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Nuestra sección La veo o no la veo quiere solucionar uno de los problemas que más os estresan. ¿Cuál de estas tropecientas series empiezo? Los catálogos son cada vez más extensos y el hype, menos piadoso. No tenéis tiempo de verlo todo, pero nosotros sí. He aquí un breve desglose de las virtudes y los vicios de un estreno reciente para que podáis tomar la decisión: ¿La veo o no la veo?
Hoy toca hablar sobre la segunda serie más cara de la historia, la flamante Citadel, disponible en Prime Video.
Background
La sinopsis de Citadel suena así: hace 8 años de la caída de Citadel. La agencia mundial de espionaje independiente, encargada de velar por la seguridad de todos, fue destruida por agentes de Manticore, un poderoso sindicato que manipula el mundo desde las sombras. Tras la caída de Citadel, los agentes de élite Mason Kane (Richard Madden) y Nadia Sinh (Priyanka Chopra Jonas) intentan escapar con vida, pero pierden todos sus recuerdos. Desde entonces han permanecido ocultos, construyendo nuevas vidas con nuevas identidades, sin ser conscientes de su pasado.
Hasta que una noche, Mason es localizado por su antiguo colega de Citadel, Bernard Orlick (Stanley Tucci), que necesita desesperadamente su ayuda para impedir que Manticore establezca un nuevo orden mundial. Mason busca a su antigua compañera, Nadia, y los dos espías se embarcan en una misión que les lleva por todo el mundo en un esfuerzo por detener a Manticore, todo ello mientras se enfrentan a una relación construida sobre secretos, mentiras y un amor peligroso y a la vez eterno. Una propuesta de altos vuelos, con aires a franquicia al estilo James Bond o Misión Imposible que pretende también expandirse a otros medios con interconectividad narrativa. Una serie que cuenta con David Weil (Hunters, Solos) como showrunner.
Protagonizada por Richard Madden y Priyanka Chopra Jonas, junto a Stanley Tucci y Lesley Manville, la serie de Amazon Studios, producida por los hermanos Russo (Vengadores:Endgame), saltó a las noticias hace unos meses cuando se supo que, debido a la pandemia y otras complicaciones de rodaje, su presupuesto se había multiplicado hasta tal punto que ya era la segunda serie más cara de la historia. La primera, recordemos, es Los anillos de poder, también de Prime Video.
A qué nos recuerda
A todo. Nos recuerda a toodo lo que huela a super espías de altos vuelos, conspiraciones supranacionales, corporaciones malignas o localizaciones a lo largo y ancho del mapamundi. Vamos, lo que toda la vida era una película de espías a lo James Bond (si sois más de Ian Fleming) o a lo Jason Bourne (si sois más de Robert Ludlum).
En Citadel abunda el recuerdo constante de demasiados lugares comunes: Una agencia de super espías (desde la CIPOL de El hombre de CIPOL, la FMI de Misión Imposible a las consabidas CIA o MI6) luchando contra una malvada organización secreta (el SD-6 de Alias, Los 12 de Killing Eve o la mítica Spectre de James Bond) con unos espías protagonistas con amnesia (el antes mencionado Jason Bourne o la siempre reivindicable cinta noventera de Renny Harlin Memoria letal)…no hace falta listar más series y películas porque ya os hacéis una idea del pozo sin fondo del que bebe Citadel.
En definitiva, Citadel viene a ser un intento de sus productores, los Hermanos Russo, famosos por culminar la etapa más brillante de Marvel Studios con la dupla Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame, por elaborar una saga/franquicia de superespías para los tiempos modernos. Citadel no es su primer intento en esto de los superespías para plataformas. Como dúo creativo que destacan por ser “los más listos de la clase” (lo cual no significa los mejores), estos dos hermanos de Cleveland (Ohio), ya estrenaron en julio del 2022 en Netflix el film El agente invisible, con Ryan Gosling, Ana de Armas y Chris Evans.
‘Citadel’ abusa del cliché hasta tal punto que acaba resultando ser una serie vaga y automatizada.
Muy espabilados los Russo, ahora parecen querer repetir la jugada, “endiñando” un pitch similar a Prime Video. Y la factura ha sido elevada, hasta catapultar a Citadel como la segunda serie más cara de la historia tras Los anillos de poder –se nota a qué plataforma le sobran los “cuartos”–. Por todo ello, resulta inevitable no calificar a Citadel como “la colección de clichés más cara de la historia”.
Y ojo, que esto no tiene porqué ser malo. Al contrario. Los lugares comunes, los arquetipos, los géneros y las construcciones aportan a una narración cierta familiaridad que nos resulta reconfortante, precisamente por su fácil reconocibilidad. Es lo que solemos llamar tropos. El problema viene cuando esos tropos acaban deviniendo en clichés por culpa de un uso constante, un sobreuso, que los desvirtúa por completo.
Dejan así de ser utensilios que visten una narración para pasar a ser muletas sobre las que ésa narración se apoya demasiado. Y aquí es donde radica el problema de Citadel. Al contrario de la ocurre en la reciente Mrs. Davis, que sí utiliza los clichés a su favor de una manera consciente, dándoles la vuelta y derrochando personalidad, Citadel abusa del cliché hasta tal punto que acaba resultando ser una serie vaga y automatizada. Pero lo que es peor, completamente vacía, fría y artificial.
Estamos ante un producto muy de esta era actual que vivimos. En la que nos regimos demasiado por el Big Data y el algoritmo (precisamente contra lo que lucha Mrs. Davis) para acabar teniendo series que parecen concebidas por una inteligencia artificial que sabe rebuscar entre patrones y replicarlos pero a la que le falta originalidad, genuinidad y ese toque especial (que no necesariamente original, ojo) que le pedimos a una narración para que nos entretenga sin sentir que hemos malgastado el tiempo.
Citadel no está creada por una inteligencia artificial pero le falta poco para parecerlo. Es lo que mi estimado colega Victor Esquirol etiqueta como el “cine de la muerte”, un término que hemos discutido hasta la saciedad después de salir de tropecientos pases de prensa de blockbusters hollywoodienses de la última década. Un compendio de películas cuyas tramas son intercambiables entre sí, sus protagonistas indistinguibles y su montaje digno de un Doctor Frankenstein aficionado a cortar de aquí y de allí. Seguro que a todos os viene a la cabeza más de un ejemplo.
Esa falta de criterio humano se nota, por ejemplo, en el poco carisma y conexión que desprenden los actores protagonistas Richard Madden y Priyanka Chopra. O en las poco inspiradas secuencias de acción que pecan de querer tener un concepto y un diseño de blockbuster descomunal y cuya ejecución es rudimentaria, básica y hasta justita en algunos momentos. Por el mismo precio, tenemos a Tom Cruise al límite de la muerte en cada set piece de su saga Misión Imposible y allí sí que al menos, pese a los clichés, disfrutamos con lo que vemos porque se palpa la emoción y la adrenalina de algo que cumple con alto listón que se marca.
No te gustará si…
Pese a gustarte el género de acción y espionaje hiper exagerado, lo que más valoras es que una serie tenga alma y un mínimo de carisma. Que sea capaz de emocionarte y entretenerte sufriendo y empatizando con sus personajes.
Se trata, en definitiva, de una serie del montón cuyas altas pretensiones la penalizan, y mucho.
Si encima, las historias de súper espías no te dicen nada o prefieres propuestas de espionaje formalmente más realistas como la excelente Slow Horses o la actual Un espía entre amigos, no pierdas el tiempo en Citadel. En la misma Prime Video, por ejemplo, encontramos ejemplos de este género que, con mucho menos presupuesto pero el triple de eficiencia, ingenio, genuinidad y empeño consiguen resultados mucho mejores y con el tan necesario toque humano como son Reacher, Jack Ryan o Hannah.
Te gustará si…
Por descontado, Citadel es de esas series que “se puede ver”, más aún si lo que te pirra son las aventuras de acción con super espías. Si no te importa engullir un producto que ya has engullido muchas veces, adelante: Citadel no te hará daño. Pero tampoco dejará en ti nada especial, más allá de las seis horas poco exigentes y muy previsibles que estarás frente al televisor.
Y obviamente, aunque sus interpretaciones no son nada del otro mundo, ni su química como pareja salta a la pantalla, si sois fans acérrimos de Richard Madden o Priyanka Chopra, estos pueden ser dos alicientes, muy suficientes, para ver Citadel. Pero, para gustos, colores, claro.
Veredicto
Dejémoslo claro: Citadel no es un desastre de proporciones épicas. De esos que, para entendernos, nos hacen daño a la vista e insultan nuestra inteligencia como espectadores. Pero se trata, en definitiva, de una serie del montón cuyas altas pretensiones la penalizan, y mucho. No es solo el exagerado presupuesto de Citadel, es la postura de superioridad con la que la serie se presenta, como si, prácticamente, estuviera reinventando el género de acción y espionaje.
Una fachada de superioridad que no pasa de eso; fachada pura. Pues en su interior no encontramos nada que justifique acabar su visionado. Ni su presupuesto luce especialmente, ni sus protagonistas consiguen interesarnos por sus personajes, ni la trama contiene una mínima vuelta de tuerca que sea destacable.
Mejor ver las numerosas películas de este género a las que copia descaradamente Citadel (con la predictibilidad propia de una software de código binario) o, si lo que queremos es ver a Richard Madden, recuperar la siempre excelente Bodyguard y si sois más de Priyanka y su estupendo pelazo, recuperar aquella Quantico que, pese a su presupuesto limitado y su formato de procedimental de cadena generalista, tenía más personalidad propia que la Citadel de Prime Video.