'Detrás de sus ojos': Juego de trileros
'Detrás de sus ojos'

Juego de trileros

Cuando los preliminares son muy largos, el clímax nunca deja indiferente, bien por espectacular bien por decepcionante. Eso mismo ocurre con Detrás de sus ojos, que se lo juega todo a una carta en su final, con engaños incluidos.
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Tengo una amiga que no ve películas de miedo porque le dan miedo. Nunca vio Expediente X porque, con eso de rotular capítulos con fechas y horas, le sonaba más realista y luego tenía pesadillas por las noches. Y nunca averiguó quién mató a Laura Palmer porque no pasó del piloto. En cambio, puede ver thrillers ligeritos como el español Sé quien eres porque le parece que los sustos son más de mentirijilla… Bueno, te lo voy a decir. Mira, la amiga soy yo (grande Yolanda Ramos en Paquita Salas).

Y entonces mi amiga, que siempre había descartado el terror, la ciencia-ficción y los thrillers, descubrió Detrás de sus ojos. O sea… descubrí. Y la vi completa. ¿Por qué? Porque la serie viene muy bien envuelta en un paquete inofensivo desde el principio, con los sustos justitos, y todo parece que te esté diciendo: «ven, entra… que no te va a pasar nada, te va a gustar, ya verás… no seas tonto». Y tú te lo crees.

Estrenada en febrero de 2021 en Netflix, la plataforma se cubre las espaldas y define Detrás de sus ojos como una miniserie basada en un libro, es suspense, thriller y misterio. Una única temporada, seis capítulos. Louise (Simona Brown) es una madre soltera que coincide casualmente en un bar con David (Tom Bateman) y entre ellos nace una atracción. Hasta aquí vamos bien para los novatos en estas lides. Al día siguiente, cuando Louise llega a su trabajo descubre que su nuevo jefe es David, ¡que además está casado con Adele (Eve Hewson)! Y, para darle más vidilla al tema, la atracción entre Louise y David sigue creciendo al mismo ritmo que la amistad entre Adele y Louise. Pues ya está el triángulo amoroso servido.

Esto que podría parecer un drama romántico al uso con una buena carga erótica, eso sí, sólo parece que se diferencia de otras historias idénticas por unos flashbacks del pasado de Adele, junto a su amigo Rob (Robert Aramayo) y unas pesadillas recurrentes de Louise. Pareciera que ambas cosas cubren la cuota que justifica poner la etiqueta de thriller o misterio a una serie.

En cualquier caso, Detrás de sus ojos, se deja ver muy bien desde el principio, de forma falsamente inocente, diría. Para los expertos en thrillers psicológicos, igual es una propuesta demasiado floja, para los noveles es una buena forma de aproximarse a este género. Y, en general, para todos los públicos, se consigue despertar curiosidad, tras cada capítulo, por saber lo ocurrido en el pasado de Adele y cómo evolucionará la historia de amor. La trama fluye y las actuaciones son convincentes destacando a una excepcional Eve Hewson y a una fantástica Simona Brown. Tom Bateman sí que flojea un poco.

Ahora bien, esta serie de Netflix se asemeja mucho al juego de los trileros, vas con la confianza de averiguar donde está la bolita, con la arrogancia de quien se sabe más listo y cree que no le van a engañar. Y cuando levantan el vaso y te dejan los bolsillos vacíos, te preguntas sorprendido «¿pero qué acaba de pasar?». Igualito.

Si te empiezas a comer tu yogur de fresa, lo saboreas porque está muy bueno y, cuando vas por la mitad, te das cuenta que es de limón… ¿qué haces?

La historia en Detrás de sus ojos se va desarrollando y como espectador se percibe algo raro, que no identificas como habitual en los thrillers. Quizás son los exasperantes tempos lentos o el argumento que, aunque parece un triángulo amoroso de manual, tiene algo que no cuadra. A lo mejor es el acento escocés impostado de Tom Bateman que chirría en casi todas las escenas e incluso dudas de si la realización visual es intencionada, tiene algún significado o sólo son las ínfulas creativas del director…

El caso es que se van sucediendo los capítulos y pasado el ecuador de la serie (¿ha acabado ya el horario infantil para decir ciertas cosas?) te dejan con el culo al aire. Literal. Que dice Netflix que si misterio, thriller, drama… ¡Ja! Ciencia-ficción con todas las letras. Y lo que está por llegar todavía. Pero es que te estaban dando señales y no querías verlas.

Es lo mismo que si compras un yogur de fresa en el supermercado. Si lo abres y es de limón, pues lo devuelves porque tú querías fresa. Pero si, despistado como vas, te empiezas a comer tu yogur, lo saboreas porque está muy bueno y, cuando vas por la mitad, te das cuenta que es de limón… ¿qué haces? Pues lo mismo que Con detrás de sus ojos, te avergüenzas de que te la hayan colado, porque ha sido todo un engaño y discretamente te sigues comiendo tu yogur de limón como si fuera de fresa. Porque lo estás disfrutando como un enano.

¿Cómo acaba esto? Con todas las piezas del puzzle encajadas, correctamente etiquetadas ahora sí como fantasía o ciencia-ficción, como se la quiera llamar. El caso es que la forma de culminar la serie Detrás de sus ojos bien ha podido valer un bonus bien jugoso al guionista de turno o sacar por fin del banquillo al becario, si la idea ha sido de él.

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