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¿Puede un mejicano de origen centro-europeo, nacido en Washington y criado en Boston ser el mejor comediante del momento en América? La respuesta es sí. Con todos ustedes, Louis CK:
«La historia seriéfila de Louis CK tiene más relación con el karma o la justicia poética que con los codazos, los plagios y las patadas en el culo propias del mundo del espectáculo»
Louis CK es el nombre artístico de Louis Szekely, quien no dudó en abreviar su apellido húngaro para triunfar en la escena de la stand-up comedy de finales de los años 80. La historia seriéfila de Louis CK tiene más relación con el karma o la justicia poética que con los codazos, los plagios y las patadas en el culo propias del mundo del espectáculo. Tras años de trabajo, recorriendo infinidad de teatros y clubs de la comedia, escribiendo en los shows de David Letterman, Conan O’Brien y Chris Rock y tras fracasar con diferentes proyectos propios, como una sitcom en HBO titulada Lucky Louie, nuestro protagonista ha alcanzado finalmente el éxito con la serie Louie, que él mismo escribe, dirige, edita y protagoniza. Tal y como confiesa, estaba tan cansado de ver su material manipulado y estropeado por otros, que decidió hacerlo todo él. Y el resultado no es nada desdeñable.

Busca a Louis CK…
Al contrario, el reconocimiento de crítica, público y los galardones avalan a Louie, la comedia costumbrista en la que Louis CK ha refinado su estilo y ha encontrado un hueco en el que crecer temporada tras temporada. En FX, la cadena de cable de Fox, que ya atesora una larga lista de producción propia de calidad, Louis CK campa a sus anchas. Recientemente ha estrenado la cuarta temporada de Louie, que llega 19 meses después de la tercera, lo que demuestra que se rige más por sus necesidades como creador que no por el ritmo comercial impuesto.
«La fuerza de la serie radica en la personalidad de Louis CK y el realismo que desprenden sus capítulos de 20 minutos»
La fuerza de la serie radica en la personalidad de Louis CK y el realismo que desprenden sus capítulos de 20 minutos. A través de un punto de partida ya manido, con el que no comerse mucho la cabeza y una estructura que une los monólogos del protagonista con sus aventuras y desventuras, Louie nos trae la versión ficcionalizada de la propia vida de Louis CK. En ella vemos un humorista de clase media, divorciado y padre de dos niñas. Su tiempo se divide básicamente entre trabajar por las noches, ser un padre responsable y ligar siempre que haya ocasión. Con una actitud cínica y cierta amargura interna, va tirando por la vida, con sus buenos y malos momentos, sus instantes surrealistas y los pequeños triunfos de la cotidianidad.
El humor característico del Louis CK monologuista, sin miedo a ensuciarse las manos con temas extremos, blasfemias varias y crudeza observacional, al más puro estilo George Carlin, Richard Pryor o Bill Hicks, sigue presente en las tramas mundanas de Louie. En cuestión de segundos podemos verle pasar de regañar a sus hijas o servirles brócoli para cenar, a verle declarando un pote de lubricante para masturbarse en el control de un aeropuerto o ensayando para un late night con el mismísimo David Lynch. Quien se sube al carro de Louie nunca sabe lo que encontrará al doblar la esquina.
«La actitud a medio camino entre un outsider en constante «fuck it» al stablishment y un «working class hero» que sobrevive a base de hacer lo correcto es lo que le permite salir airoso de su desfachatez como humorista»
Su aspecto de tío de barrio así como la humanidad con la que ejerce de padre, a veces tierno y otras tantas gruñón, le hacen un tipo simpático. Pero sobre todo, es esa actitud a medio camino entre un outsider en constante “fuck it” al stablishment y un «working class hero» que sobrevive a base de hacer lo correcto, lo que le permite salir airoso de su desfachatez como humorista. Tanto en los escenarios, sólo ante el micrófono como en las situaciones que vive en Louie. Se ríe de todo, encontrando la miseria más absurda en la vida fútil y finita de la clase media. Pero te arranca una carcajada y encima, te cae bien en el intento. Algo así como el vecino simpático al que saludas y al que te encantaría invitar a una cerveza algún día pero con el que nunca acabas coincidiendo en el ascensor o en la barra del bar.
Louis CK no se casa con nadie, ni con él mismo. Las ha visto de todos colores y es ahora cuando recoge los frutos de la dedicación y el empeño. Se sabe en plenitud de facultades y aprovecha la ola. El público parece encantado con él: una serie propia, especiales de la HBO, teatros llenos, papeles en películas como Blue Jasmine o La Gran Estafa Americana… la lista sólo hace que engordar.

De momento ahí seguirá él, en FX con Louie, y sino se buscará la vida, de eso no hay duda. En tiempos de turbulencias mediáticas ha sido de los primeros nombres en vender online en su web actuaciones especiales o incluso su primera película como director, Tomorrow Night ante la imposibilidad de encontrar un distribuidor. Louis CK sin duda ha llegado a nuestras vidas para quedarse.