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Contaba el actor Bill Paxton que una noche le llamó James Cameron. “Bill, vístete rápido y espérame en la puerta: tenemos que ir a ver una película”. Paxton sabía que al director de Aliens, Titanic y Avatar no se le lleva la contraria, así que se vistió y le esperó en la puerta. Cuando Cameron llegó, el actor se metió en el coche y los dos se fueron a un cine de La Brea. “He visto ya la película media docena de veces. Quiero que la veas tú y me digas si estoy loco”. Paxton y Cameron habían ido a ver Posesión infernal, de Sam Raimi.
La película, terrorífica, cambió para muchos las reglas del cine: una cosa hecha con cuatro duros, rodada en una cabaña, convertida de inmediato en obra de culto. A tanto llegó el asunto, que dio lugar a dos secuelas (Terroríficamente muertos y la descacharrante El ejército de las tinieblas) y sirvió para descubrir a uno de los actores más cachondos de todos los tiempos, capaz de competir en la división de los John Belushi y los Chris Farley: Bruce Campbell.
“Ahora Campbell vuelve a lo grande con ‘Ash vs evil dead’. No sé si será la serie del año pero desde luego la carcajada está asegurada”
Campbell ha andado perdido en películas de bajo presupuesto o cameos para su amigo Raimi, y mientras tanto le ha dado tiempo de hacer una serie llamada Burn notice, que empezó bien y acabó fatal pero en la que Campbell sacaba esa faceta de showman hiperactivo que se come a cualquiera que le pongan en el plano.
Ahora, gracias a la visión de algún ejecutivo que ha hecho algo más que buscar en youtube tutoriales para hacerse correctamente el nudo de la corbata, Campbell vuelve a lo grande con Ash vs evil dead. No sé si será la serie del año pero desde luego la carcajada está asegurada.
Ash vs evil dead recupera al personaje de Campbell en la mencionada trilogía de Posesión infernal (incluyendo su extremidad/sierra mecánica) y lo moderniza, situando la acción décadas después de los sucesos originales: un pobre tipo, un aprendiz de redneck, viviendo de forma miserable en una jodida caravana que recibe de nuevo la visita de las criaturas del averno.
“Sustos de serie B, abuelas satánicas, tías buenas, secundarios que apestan a cadáver y ese espíritu de botellón desmadrado”
A partir de aquí -y un poco en la estela de Supernatural*- montones de sustos de serie B, abuelas satánicas, tías buenas, secundarios que apestan a cadáver desde que asoman la cabeza por la pantalla, y ese espíritu de botellón desmadrado que uno le pide a la serie sobre un descerebrado con una sola mano que debe combatir a las fuerzas del infierno.
Desde un punto de visto formal Ash vs evil dead hace algo más que cumplir el expediente y se atreve incluso a recuperar aquellos travellings enloquecidos que Raimi popularizo en Posesión infernal. Campbell y el propio Raimi ejercen de productores ejecutivos para asegurarse de que nada se tuerce y lo cierto es que lo consiguen.
“Es un maldito gustazo, una serie de culto tan deliciosa como una taza de Colacao en una noche de invierno”
Ash vs evil dead es un maldito gustazo, una serie de culto tan deliciosa como una taza de Colacao en una noche de invierno o la paliza que Bruce Lee le daba a Chuck Norris en El furor del dragón. El que no tiemble de emoción cuando Ash se acopla la sierra mecánica en el brazo por primera vez después de 30 años es que está muerto o ha visto demasiados capítulos de Mad Men.
Para los que echamos de menos más propuestas decentes de género (no hablo de marcianadas, de esas tenemos superávit) esta serie llena de referentes ochenteros, trucos de maquillaje clásico, diálogos faltones y mala hostia bien conducida, es una noticia maravillosa. Ahora solo queremos más sangre, mucha más sangre.
Por favor.
*Para los que –como yo- abandonaron Supernatural, hartos de conspiraciones celestiales, háganme el favor de recuperar el capítulo llamado “Baby” de la última temporada. Una auténtica obra maestra, rodada desde el punto de vista del coche de los hermanos Winchester. Luego pueden volver a dejarla.