'Veneno', con sentido y sensibilidad
Estreno

‘Veneno’, con sentido y sensibilidad

Los Javis salen del universo de ‘Paquita Salas’ para rendir homenaje a una de las figuras televisivas más celebres de la España de los años noventa.

Pocas personas hay en el panorama audiovisual actual que entiendan y expliquen mejor que Javier Ambrossi y Javier Calvo la cultura pop de España. Aman y respetan el universo catódico español y su nueva serie lo demuestra rindiendo homenaje a Cristina Ortiz, la Veneno, uno de los iconos de la televisión de los 90 cuya vida navegó entre la celebridad, la denigración y el olvido. Veneno no es un ejercicio de nostalgia superficial, es una reivindicación con todas las letras de las personas trans a través del relato de una figura que fue pionera en dar visibilidad al colectivo.

El estreno de la serie ha llegado con, de momento, un único episodio a causa de la crisis del coronavirus. Lo que podía parecer un inconveniente es, en realidad, un acierto. El arranque de Veneno es tan redondo -de hecho podría ser un episodio único y no pasaría nada- que parece casi imposible que los espectadores no se queden con ganas de más. Así como todos saldremos en tropel cuando se acabe el confinamiento, también nos tiraremos a degüello a por el resto de episodios en cuanto estén disponibles en Atresplayer Premium.

Los temas que toca la nueva serie de los Javis son algunas de las preocupaciones que ya detectamos en Paquita Salas: la crueldad de la fama efímera, la voracidad de los medios de comunicación, la necesidad de ser fiel a uno mismo o la soledad. La serie se basa en la biografía de la Veneno, Ni puta ni santa, de la periodista Valeria Vegas, amiga de la vedet y cantante. El primer episodio se divide en diferentes planos temporales: por un lado, el descubrimiento de la Veneno (interpretada por Daniela Santiago) por parte de la periodista Faela Sainz (Lola Dueñas) y su salto al estrellato gracias a Esta noche cruzamos el Mississipi y, por otro, su decadencia después de salir de la cárcel -interpretada por Isabel Torres en esta etapa- y su impacto en un joven que acabará siendo Valeria Vegas (Lola Rodríguez).

Por si a alguien le quedaba alguna duda, uno de los fuertes de los Javis es la dirección de actores y en Veneno se hace evidente con unas actuaciones que son todo naturalidad y credibilidad. Además del destacado trabajo de Daniela Santiago e Isabel Torres, brillan especialmente Lola Dueñas y Israel Elejalde, que se mimetiza casi a la perfección con Pepe Navarro (si cerráis los ojos se os hará difícil distinguir si quien habla es el comunicador o el actor).

El primer episodio de ‘Veneno’ está disponible en Atresmedia Premium.

La naturalidad de las actuaciones y los guiones convierten Veneno en una fuente inagotable de memes y de frases para el recuerdo -¿cuántas veces usaremos el momento ‘princesa Chenoa’ de Paca, la Piraña?-, pero ese no es el principal valor de la serie. Veneno nace de la cultura pop pero no se quiere quedar solo en ese plano, sus aspiraciones van más allá: es un artefacto para el activismo LGTBI que trabaja desde la sensibilidad y no desde la confrontación, aunque motivos para ponerse guerrera no le falta.

Con el primer episodio, Veneno explica de forma alta y clara cual es su intención con la reflexión sobre el papel que juegan los medios de comunicación en la normalización de todo aquello que durante siglos ha sido demonizado e humillado. Porque como dice Valeria «de lo que no se habla, no existe, y lo que no existe, se margina».

El activismo de los Javis va más allá de la propia trama y también se encuentra detrás de sus decisiones creativas. Como ya hizo Ryan Murphy -una de les voces creativas más destacadas de la comunidad LTGBI en Estados Unidos- con Pose, la pareja de directores y guionistas reservan los personajes trans para actrices trans. Esta coherente decisión es la respuesta perfecta a una de las tramas más potentes de la última temporada de Paquita Salas, cuando la representante y Lidia San José se meten en lío por intentar que la actriz interprete a un personaje trans. Esa trama acababa con un potente monólogo de la actriz Laura Corbacho en que explicaba a Paquita por qué es importante que los papeles trans los haga una persona trans.

Puede que aquellos que, por sobrexposición, les hayan cogido tirria a los Javis hayan decidido no asomarse a Venono y eso sería un error. Porque ésta no es una serie «para fans de los Javis», es una serie para cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad por las historias humanas, y de humanidad tiene mucha la vida de la Veneno.

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