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Me piden este artículo justo después del verano pero hasta casi los últimos minutos del 2016 no lo entrego. Otro ranking de series quieren los de Serielizados. OTRO. A finales de diciembre me pongo a escribirlo y claro, me salen las series por las orejas, y los rankings, y todo. Y me digo que es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo (en mi mente, por cierto, esto siempre suena con voz de Ramón Langa doblando a Bruce Willis), pero por otro lado me acuerdo de la sabia Rosa Belmonte cuando dice que esto de las series no lo hemos inventado nosotros, que ver series, como correr o beber gintonics, lleva haciéndose toda la puta vida.
Escribir de series tampoco es algo que inventase nadie que publique ahora en los medios. Y mucho menos nadie que tenga un blog de series y a partir de los mil visitantes diarios ya se crea el ombligo del mundo (seriéfilo). Si la producción de series de televisión ha crecido exponencialmente en los últimos años, también lo ha hecho la de críticos de series. El tamaño de sus egos también es mayor, por cierto. A mí ya no me entran ni los gorros de lana. De lana y de Prada.
Los peores somos los que llevamos en esto muchos años. Con frecuencia nos creemos más que nadie sólo porque sabemos que hubo televisión antes de Buffy o de Perdidos. O porque sabemos defender (en mi caso atacar) esas series con argumentos más serios que los puramente emocionales. Que son los que esgrimimos, a veces hasta el ridículo, para santificar a los Goonies o a los Fraggles. Que estaban bien pero, reconozcámoslo, tampoco eran para tanto. Además, ‘El secreto de la pirámide’ molaba mucho más.
Hacemos mal los semi-veteranos del bloguerío de series cuando miramos a los chavales que crecieron con Embrujadas con la misma superioridad con la que miramos a nuestros padres, que lo hicieron con Embrujada. ¿Qué nos hemos creído? Los que buscan el exotismo y la rareza a toda costa (hola, Lorenzo), los que patinan invadiendo el universo académico (hola, Toni) o los que nos las damos de columnistas de opinión con pipa (hola, yo) deberíamos calmarnos un poquito. Hace tiempo que el universo de las series es suficientemente grande como para que nadie pueda decir “experto en series” sin sonrojarse. Es mucho más experto el experto en Sensación de Vivir (hola, Pili) que el que cree tener una visión más completa porque se compró el DVD de El Autoestopista o cita Oz a las primeras de cambio. Hola yo, de nuevo.
Creo que este es el primer año que tengo clarísimo que mi ranking de las mejores series del año está incompleto. Porque no he visto todas las series que se han emitido este año en el mundo, ni siquiera todas las que se han emitido en España, ni siquiera todas las que se han emitido en España y han tenido una mínima relevancia. Se me escapan cosas. Soy vago y soy humano (como Chenoa). Más experto en Nike y en queso que en series. Tengo conflictos de intereses constantes (amigos guionistas y actores, trabajo en Movistar…) y no he puesto The night of en mi lista de mejores series de 2016 porque sólo he visto tres episodios (y con el primero me dormí, dos veces). Veo Designated Survivor y Quarry me parece un coñazo. Y Rectify otro. Feliz 2017.