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Las celebraciones del 50º aniversario del estreno de Star Trek tenían que marcar una reinvención de la saga creada originalmente por Gene Roddenberry en 1966. Tras el final de Star Trek: Enterprise, en 2001, y el estreno de la última película protagonizada por la tripulación liderada por Jean-Luc Picard, Star Trek: Némesis, en 2002, la franquicia había vivido una exitosa reimaginación en cine a cargo de J.J. Abrams en 2009.
Fan confeso de Star Wars, Abrams decidió crear toda una línea temporal alternativa con otras versiones más jóvenes de Kirk, Spock, Uhura y los demás que hasta le había permitido jugar con uno de los villanos más célebres de las películas clásicas, Kan. Para cuando llegó el 50º aniversario, en 2016, Paramount quería celebrarlo con una tercera entrega de las aventuras protagonizadas por Chris Pine, Zachary Quinto y Zoe Saldaña y con una nueva serie que lanzara de nuevo la saga en televisión y que, además, fuera la primera producción original de CBS All Access, la plataforma de streaming del estudio, que hasta entonces se dedicaba a alojar los episodios de las series que CBS y Showtime iban emitiendo. Star Trek: Discovery
Cuando ‘Star Trek: Discovery’ terminó su emisión este mes de junio, la franquicia ya contaba con una serie que transcurre antes de la ficción original, dos animadas, una que recupera a uno de los personajes icónicos de la saga y otra ambientada en la academia de la Flota
La tercera película, Star Trek: Más allá, se estrenaría según lo previsto, aunque su taquilla no estuvo a la altura de las dos anteriores y la cuarta lleva en el limbo desde entonces, por muchos rumores que surjan de que la quería dirigir Quentin Tarantino. La serie, Star Trek: Discovery, atravesaría algunos que otros problemas que, de hecho, harían que The good fight, spin-off de The good wife, terminara inaugurando esas ficciones originales de CBS All Access en 2017. Dichos problemas venían de la ambición de que fuera una serie grande, que representara un salto notable en cuanto a efectos especiales con las anteriores y que pretendía modernizar también el aspecto de, por ejemplo, los klingon, villanos tradicionales de la Flota Estelar.
Además, uno de sus creadores, Bryan Fuller, que había escrito en su momento para Espacio Profundo 9, quería que la serie fuera una antología en la que cada temporada se integrara en una época diferente de Star Trek, algo que a los ejecutivos de CBS All Access no les convencía. Y, para rematarlo todo, la actriz que había sido elegida para liderar el reparto, Sonequa Martin-Green, aún no había terminado su participación en The Walking Dead cuando Discovery tenía que empezar a rodarse, por lo que tuvieron que esperarla.
El resultado de todo esto fue la salida de Fuller y un estreno algo más tardío de lo previsto para una ficción que, desde el principio, tenía también la tarea de lanzar una nueva saga trekkie para el siglo XXI.
El legado de ‘Star Trek: Discovery’
Ese objetivo se cumplió con creces. Para cuando Star Trek: Discovery terminó su emisión, el pasado mes de junio, la franquicia ya contaba con una serie que transcurre justo antes de la ficción original y que mantiene el esquema de capítulos autoconclusivos (Strange New Worlds), dos animadas, una para adultos (Lower Decks) y otra infantil (Prodigy), una que recupera a uno de los personajes icónicos de la saga (Picard) y está en desarrollo otra ambientada en la academia de la Flota (Starfleet Academy). Además, este año se estrenará una tv movie, Sección 31, protagonizada por Philippa Georgiou, el personaje revelación de las primeras temporadas de Discovery, que aprovechará lo que ha crecido el perfil de Michelle Yeoh desde que apareció en la serie, con Oscar a la mejor actriz incluido por Todo a la vez en todas partes.
‘Star Trek: Discovery’ ha encontrado una personalidad que la aleja de sus compañeras y que va más allá de su look
Cada una de estas series se sitúa en eras diferentes y aspira a contar historias que no encajarían en las otras. En el caso de Discovery, empezó mostrando cómo Michael Burnham sufre para aceptar que es la hermanastra humana de Spock y, por tanto, ha de encontrar la manera de integrar su educación vulcaniana con su condición humana, y lo hace en medio de una situación más que tensa con los klingon.
Para la tercera temporada, sin embargo, la nave era enviada a un futuro muy lejano en el que se liberaba del canon oficial de Star Trek y donde la Federación estaba en una posición muy delicada. A partir de ahí, Discovery encontró una personalidad que la alejaba de sus compañeras y que iba más allá de su look. Sus tramas pasaron a centrarse en temáticas que giraban en torno a la aceptación del diferente, a la dicotomía entre la exploración pacífica y la asunción de que toda civilización desconocida quiere atacarte, a la creencia de que la unión hace la fuerza… Conceptos muy trekkies, por otro lado.
Cada una de sus temporadas tenía un enigma central que ponía en riesgo a la Federación, o al universo entero, pero que pocas veces desvelaba a un villano maquiavélico tras él. La amenaza venía a menudo por el desconocimiento, el aislamiento o la falta de comunicación. La única vez que Discovery apostó por malos al uso fue con su recuperación del Imperio Terrano en la primera temporada, y de allí salió esa versión despiadada y molona de Philippa Georgiou que acaba reclutada por la Sección 31 de la Flota Estelar, que es su división de operaciones especiales secretas.
Un camino propio en medio del canon
Desde el principio, la serie se ha enfrentado al mismo dilema que el resto de nuevas ficciones de Star Trek, que es forjarse su propio camino o sucumbir al peso de la nostalgia. Picard, por ejemplo, lo sorteó bastante bien incluso en su última temporada, con el regreso de bastantes de los personajes más famosos de La nueva generación. Discovery saltó al futuro para no tener que enfrentarse a la constante tentación de los guiños a la historia pasada y, aun así, eran habituales las menciones a la USS Voyager y a algún que otro personaje de las ficciones más modernas.
Ha conseguido superar unos inicios accidentados para alcanzar cinco temporadas en las que encarna los valores de Star Trek añadiendo algunos aspectos que la sitúan firmemente en la década de 2020
La nostalgia es siempre la espada de Damocles sobre estas series porque tienen que apelar a los fans de siempre mientras, al mismo tiempo, buscan ampliar esa base de seguidores, lo que no siempre es fácil de conseguir. Las películas de Abrams dieron con la tecla y Discovery también, aunque no se libró de las protestas habituales de los sectores más rancios de internet por sentar a una mujer negra en la silla de capitán. Consiguió superar unos inicios accidentados para alcanzar cinco temporadas en las que encarnaba los valores de Star Trek añadiendo algunos aspectos que la situaban firmemente en la década de 2020, como presentar a sus personajes con dudas y matices que Roddenberry eliminaba, ya que quería ofrecer a la audiencia una imagen aspiracional e idealizada de ese futuro.
Star Trek: Discovery terminó mostrando el camino a las demás series de la saga y probando que todavía hay mucha vida dentro de la venerable franquicia espacial.