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Marvel es un bálsamo contra la oscuridad. DC no le tiene miedo a la negrura. La invoca a finales de los 70 y se baña definitivamente en ella en los 80, cuando uno de sus pilares, Batman, pasa por las manos de un Frank Miller feroz que cambia las reglas del juego y espesa el petróleo en la distópica El Regreso del Caballero Oscuro. O cuando Alan Moore muestra al Hombre Murciélago como un reflejo del Joker en La Broma Asesina. O cuando Grant Morrison se pregunta si también Bruce Wayne debería estar ingresado en un manicomio en Asilo Arkham.
Es como si, desde entonces, la psicopatía batmaniana hubiese empapado a un gran número de cabeceras de la editorial, con grupos de villanos convertidos en benefactores inestables (El Escuadrón Suicida), formaciones de superhéroes olvidados con traumas psicológicos (La Patrulla Condenada), seres monstruosos que parecen sacados de una peli de terror de los 50 (La Cosa del Pantano), brujos alcohólicos sin códigos morales (Hellblazer) o predicadores ultraviolentos con superpoderes letales (Preacher).
La dilatación exponencial del universo Marvel en cine y plataformas parece haber atropellado a DC en un terreno que le debería ser mucho más propicio, no en balde pocas editoriales pueden enorgullecerse de contar con tres personajes que la cultura pop ha absorbido y convertido en símbolos de gran poder: la luz (Superman), la oscuridad (Batman), el empoderamiento (Wonder Woman). Con semejante trío en el podio, es imposible sacudirse la sensación de que DC no ha podido o sabido aprovechar, en el circo audiovisual del siglo XXI, todo el potencial de una escudería superheroica firmemente adherida al inconsciente colectivo de los consumidores de cultura popular de los últimos 50 años.
Los estragos de Snyder
Zack Snyder tendrá la última palabra. Algunos dicen que el genoma superheroico de DC, mucho más clásico y lúgubre que el de Marvel (por definición más luminoso, aferrado a la realidad y cercano a las inquietudes sociales del momento, con Spiderman o X-Men, como ejemplos más claros) no es tan agradecido para el gran público. No obstante, e independientemente de la opinión que a uno le merezcan, hay que aplaudir que en las últimas películas (y en algunas series) exista una clara intención por trasladar dichos fundamentos al formato audiovisual y cohesionar un universo que puede convertirse en un filón enorme. Si leemos sin mascarilla las toneladas de comentarios, especulaciones y entusiasmo que ha generado el inminente estreno de La Liga de la Justicia de Snyder, nos iremos a dormir convencidos de que esta es la película que los fans y el público querían, el culmen del snyderismo, la peli más DC de todas las pelis DC. ¿El hype? Al rojo vivo, gracias.
Se dice que Cristopher Nolan le recomendó a Snyder que no viera lo que su Joss Whedon había hecho con ‘La Liga de la Justicia’
El Snyder Cut ha sido uno de los acontecimientos recientes más delirantes y maravillosos que nos ha dado la cultura popular, una conjura entre fandom e industria para borrar del continuo espacio-tiempo la excrementicia Liga de la Justicia de Joss Whedon, un proyecto forjado por Snyder que, como todo el mundo sabe, después Whedon destrozó como un paquidermo en una tienda de Lladró. Se dice que Cristopher Nolan le recomendó a Snyder que no viera lo que su substituto había hecho. Así de mala la consideraban desde dentro. Pero en este mundo hiperconectado existen los milagros, solo en él podríamos haber presenciado cómo el clamor de fans y partes implicadas terminaría desembocando en la reparación, remodelación y reformulación de un blockbuster ya estrenado en cine; una enmienda faraónica y multimillonaria para volver a la fórmula originalmente propuesta por Snyder, un megapeliculón gordísimo que, para más INRI, se lanzaría a través de una plataforma de pago como HBO España. ¿Estamos locos o qué?
Y cómo rugen las cavernas del fandom. El universo fílmico de DC vuelve a encabritarse cuando todos lo daban por prácticamente desarmado después del fiasco de la primera La Liga de la Justicia. El hype se ha calentado a fuego vivo y de forma sostenida, los foros han ardido, se ha producido una filtración y en lugar de Tom & Jerry muchos se encontraron con el Snyder Cut en todo su esplendor… diablos, acabamos de ser testigos de una polémica surrealista, con autoproclamados fans de verdad y youtubers cabreadísimos por haber apoyado con todas sus fuerzas la realización del Synder Cut y no haber recibido una invitación para ver el «preestreno» (al que al parecer han accedido influencers que eran reacios al corte de Snyder, en fin, mejor que Sálvame). El magma burbujea y solo por esa sensación de que algo está pasando, ya merece la pena saborear lo que se nos viene encima: 4 horas de sobredosis de CGI, hostias sobrehumanas, épica elevada a la máxima potencia y oscuridad, mucha oscuridad.
https://www.youtube.com/watch?v=XAxw9nqvJ9o
Antes del ‘Snyder Cut’
Antes de embarcarse en la montaña rusa del Snyder Cut, es altamente recomendable preparar las entrañas y calentar carrillos. El apartado dedicado al universo DC que HBO España ha puesto en su parrilla es una buena hoja de ruta para no llegar vírgenes al 18 de marzo. En él, encontraréis dos referencias obligatorias firmadas por Zack Snyder: Superman: El Hombre de Acero y Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia; la primera me encantó, la segunda me costó. Por cierto, es un detalle que las nuevas generaciones puedan ver también las dos primeras películas del Superman interpretado por Cristopher Reeve: dos obras maestras que todavía hoy ponen los pelos de punta. No pueden faltar tampoco, la magnífica primera parte de Wonder Woman (prefiero ahorrarme la opinión sobre la segunda) y esa aberración informe con sabor a chicle masticado por el cantante de Twisted Sister que responde el título de Aquaman.
En HBO España destaca la serie ‘Doom Patrol’, un pastiche feísta de surrealismo, pulp y humor negro que funciona realmente bien
Dicen que uno de los puntos a favor de Marvel es su sentido del humor. Superman, Batman y, en menor medida, Wonder Woman, no son titanes dados al cachondeo y al chascarrillo fácil, como Spiderman. A mi modo de ver, la desdramatización por la vía del gag, uno de los pilares marvelitas, quedaría como un recurso surrealista en las dinámicas de DC. Y así lo han entendido algunos de sus productos audiovisuales más divertidos: podemos hacer gracia, pero al estilo DC.
En esta senda, en HBO España destaca la serie Doom Patrol, un pastiche feísta de surrealismo, pulp y humor negro que funciona realmente bien. Dos temporadas como dos soles y un descacharrante grupo de criaturas disfuncionales os esperan. También la película ¡Shazam!, basada en uno de los personajes más legendarios de DC, es una gratificante y divertida sorpresa: da más de lo que le pides. Y si te has fumado varios mentolados, siempre puedes poner Green Lantern y comprobar cómo esa peli que te horrorizó hace unos años ahora se ha convertido en una de las mejores comedias involuntarias del cine de superhéroes.
PD: En los estratos más desligados de la continuidad superheroica, HBO España esconde una la serie Watchmen, el celebradísimo tour de force de Damon Lindeloff en el universo que nos legó el celebérrimo cómic de Alan Moore para DC. Y si no tienes nada que perder en esta mierda de vida, la irreverente Preacher puede ser la serie que buscabas. No obstante, recuerda siempre esta máxima: si te gusta lo que ves, en los cómics, siempre hay más y mejor.