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Durante los últimos años, los mejores creativos de la televisión han firmado acuerdos de desarrollo con estudios. Algunos con éxito, y otros con malos resultados que se han traducido en pérdidas económicas millonarias para la compañía. Uno de estos últimos es J.J. Abrams, recientemente noticia por el descontento de Warner Bros Discovery ante su acuerdo firmado en 2019. Pero, ¿en qué consisten estos acuerdos? ¿Qué tipos hay? ¿Cuáles son los ejemplos de éxito y fracaso más llamativos de la industria? ¿Y por qué se firman?
A un estudio o plataforma no le interesa que un proyecto que ha rechazado resulte ser un éxito en una compañía rival
Bajo los acuerdos de desarrollo, un creativo, a través de su productora, se compromete a desarrollar proyectos para un estudio a cambio de una considerable cantidad de dinero. Estos generalmente son de dos tipos: los overall deal, o acuerdos generales, y los first-look deal, o acuerdos preferentes. En los overall deal el estudio es dueño de todo lo que se desarrolle bajo el acuerdo, sea producido o no. En cambio en los first-look deal el estudio tiene preferencia y puede elegir en primer lugar si un proyecto le interesa o no para desarrollarlo. Pero en caso de decidir no hacerlo, la productora puede ofrecerlo a otros estudios, algo que no puede hacer con el overall deal.
La razón, aunque egoísta, es fácil de entender. A un estudio o plataforma no le interesa que un proyecto que ha rechazado resulte ser un éxito en una compañía rival. Algo que ya ha ocurrido con series como Breaking Bad, Stranger Things o The Walking Dead. Es mejor no saber lo que podría haber sido, que arrepentirse y ver triunfar a algo que podría haber sido suyo.
Esta cancelación de proyectos antes de estrenarse es algo que le está pasando a Abrams, creador de series como Lost y director de películas como Star Wars: The Force Awakens. El director firmó un acuerdo de desarrollo con WarnerMedia -ahora Warner Bros. Discovery- a través de su productora Bad Robot. Tres años después, los nuevos dueños de la compañía no están nada contentos con el trabajo del productor, el cual -a pesar de tener varios proyectos en desarrollo- no ha estrenado ni rodado ninguno. Lo que significa que, con el contrato finalizando en 2024, Warner habría tirado más 250 millones de dólares prácticamente a la basura.

‘Lost’, una de las series más conocidas de la historia de televisión, fue creada y producida por J.J Abrahams.
Una de las series más ambiciosas desarrolladas bajo este acuerdo era Demimonde, la primera serie creada por Abrams desde Fringe (2008). Desarrollada inicialmente para HBO, se tomó la decisión de cancelar el proyecto debido a su elevado coste (200 millones de dólares por temporada). Aunque el estudio está buscando una nueva plataforma o cadena para emitirla y así compartir gastos y beneficios. Esta no sería la primera serie en desarrollo de Bad Robot cancelada bajo este acuerdo, y que más tarde encuentra un nuevo hogar. Overlook (una precuela de El Resplandor) por ejemplo, fue desarrollada en HBO Max, pero acabó siendo vendida a Netflix, donde continua en fase de desarrollo.
Además, J.J. Abrams se encuentra desarrollando varias series basadas en personajes de DC, como Constantine y Madame X. Lo que implica que, al estar dentro de un universo compartido donde todo debe estar conectado, no pueden ser usados en otros proyectos, limitando creativamente a otros guionistas trabajando en propiedades de DC. Todo esto convierte el acuerdo firmado con Abrams en un fracaso del que parece que Warner Bros Discovery saldrá pronto para no aumentar las pérdidas en el año y medio que queda de contrato.
‘Inventing Anna’, serie escrita por la propia Rhimes, confirmó que el acuerdo valía cada céntimo de lo pagado y que Shondaland era una marca sinónimo de éxito
Pero también hay ejemplos de éxito, como Shonda Rhimes y Netflix. En 2017, Rhimes rompió su contrato con ABC, propiedad de Disney, porque no dejaron entrar a su hija gratis en Disneyland. Cuando el pase VIP de la hija de la productora falló y esta llamó a un directivo de Disney para que lo solucionara, a lo que este le contestó: “¿es que no tienes suficiente?”, lo que provocó que la creadora de series como Anatomía de Grey o Scandal, se marchara descontenta de la casa del ratón y firmara un acuerdo de exclusividad con Netflix por un valor de 100 millones de dólares.
3 años más tarde estrenó su primera serie, Los Bridgerton, la cual se convirtió en uno de los mayores éxitos de la plataforma. Haciendo récords de visionado, siendo renovada por tres nuevas temporadas pocas semanas más tarde de su estreno, y con una serie precuela en desarrollo. Esto provocó que Netflix renovara y extendiera su contrato, añadiendo 300 millones de dólares más a la cantidad inicial. Una inversión que resultó ser acertada cuando se estrenó Inventing Anna, primera serie escrita por la propia Rhimes desde Scandal, y cuyos impresionantes datos de visionado confirmaron que el acuerdo valía cada céntimo de lo pagado y que Shondaland era una marca sinónimo de éxito.
Sin embargo, no todo han sido alegrías en Netflix, y es que el acuerdo de desarrollo firmado con Ryan Murphy se ha convertido en uno de los más polémicos en la industria. Firmado en 2018, el overall deal del productor de series como Glee, American Horror Story o Pose, tenía un valor de 300 millones y una duración de 5 años. En ese tiempo, los proyectos estrenados con Netflix se pueden contar con los dedos de las manos: un par de películas, un par de documentales, y las miniseries Hollywood y Halston. Aunque también estrenó The Politician y Ratched en la plataforma, estas fueron desarrolladas antes del acuerdo y están producidas por Disney.
Sin embargo, lo polémico de este, no es la baja cantidad de proyectos producidos, ni la poca popularidad de estos; ni siquiera su escasa calidad. Sino que Murphy, a pesar de tener un contrato de exclusividad con Netflix, sigue creando y produciendo series para Disney. El acuerdo estipula que Murphy desarrollaría nuevas series y películas para Netflix, pero que puede seguir trabajando en las nuevas temporadas de sus series anteriores en emisión y sus posibles spin-offs.
El hecho de que Ryan Murphy esté más centrado en sus proyectos para Disney que en los de Netflix ha provocado el enfado dentro de la compañía
Dado que Murphy es el creador de varias series que cuentan una nueva historia con nuevos personajes cada temporada (American Horror Story, American Crime Story o Feud), lo que está haciendo es crear series nuevas y disfrazarlas de nuevas temporadas de sus antologías. Pero eso no es todo, sino que además ha puesto en desarrollo en FX (propiedad de Disney), American Love Story y American Sports Story, nuevas antologías cuya creación justifica alegando que se tratan de spin-offs de la franquicia comenzada por American Horror Story.
El hecho de que Ryan Murphy esté más centrado en sus proyectos para Disney que en los de Netflix se dice que ha provocado el enfado dentro de la compañía. Algo que podría cambiar con el próximo estreno de Monster: The Jeffrey Dahmer Story, miniserie protagonizada por Evan Peters y con la que la plataforma espera tener, por fin, un éxito salido de ese acuerdo.

Evan Peters aparece en todas las temporadas de ‘AHS’ y será el protagonista de ‘Monster: The Jeffrey Dahmer Story’
Debido a que Ryan Murphy les había “estafado” con la letra pequeña del contrato, Netflix decidió tener más cuidado y asegurarse la exclusividad completa de unos productores que acababan de finalizar una de las series más importantes de la historia: Juego De Tronos. Aunque se encontraban trabajando en una nueva trilogía de Star Wars para Disney, 200 millones de dólares fueron suficientes para que David Benioff y D.B. Weiss abandonaran la galaxia muy lejana y se mudaran a Netflix.
3 años después solo han estrenado dos proyectos: The Chair, comedia creada por Amanda Peet, esposa de Benioff y donde el dúo no está involucrado creativamente, y Metal Lords, película escrita por Weiss que pasó bastante desapercibida. En el horizonte temprano está The Three-Body Problem. Serie de altísimo presupuesto con el que la plataforma espera tener un nuevo éxito. Pero no libre de polémica, ya que varios miembros del partido Republicano han pedido su cancelación por las declaraciones del escritor de las novelas, Liu Cixin, apoyando la represión china del pueblo uigur.
Existe un pequeño número de creativos que son la resistencia y se niegan a firmar ningún contrato y comprometerse con nadie
A veces son los propios creadores los que están descontentos con la plataforma con la que han firmado el contrato. Un caso sonado es el de Kenya Barris, creador de Black-ish y sus spin-offs, que firmó un acuerdo por 100 millones con Netflix en 2018 y del cual solo salieron dos series canceladas en su primera temporada, #BlackAF y The Astronomy Club. Barris rompió su contrato con Netflix en 2021, alegando que la compañía se había convertido en CBS en referencia a su miedo a tomar riesgos. El productor se marchó a ViacomCBS -ahora llamada Paramount Global-, estudio propietario de CBS, aquello que el propio Barris criticaba. Sin embargo, sigue trabajando en aquellos proyectos de Netflix desarrollados antes de marcharse de la plataforma. Incluido Entergalactic, serie de animación para adultos presentada recientemente en la Geeked Week.
Hay muchos otros creadores con esta clase de acuerdos, como Taylor Sheridan, arquitecto de la franquicia Yellowstone para Paramount. Greg Berlanti, productor de la mayoría de las series de DC para Warner. O Dick Wolf, que con la franquicia Law and Order, FBI y Chicago suma en la actualidad 9 series en emisión producidas por NBCUniversal, con varias más en desarrollo. Y esto no es exclusivo de Estados Unidos, ya que en España algunos creadores de prestigio, como Álex Pina o los Javis, tienen contratos con Netflix y Movistar Plus+ respectivamente.

‘The Office’ de Greg Daniels, un creador que pertenece a la ‘resistencia’ ante los contratos en plataformas
Pero existe un pequeño número de creativos que son la resistencia y se niegan a firmar ningún contrato y comprometerse con nadie. Uno de ellos es Greg Daniels, antiguo guionista de Los Simpsons y creador de series como The Office, The King of the Hill o Upload. Daniels considera es mejor negociar a largo plazo y compartir los beneficios de sus series, que simplemente coger una bolsa de dinero de una plataforma a cambio de los derechos de sus creaciones.
Este es el estado que vive la industria televisiva actual. Estudios apuestan por creativos de renombre para que hagan contenido solo para ellos, y a su vez estos renuncian a parte de los beneficios de sus series a cambio de recibir una enorme cantidad de dinero el primer día. Cada semana se firman acuerdos millonarios como si de fichajes de fútbol se tratara. Todos con un único objetivo: tener a los mejores para así ser los mejores y ganar las guerras del streaming.