Saturados (Parte II)
Cambios en la industria en la era del estrés cultural

Saturados (Parte II)

Si el espectador está estresado y pendiente de que termine el capítulo para empezar el siguiente no puede disfrutar de la suspensión de incredulidad que todo relato audiovisual necesita. Y por tanto el placer emocional se resiente. Es decir, la tercera época dorada de la televisión puede morir de éxito.

-¿Qué te pasa?
-Soy un paria.
-¿Por qué?
-Aún no he visto el final de la 4ª Temporada de Game of Thrones.

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-Oye, ¿por qué te vas? ¡¡¡VUELVE!!!

En Saturados Primera Parte demostré odiar a mi yo del futuro, que es el yo del presente, quién odia tremendamente al yo del pasado, por ponerme los deberes de escribir este texto. Estos deberes consisten básicamente en explicar hacia dónde pueden ir los tiros en la narrativa de series actual, en vista del fenómeno de saturación en el que todos andamos metidos: autores, industria y la parte más importante de este tinglado sin la que nada tiene sentido: los espectadores.

«La sensación de no llegar a todo, de que el TIVO, el IPLUS o el disco duro está lleno y tenemos pocas horas libres para tantas horas de series, reduce considerablemente el placer de la experiencia de que te expliquen una muy buena historia»

Partiendo de la base de que ningún relato tiene sentido si no es para dar placer emocional (del tipo que sea, del género que sea) a un posible espectador, estamos ante la paradójica situación en la que éste espectador pueda acabar sucumbiendo al stress de la cultura del ocio. La sensación de no llegar a todo, de que el TIVO, el IPLUS o el disco duro está lleno y tenemos pocas horas libres para tantas horas de series, reduce considerablemente el placer de la experiencia de que te expliquen una muy buena historia. Y en los tiempos actuales, en el formato de la ficción seriada nos encontramos con una inflación de buenas historias. Si el espectador está estresado y pendiente de que termine el capítulo para empezar el siguiente no puede disfrutar de la suspensión de incredulidad que todo relato audiovisual necesita. Y por tanto el placer emocional se resiente. Es decir, la tercera época dorada de la televisión puede morir de éxito.

Una vez recordado el detonante inicial de Saturados Parte I retomamos desde el cliffhanger de aquel artículo, explicando detalladamente qué puede mutar en la narrativa de las próximas ficciones televisivas.

Reducción del tiempo de formato

Dates (1ª temporada), Girls (3ª), Looking (1ª) y Louie (4ª) –cuatro de las mejores series que he visto este año– tenían el común denominador de que eran cortas, entre 20 y 30 minutos. No tienen temporadas muy largas y el espectador puede entrar y salir de ellas fácilmente y verlas en un fin de semana. La reducción de la duración tiene diversos factores beneficiosos. Por ejemplo, es innecesario la existencia de subtramas que compensen el peso de la narración, una mayor concentración en la historia principal y por tanto, mayor profundización en los personajes protagonistas. Es cuestión de tiempo de que la duración de los dramas también se reduzca.

→ Primer capítulo de Dates:

– Mayor horizontalidad en las tramas

Últimamente se ha planteado un debate absurdo respecto en dónde está el talento narrativo actual si en la novela o en las series (nadie debate si está todavía en el cine). Esto es básicamente un reconocimiento al trabajo que se realiza en las Writer’s Room y la capacidad de absorción del talento narrativo en estas salas. Por supuesto que hay talento en la novela actual, y por supuesto que hay talento en las series actuales. Muchas veces es el mismo. Que las historias de las series hayan perdido verticalidad y aumenten su horizontalidad recuerda cada vez más a las novelas por entregas del S. XIX dónde la importancia del cliffhanger, de lo capitular y de la tensión dramática vehiculan toda la narración, de ahí ese debate. La forma en que consumimos series, en la intimidad de nuestras casas es la misma en la que consumimos novelas.

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– Reducción de capítulos por temporada

Cada vez más, es posible ver series de 9, 8, 6, 10 capítulos en lugar de los 23, o de los más habituales 13. La concentración de la historia en menos capítulos ayuda a dotar de conceptualización narrativa a las temporadas y por tanto a fidelizar al espectador. Sabes que estás viendo una temporada que tiene un nexo de unión dotado de la causalidad necesaria para llegar a ese placer emocional que nos producen las buenas historias.

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– Desaparición de los capítulos de transición

Este es un gran avance en lo que respecta a la anterior década de ficción televisiva. El gran problema de las Writer’s Rooms anteriormente era cómo vamos a rellenar 1 hora de televisión durante 23 semanas. Actualmente, el problema ha derivado a cómo vamos a explicar todo esto…

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…en tan sólo 10 capítulos por temporada.

Se hace tremendamente difícil que el espectador sienta como satisfactorio un capítulo en el que nada cambie, en el que algún personaje no revele un secreto de su pasado escondido, o suceda un suceso extraordinario. Esa tontería de que la televisión sólo hace que las cosas cambien para que el personaje vuelva al mismo punto de partida al final del capítulo se terminó hace mucho tiempo. La historia avanza inexorablemente y los personajes cambian o mueren…

OJO SPOILER DE LA ÚLTIMA TEMPORADA DE JUEGO DE TRONOS (TÁPENSE LOS OJOS, BAJEN EL CURSOR Y A CONTINUACIÓN SIGAN LEYENDO):

joffrey-baratheon-lannister-rey-serielizadosQué pena nos dio a todos, ¿verdad?

 

-Propuestas de nuevas series con un valor de producción más basado en el high concept y menos en el storyteller

Si Brett Martin en su magnífico libro Hombres Fuera de Serie

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…realizaba una analogía entre la tercera época dorada de la ficción televisiva y los cineastas de los 70, es muy probable que estemos entrando en algo parecido a la década de los 80 cinematográfica. Detonantes mucho más potentes (entonces basado en el síndrome del primer fin de semana/en lo televisivo siempre ha dependido del capítulo piloto), traslación del valor narrativo al valor de producción, superproducciones, series basadas más en el high concept que en la historia, adaptaciones de comics (ahí vienen Flash y Gotham, a la estela de Arrow), e incluso remakes de películas (Los hijos de los hombres). Es un riesgo que asumamos que puede ocurrir. Lo que ha llevado a la industria cinematográfica a olvidar la clase media de las historias puede llegar a la televisión.

– Incorporación de la concepción clásica del concepto autor al modelo de serie

«Tarde o temprano los nombres de grandes directores de cine se asociarán como marcas a las series y aportarán su sentido narrativo y poder visual»

El autor de una serie es la Writer’s Room. Cualquiera que sepa un poco de cómo se hace una serie sabe esta gran verdad. No existe la concepción y la visión individualista del creador. Lo importante es la historia, no importa de quién sea la idea. Que Alfonso Cuarón se haya metido una hostia con Believe demostrando no haber entendido nada del formato televisivo, dónde el punto de vista está implícito en la historia que cuentas, no en la forma en que lo realizas (de ahí los errores de bulto de Believe con tramas autoconclusivas que parecen sacadas de la papelera de los descartes ñoños de Autopista hacia el cielo) hace que muchos viéramos señales de su hueco discurso en Gravity y lo lejos que anda de su esperanzadora obra maestra Y tu mamá también. Que él no supiera hacerlo, no significa que cualquier otro director venga a seguir la estela de David Lynch y trasladar a las series su lenguaje y capacidad visual. Fincher ha abierto el camino con House of cards y Steven Soderbergh ya ha anunciado que se retira del cine porque las historias que le interesan no se encuentran en ese medio si no en el televisivo. Tarde o temprano los nombres de grandes directores de cine se asociarán como marcas a las series y aportarán su sentido narrativo y poder visual. Que entiendan el medio producirá nuevas formas de explicar historias, habrá cambios de paradigma, habrá hostias como la de Cuarón, pero también puede haber grandes perlas que nos dejarán con los ojos como platos.

→ Trailer de la serie de Steven Soderbergh:

– Trasvase de estrellas de cine a la pequeña pantalla (sic):

Que suenen Jessica Chastain y Brad Pitt para la segunda parte de True Detective ya no le extraña a nadie. Lejos quedan los tiempos en que Glenn Close decidió aceptar un personaje en The Shield, sorprendiendo a propios y extraños, y que más tarde se hiciera con el papel principal de Damages. Un primera espada como Kevin Spacey protagoniza House of Cards y no hay un solo actor vivo en el planeta que piense que va a ganar más prestigio protagonizando al Superman de Zack Snyder que al próximo Don Draper que cree Matthew Weiner y su equipo de guionistas.

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– Aumento de los presupuestos de promoción de las series

Lo estamos viendo cada vez más en nuestros autobuses, banners, y cortinillas de televisión. El estreno de la nueva temporada de la serie de éxito de turno ya no es sólo un acontecimiento televisivo si no que es un acontecimiento social. El estreno en plataformas como Canal + Series (y otras) pegado al estreno en la televisión de origen ayuda a que la maquinaria de promoción también se ejecute de manera engrasada a nivel global.

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– Aumento de eventos alrededor de las series

Nuestros amigos de Serielizados os pueden hablar mejor que yo de todo lo que preparan, así que preguntadles cuál es su agenda y vais a fliparlo. Lo que está claro es que cada vez más tenemos un sentido crítico de la experiencia televisiva y esto hace que tengamos dos necesidades básicas: curiosear cómo se hacen las series, quién las hace, cómo las hace, qué nuevas series se van a hacer; y por otra parte compartir con nuestros amigos y la comunidad de fans nuestros gustos y lo que estas historias nos transmiten.

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-Salto de calidad de los Festivales de Series

No creo que tardemos en ver una de estas dos cosas: la desaparición de Cannes tal y como hasta ahora lo habíamos conocido, o la incorporación a Cannes de estrenos de temporadas, o capítulos pilotos de series en exclusiva. Cannes tal y como es ahora es la capital de un paradigma que se muere.

– Mayor formación específica de los profesionales de las series

Reconozcamos una cosa muy clara, técnicos audiovisuales bien preparados los hay a patadas. Creadores de contenidos de calidad y con capacidad polivalente de escritura, desarrollo y creación de estos contenidos, van muy, pero que muy buscados. Aquí, en la China popular y en la HBO. No hay ninguna escuela, ni universidad que se haya ganado el prestigio de otros centros en otros campos formativos audiovisuales. La primera escuela o universidad que golpee ahí va a crear un sello y una marca de formación que dominará este campo en los próximos años. Los mejores situados para hacerlo en nuestro país no saben cómo se hace porque son el pasado.

HBO - Serielizados - EnricPardo

– Reducción de número de series y concentración de presupuestos

Hablábamos de la inflación de buenas historias y el escaso tiempo que nos queda para verlas todas. La amortización emocional, pero también la amortización de costes hará que las cadenas reduzcan sus apuestas por una ligera reestructuración necesaria del mercado. Los ajustes económicos harán que haya más recursos en las series con luz verde. No obstante, y hablando en términos de calidad, no se aprecia (exceptuando algunas series de acción) desde hace bastante tiempo, aquel complejo de espectáculo menor en el que se perdonaban los escasos recursos técnicos en una serie. El espectador demanda credibilidad en la puesta en escena y casi todas las series están a la altura en cuanto a diseño de producción, empaque visual y VFX.

– Narrativa con mayor tensión dramática

Esto es la base fundamental por la que las series han ganado terreno a cualquier otro género audiovisual. La importancia de qué va a pasar a continuación, como motor de interés escampó como un virus el término spoiler, dejando en evidencia que ya hacía mucho tiempo que no lo utilizábamos en términos cinematográficos. Mientras las series sigan basando su discurso en la tensión dramática y no parece existir una fatiga en este tipo de narrativa, sino todo lo contrario, que cada vez más la acrecientan, la salud del medio parece perdurable a medio plazo.

– Narrativa hipotecada al cliffhanger

No hay nada que ame más un espectador que un buen cliffhanger. Antiguamente en las televisiones se pedía que alguien pudiera entrar en una serie en cualquier momento. En el capítulo 3º de la 2ª temporada y entender rápidamente que estaba sucediendo. Esto era en los tiempos en que no existía el My Time. Ahora si alguien quiere ver una serie empieza por el principio cuando tiene ganas y tiempo para empezarla. Esto ha cambiado nuestros hábitos de consumo y por tanto ha mutado nuestras necesidades de la experiencia narrativa. No tiene ningún sentido no aprovechar al máximo los recursos narrativos que el medio nos propone y la posibilidad de crear la necesidad en el espectador de ver el siguiente capítulo de nuestra serie. Uno de los recursos más placenteros para el creador y para el espectador.

→ Mítica escena con CLIFFHANGER de Lost: «Not Penny’s Boat»

 

– Creación de series con final definido

Dice Matthew Weiner que siempre ha tenido clara la imagen de cierre de Mad Men. No sé si será cierto o no, pero desde luego y aún en el peor de los escenarios en que el final nos parezca horroroso (esperemos que no), nadie nos podrá robar el placer de acompañar a Don Draper y los suyos durante siete magníficas temporadas. Más allá de si se tiene claro hacia qué final se va, lo que sí creo que se va a evitar es la sensación de dar palos de ciego que acompañó a la 5ª y sobre todo 6ª temporada de Lost, y la decepción posterior que supuso el final de esta serie memorable en muchos otros aspectos. El espectador está acostumbrado a un total de causalidad en un discurso narrativo, a no ser que sea un proyecto experimental, y la mayoría de historias en la ficción televisiva no lo son, por lo que el espectador pide que se tenga claro hacia dónde se va.

→ Promo extendida de la séptima temporada de Mad Men

Aquí un ejemplo (ojo spoilers) de cómo terminar una serie como dios/el showrunner (en este caso Alan Ball) manda:

P.D.: Finalmente, y retomando aquello de no tener tiempo para ver todos los musts, decir que estoy en el inicio de la Tercera Temporada de Breaking Bad y sí, merecía una muerte lenta y dolorosa por no haberla visto.

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