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Las televisión y las plataformas digitales se han convertido en grandes máquinas resucitadoras. En épocas de sequía imaginativa, no hay nada mejor que sacar el polvo a los viejos conocidos y hacerlos salir del baúl de los recuerdos. La última serie en verse envuelta en rumores de reunión ha sido Friends, aunque en su caso podemos hablar de un eterno retorno patológico.
Desde que hace más de diez años bajara la persiana, el runrún de un reencuentro, ya sea en formato de película o especial, ha sido constante. Cualquier indicio –una entrevista con alguno de los seis protagonistas o un especial dedicado a uno de sus directores– pone en guardia a las redes y medios especializados, que contribuyen al orgasmo colectivo de los fans de todo el mundo. Sin embargo, al final todo queda en agua de borrajas; los supuestos retornos nunca se materializan y los amantes de la serie tienen que conformarse con seguir repitiendo los gags más celebres a todo aquél que tenga la bondad de escucharlos.
Friends fue la sitcom más exitosa de los noventa, un fenómeno mundial del que aún vive NBC a través del merchandising. Un lugar feliz que nos hizo desear formar parte de ese grupo de amigos. Una serie mimada e idolatrada por los fans que incluso le perdonaban tramas absurdas y fallidas, como el enamoramiento de Joey y Rachel. Visto así, parece que tiene todas las gracias para planear su regreso y no temer un descalabro. Sin embargo, hay razones más que suficientes para pedir a los fans que refrenen sus ansias y dejen la serie donde tiene que estar: en la memoria.
Aun así, si hemos visto volver a la vida a Mulder y Scully, Jack Bauer y a la familia Tanner de Padres Forzosos, ¿podemos culparlos de querer disfrutar de nuevo de un cafecito en el ‘Central Perk’? ¿Cuáles son los motivos que nos empujan a desear que no levante la persiana de nuevo?
1. Ya tuvo el final perfecto: Este es quizás el motivo principal para temer el regreso y uno de los elementos que la diferencia, por ejemplo, de Expediente X, que nunca ha sellado satisfactoriamente su trama. Tras 10 temporadas en antena, los creadores de Friends, Marta Kauffman y David Crane, consiguieron armar el final ideal para la serie: divertido, emotivo y cerrando la historia de Rachel y Ross tras dar mil vueltas sobre ella. Su carácter conclusivo, con todos los personajes iniciando una nueva etapa de su vida, hace difícil imaginar qué derroteros podría tomar un hipotético reboot: que la pareja icono de los 90 se volviera a tomar un descanso después de tantos años sería nuestra mayor pesadilla. Un mal reencuentro emborronaría todos nuestros recuerdos felices.
2. El futuro no nos gustaría: Los personajes de Friends eran encantadores en la veintena, pero pensar cómo serían ahora da cierto terror. Básicamente porque se supone que con la edad maduramos y eso es algo que los seis amigos no hacían con facilidad. ¿Seguirá Phoebe siendo tan surrealista y crispante como antes? ¿Seguirá Mónica obsesionada con el orden ahora que tiene dos críos liándola por casa? ¿Será Chandler tan inseguro como lo era hace diez años? En caso que sea así, ¿podríamos entender una serie en la que los personajes han entrado en la cuarentena y siguen actuando como post-universitarios?
3. No podríamos soportar otra oleada de mujeres con el peinado de Rachel: Friends nos trajo mucha felicidad pero también fenómenos bastante absurdos, como las hordas de chicas que pedían el peinado “a lo Rachel” en sus peluquerías. Teniendo en cuenta la adoración que despertó el personaje de Jennifer Aniston, un renacimiento de la serie podría ser algo similar a un apocalipsis plagado de mini clones de la actriz.
4. No queremos sentirnos viejos: Si el tiempo ha pasado para los actores de Friends, significa que también lo ha hecho para nosotros. Algunos datos temporales que ponen de relevancia el insoportable peso de los años: el episodio piloto se emitió en 1994, el capítulo final en 2004 y el niño que interpretaba al hijo de Ross ya tiene 23 años. Los experimentos nostálgicos son el instrumento ideal para hundirnos en la miseria y darnos cuenta de la proliferación de canas. Podemos cruzar los dedos y rezar para que nos pase lo mismo que a los protagonistas de la serie, que, en algunos casos, lucen mejor ahora que cuando saltaron a la fama. Las probabilidades son escasas.
5. El tiempo de las sitcoms ya pasó: Durante los años 90, la comedia de situación, sobre todo de carácter familiar, estaba a la orden del día. Su aparición supuso un cambio en el género, ya que apostó por un grupo de amigos como protagonistas, en lugar de un clan con vínculos de sangre. Consiguió poner de moda el concepto de la ‘familia elegida‘ y convertir el grupo de amigos molones en algo aspiracional e imprescindible.
Actualmente, la sitcom ha perdido su hegemonía y sólo The Big Bang Theory ha logrado generar un entusiasmo más o menos similar al de Friends. Intentos como New Girl o The Mindy Project no se han visto respaldados por las audiencias y han certificado algo que ya nos imaginábamos: en general, el aficionado a las series actual pasa tres pueblos de las comedias de situación blancas.