Series mainstream
Amor vs Calidad: FIGHT!

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WARNING: a los que aún tengáis puesta la pulserita del Primavera Sound, los billetes a Berlín para este veranito comprados y un libro de Murakami junto a una taza del Starbucks, NO LEÁIS ESTE ARTÍCULO.
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Más allá del olimpo de las series existe un paraíso reservado a otras que trascienden la objetividad y penetran en el espectador como una colonoscopia con anestesia. Fenómenos que violan (ups!) lo subliminal para convertirse en un descaro de la publicidad 2.0. Productos cuya promoción reside en la viralidad de una sociedad que busca quedar bien con el prójimo como seña de identidad. Reconoceréis este tipo de series porque se comparten como churros en las redes sociales. Los mensajes acostumbran a contener un hashtag con el título de la serie acompañado de la palabra HYPE. SÍ ASÍ. EN MAYÚSUCULAS. HYPE.

Estoy hablando de productos como 13 Reasons Why, Stranger Things y en un terreno más local El Ministerio del Tiempo…sí sí, El Ministerio. Qué, ¿me queréis matar eh? “¡Uau, este tío se ha metido con El Ministerio! Pero qué cojones…”. Pues para acrecentar vuestro odio debo decir que vi cuatro capítulos y tuve suficiente. Episodios larguísimos y densos, diálogos repletos de bromas infantiles, interpretaciones flojas, personajes con menos carisma que una piedra y giros de guion sin ninguna justificación. Ei, pero ya era hora que en España se hiciera algo diferente. Sí, de verdad que lo creo. ¿Pero es suficiente? No, no lo es. Y aún así la serie se populariza hasta unos niveles inimaginables gracias al amor de miles de espectadores. No pretendo analizar dichas series (de hecho no soy el primero que os quita la máscara). Sería imposible mantener una discusión como adultos (violencia y gritos free) sin que quisierais venderme la moto como testigos de Jehová.

ministerio Series mainstream Aniol SerielizadosLos fenómenos como El Ministerio del Tiempo son bastardos del gran padre mainstream que, junto al Primavera Sound y hablar bien de Berlín, conforman un entramado en el que si te postulas como contrario serás ninguneado y desplazado. Manifestar que no te gusta algo mainstream es como jugar a besar una cobra. El origen de la popularidad de una serie de este calibre es incierto. Preguntar quién es el primero en encender la mecha es como pretender descubrir quién fue el primer chino que abrió un bazar. No obstante, que los tres ejemplos expuestos estén en Netflix puede ser casualidad o conspiración. Pero Netflix es como el Berlín de las plataformas (así como HBO lo es de las productoras) y no es de extrañar que cualquier pedete que se tire huela a miles de quilómetros, durante semanas. Pedos cuyo ruido, olor y textura no son analizados, sino que se aplaude el pedo en sí. #Pedete HYPE.

La temática (13 Reasons Why), la nostalgia (Stranger Things) o la innovación (El Ministerio del Tiempo) son algunos de los motivos por los cuales una serie se convierte en un Starbucks televisivo. Producto muchas veces mediocre pero pese a todo más popular que un Mocaccino con sabor a barro. Sin embargo (giro de guión al estilo Ministerio), creo que todo esto es bueno. O, dicho de otra manera más ambigua, no es malo. Cada uno de los tres ejemplos tiene algo que hace que sea totalmente necesario como producto. En el caso de 13 Reasons Why es la concienciación de un problema gravísimo y muchas veces silenciado. Stranger Things despierta el niño que todos hemos sido. Y El Ministerio del Tiempo rompe con la ficción española con valentía y ambición.

A todo eso, ahora que (quizás) ya hayamos hecho un poco las paces, estaréis de acuerdo conmigo que no hace falta que amemos estas series como si fuesen nuestras madres. Hay muchas otros productos increíbles que no han pasado a los anales de la televisión porque la mayoría de vosotros nos ha dado la gana de escribir el título en hashtag al lado de HYPE. No os bebáis todo el barro que os den, a veces degustar un poco de agua sucia también puede molar tanto como una versión berlinesa del Primavera Sound.

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