo a la vez que lidia con los problemas banales típicos de su edad y de la pubertad, léase interés sexual. Aún así, pronto se mancha las manos de sangre y confiesa su objetivo en la vida, que no es ser astronauta, como muchos jóvenes soñarían. Marcus quiere asesinar a Ronald Reagan.

‘Clase letal’ está disponible en el catálogo de HBO España.

¿Ronald Reagan? Sí, el presidente de los Estados Unidos. Porque, efectivamente, Clase letal se ambienta en la segunda mitad de los años 80 y al placer de la imagen se le suma una banda sonora propia de la época que es una delicia nostálgica. Además, esta serie se basa en un cómic de Rick Remender y Wesley Craig, y la influencia de este tipo de novelas gráficas está a lo largo de los 10 capítulos de la temporada en forma de flashbacks y/o ensoñaciones grafiadas y de referencias directas.

«Cambia el mundo con una bala» es el lema del director de este subversivo centro, el maestro Lin (protagonizado por Benedict Wong), que sería el compañero filosófico perfecto para tomarse unas cervezas con nuestro Merlí autóctono. Pero ahí acabarían los sutiles parecidos, porque King’s Dominion no es equiparable a un Hogwarts aunque lo pareciera en su planteamiento inicial.

Clase Letal está protagonizada por un grupo de alumnos que levantan la serie por sí solos con sus actuaciones, aunque principalmente Wadsworth. Y, aunque mantiene un ritmo intenso constante, a partir del sexto capítulo la serie se eleva todavía más alcanzando su cenit. En general, esta siniestra serie juvenil transita entre una estética oscura y levemente punk, dentro de unos límites gore asumibles por el espectador sin llegar a ofender pero logrando, sobradamente un fuerte impacto.

https://www.youtube.com/watch?v=EHTz4ui0Wsw

5. ‘Greenhouse Academy’

La madre de Alex (Finn Roberts) y Hayley (Ariel Mortman) murió hace casi un año, de forma trágica e inesperada, mientras pilotaba un cohete. Ahora, ambos hermanos tienen la oportunidad de entrar a estudiar en el elitista The Greenhouse, un centro para jóvenes con talento y futuros líderes del mundo. En esta escuela, cada uno de los hermanos se unirá a un equipo, como si de hermandades enfrentadas se tratara: uno a los Águilas y la otra a los Cuervos.

Esta serie de cuatro temporadas de Netflix está basada en la serie original israelí Ha-Hamama y aunque la primera temporada, sobre todo el piloto, es idéntica a la original, con el paso de los capítulos la serie americana coge ritmo propio y sobre todo establece diferencias en cuanto al estilo propio de realización más populista. El estilo americano también es visible en los personajes escogidos más planos y estereotipados, donde se apuesta por una diversidad políticamente correcta.

Si alguien se preguntara cómo se podría realizar una telenovela para adolescentes, ‘Greenhouse Academy’ es la respuesta

Greenhouse Academy combina intriga y ciencia ficción con el género propiamente juvenil y lo hace sustentándose sobre una narrativa de base tecnológica que funciona de forma muy interesante. Los alumnos de Greenhouse se comunican entre ellos mediante dispositivos no existentes en la sociedad, los Louie, una especie de tablets holográficas convertibles.

La trama discurre entre las disputas escolares y personales entre los dos equipos, y los misteriosos fenómenos extraños que ocurren en la escuela. Las investigaciones de los propios alumnos revelan los planes ocultos de algunos personajes para crear terremotos y actividad sísmica de forma intencionada, con un claro objetivo económico. Así, serán los propios alumnos los que, en última instancia, deban destruir los planes de esta organización y acabar salvando el mundo.

Si alguien se preguntara cómo se podría realizar una telenovela para adolescentes, Greenhouse Academy es la respuesta. Es una serie con aventuras, acción, amor, amistad, traición, todo en su justa medida, sin excederse. Con muertos que reviven, malos de manual, los buenos que quieren salvar el mundo, una trama sencilla que seguir y con la emoción y el misterio en dosis justas. Las interpretaciones son básicas, cumplen su función, con reflexiones sencillas pero sin ahondar demasiado, con un guion equilibrado sin demasiadas explosiones narrativas y con un tono comedido y blanco.

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