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Starz ha anunciado oficialmente la cancelación de Ash vs Evil Dead cuando termine su tercera temporada. Una noticia dolorosa para los que seguimos las gamberras aventuras de Ash Williams desde que Sam Raimi dio inicio al personaje en The Evil Dead en 1981. Un film que dio pie a dos secuelas –y un remake en 2013 de la mano de Fede Álvarez– y a la maravillosa serie televisiva que hoy nos traemos entre manos.
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Es algo absolutamente curioso que los fanáticos del cine de género –aquí aplicado al mundo de las series- se quejen de que no se realiza suficiente material de terror al año como para satisfacer su sed, y cuando resulta que se lanza una serie, que funciona a modo de secuela prácticamente, inspirada en un largometraje que marcó un hito en la historia del cine de terror, no se consuma. Arrastrándola a la inevitable vía de la cancelación y haciendo que sus, en este caso, tres breves temporadas queden solo en la memoria de los que sí disfrutábamos con ella.
Es evidente que Ash vs Evil Dead no tenía mucho más que ofrecer pasada su primera temporada –aunque tampoco es que esta añadiera gran cosa al universo cinematográfico de The Evil Dead-, pero, aun así, Starz apostó por lo arriesgado; intentar dar más rienda suelta a las catastróficas desdichas que Ashley Williams carga consigo desde que entró en esa cabaña abandonada en los años ochenta y tuvo que exterminar a su grupo de amigos para sobrevivir.
‘Ash vs Evil Dead’ funciona como una pequeña dosis de droga para los fanáticos, como chutes de trash y serie B en formato serial
El producto de Starz funciona como una pequeña dosis de droga para los fanáticos, como chutes de trash y serie B en formato serial de veinticinco minutos de duración con el fin de volver a esos años donde se podían realizar productos de género sin necesidad de que estos tuvieran que tener un significado profundo más allá que el de entretener al respetable y hacer que nuestras emociones funcionasen como una verdadera montaña rusa, galopando entre el miedo y la comedia con el añadido del gore. Un elemento que en Ash vs Evil Dead se ha llevado al extremo, hasta la saga ‘Saw’ se queda corta en ocasiones en comparación del macabro espectáculo que Bruce Campbell desata en pantalla con su brazo-motosierra y su característica escopeta de doble cañón.
Pero lo mejor de todo es que se ha conseguido crear un nuevo universo a su alrededor, con nuevos personajes y nuevos retos para poner a prueba al personaje de Ash. Y eso es todo un logro teniendo en cuenta que la serie sólo se basa en ver a ese Ash Williams reventando cráneos de demonios a diestro y siniestro. Empero, es una violencia que va acompañada de un humor único que parece haberse convertido definitivamente en la carta de presentación de Campbell –la secuencia de la morgue de la segunda temporada es una verdadera delicia-.
Si todavía no habéis visto la serie creedme cuando os digo que por mucho que suene a producto trash de bajo presupuesto cercano a la serie Z, Ash vs Evil Dead no es grotesca en su apartado técnico. Dispone de una fotografía magnífica, mimada y cuidada, que no renuncia a esa suciedad propia del cine de género más clásico –véase La matanza de Texas (1974, Tobe Hooper)- puesto que, a pesar de que la imagen sea absolutamente perfecta, la cantidad de sangre, vísceras y fluidos desagradables llenan la pantalla escena tras escena. Lo que no le da un toque para nada cochambroso y hace que sea un producto que renueva visualmente la estética que Raimi empleó para empezar sus andanzas con The Evil Dead.
Una lástima que todavía no podamos ver en nuestro territorio la tercera temporada de Ash vs Evil Dead y tengamos que esperar algo de tiempo –esperemos que no demasiado- para que Netflix, o alguna platforma VOD de turno, tenga la decencia de transmitir el que ya está confirmado como el final de la serie. Solo queda dar las eternas gracias a Sam Raimi y Bruce Campbell por haber hecho posible este proyecto que, sin ninguna duda, va a permanecer pegado a la trilogía cinematográfica de The Evil Dead –aunque solo sea para recordarnos cuán gamberros eran los films de posesiones de Raimi en sus inicios-. Hasta siempre, Ash.