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Nivel de spoilers: Medio.
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¿De qué trata? John Walker afronta las consecuencias de sus actos mientras Sam y Bucky vuelven a Estados Unidos a la espera de planear el siguiente movimiento para atrapar a Karli Morgenthau.
Tras vivir uno de los momentos más crudos, violentos y sobrecogedores de toda la saga Marvel, Falcon y el Soldado de Invierno, pareció encontrar al fin su propósito. Con el escudo del Capitán América manchado de sangre, en un acto de pura venganza irracional, la serie bajó hasta terrenos que el mainstream de la Marvel de Disney –siempre apto para menores– apenas había rozado.
En el capítulo de hoy, ‘La Verdad’, la serie mantiene esa línea cruda preparándose para un final en el que Sam Wilson (Anthony Mackie) deberá aceptar de todas, todas el rol que el Universo Marvel le tiene reservado.
Lejos de centrarnos en el impacto de la escena en la que John Walker (Wyatt Russell) perdía los papeles, ése propósito de Falcon y el Soldado de Invierno radica en la nueva contextualización de lo que deben significar las barras y estrellas del escudo. Una vez llevado que con tanto aplomo por Steve Rogers, cuya sombra ha estado presente en casi todos los episodios de esta serie, es el momento buscarle otro significado.
Una contextualización que no deberá llevar a cabo John Walker sino un Sam Wilson que en este episodio comprende finalmente la importancia del legado que Steve Rogers le dejó, aunque quizás Steve nunca comprendió lo que podría significar ese legado para un afroamericano.
Son estos pequeños momentos los que acaban valiendo más en el esquema general de Marvel que cualquier batalla o gran giro de guion.
En una escena clave en la que retorna el personaje de IsaiahBradley (Carl Lumbley), éste le avisa: «Ningún afroamericano que se respete a si mismo querría ser el Capitán América». Puede que esto sea así para un hombre como Bradley, que ha vivido de forma muy trágica los experimentos del gobierno y el desprecio a su figura y su raza. Pero eso no debería condicionar a Sam. Más bien empujarle a dar el paso definitivo para empoderarse y ser un Capitán América con la legitimidad de su trayectoria. Y con la carga histórica de tanto dolor y sacrificio. La mirada de orgullo de su sobrino acariciando un escudo que recupera su significado y le añade otros matices, lo dice todo. (¡Tío Sam!)
Todo ello lo va comprendiendo y asimilando Sam en gran parte de un episodio en el que le toca volver a casa para ayudar a su hermana y de paso, hacer una necesaria pausa para reflexionar. Ahí aparece también de forma sorprendente pero esperada un Bucky (Sebastian Stan) dispuesto a ayudar a Sam y de paso, solidificar una relación que sabe que, en el fondo, le ayudará a recuperar la fe en su propia humanidad.
Tras su vida anterior como el letal Soldado de Invierno eso es lo que más necesita. Juntos no solo reparan el barco familiar de los Wilson. También reparan sus problemas y resuelven dudas personales, lo cual les prepara para lo que vendrá. Una escena de diálogo y comprensión mutua, tras entrenar con el escudo, que resulta clave para la evolución de los dos protagonistas.
Son estos pequeños momentos los que acaban valiendo más en el esquema general de Marvel que cualquier batalla o gran giro de guion. En ellos, siempre han demostrado saber darle espacio, por pequeño que fuera, al desarrollo de personajes. Y ahora que en Marvel Studios se expanden con series, no iban a renunciar a ello. Al contrario.
Pero antes de los momentos de introspección ha habido tiempo también para enfocar la deriva antagonística de John Walker. Tras una completa escena de acción cuerpo a cuerpo, luchando Bucky y Sam contra John, éste es llevado a juicio por las autoridades políticas. Despojado del escudo y del título de Capitán América, sus actitudes violentas y ansiosas van a peor.
Tras la muerte de su amigo Lemar, que además ejercía de una suerte de Pepito Grillo, que controlaba sus impulsos, John Walker está desbocado.
«¡Yo soy el Capitán América!» grita en el estrado cual Jack Nicholson en Algunos Hombres Buenos. Curioso el ejercicio de transición inversa que está realizando la Falcon y el Solado de Invierno con los personajes malvados. En este capítulo John Walker parece pasar de anti-héroe a villano mientras que un villano clásico como Zemo (Daniel Brühl) se despide –por ahora– reconvertido en anti-héroe con cierta dignidad e ideas y acciones coherentes.
Tras la muerte de su amigo Lemar, que además ejercía de una suerte de Pepito Grillo, que controlaba sus impulsos, John Walker está desbocado. El Super Suero corre por sus venas y más poderoso que nunca, está decidido a autoengañarse y dejar que la ira nuble su juicio. Sigue pensando que el esbirro al que mató fue el causante de la muerte de Lemar y mantiene la mentira hasta con la familia del amigo muerto.
Falta por ver cuan profunda será la deriva antagonística de Walker en el capítulo final pero sin duda, hay ingredientes ahí para ser una figura clave de un caldo de cultivo de gente que se siente utilizada y manipulada por las fuerzas políticas americanas de toda la vida. Al fin y al cabo, esta nueva encarnación de Walker nace de una mentira. Y nada bueno puede surgir de las fake news. La realidad política de ese país en el último lustro ha dado buena fe de ello en el mundo real.
Sin embargo, ahí en el mundo de ficción marvelita surge una semilla que huele a distancia el personaje sorpresa de este episodio, que dejará con la boca abierta a buena parte de la audiencia. Fans de Seinfeld y Veep preparaos porque os va explotar la cabeza vendo a Julia Louis-Dreyfuss haciendo su entrada triunfal en el mundo Marvel. Brutal. Solo le faltaba soltar tacos como Selina Meyer.
Easter Eggs y teorías del MCU
Mucha tela que cortar: De entrada, hemos hablado poco hoy de los ‘Sin Banderas’. Es así porque han actuado poco, moviendo sus fichas sigilosamente para la partida final en Nueva York. Con cientos de infiltrados en la convención del Consejo de Repatriación Global, preparan algo gordo y lo harán con la ayuda de dos personajes del MCU que vuelven.
En cuanto al Agente del Poder, su nula mención en este episodio es desconcertante.
El primero es el terrorista francés Georges Batroc al que ya vimos en el primer capítulo. Y la segunda es ni más ni menos que Sharon Carter (Emily VanCamp) quien intermedia para que Batroc trabaje con los ‘Sin Banderas’. Carter sigue siendo toda un incógnita que la serie deberá resolver. Aún figura en las quinielas como posible Agente del Poder pero esta intervención parece ir en contra de esta teoría. Lo que ya está claro es que Carter ya no es la chica buena que era y que tiene su propio plan.
En cuanto al Agente del Poder, su nula mención en este episodio es desconcertante. Podría ser un silencio a propósito para plantar la gran revelación de este personaje en el final de la serie pero parte de mí piensa que será uno de esos personajes fantasma del que no sabremos nada y se guardarán para otro momento. Está por ver.
Por otra parte, las Dora Milaje de Wakanda despiden junto con Zemo su periplo en Falcon y el Soldado de Invierno. Ayo (Florence Kasumba) y el resto se llevan a Zemo a «la Balsa» o The Raft. Se trata de una cárcel sumergida bajo agua muy conocida en los cómics. La Balsa hizo su primera aparición en el MCU con Capitán América: Civil War. Además, uno de sus prisioneros fue, por cierto, Falcon tras escoger el bando de Steve Rogers en su conflicto con Iron Man. El final de Falcon y el Solado de Invierno puede ser un cóctel de personajes y tramas convergiendo pero si más no, a Zemo y las Dora Mijale los debemos descartar para el desenlace.
El último servicio de Wakanda, eso sí, no debe ser ninguneado. Tras perder las alas luchando contra John Walker, Bucky se cobra un favor y le trae a Sam una maleta. En el interior, se esconden, imaginamos, sus nuevas alas y traje, que debutará en el esperado final de la semana que viene.
Y volvamos al bombazo de Julia Louis-Dreyfuss entrando en el MCU. La actriz se presenta como una posible aliada al desbocado y desconsolado John Walker. Su personaje es la Condesa Valentina Allegra de Fontaine. Un nombre rimbombante para un personaje que durante años fue parte importante de SHIELD e interés amoroso de Nick Fury. En el universo Marvel Ultimate, que rediseñó muchos personajes en clave de siglo XXI, Valentina preside el grupo empresarial OXE. También forma parte del Club Kratos. Una especie de Club Bilderberg para multimillonarios con ganas de influenciar en lo que sucede en el mundo de Marvel.
Las idas y venidas de la Condesa en su versión espía dan para mucho. Salidas y entradas en SHIELD. Infiltraciones en HYDRA, líder malvada como Madame Hydra… y un papel clave durante la invasión secreta de los Skrull que, recordemos, será abordada en una futura serie en Disney+. Puede que la interpretación de Julia Louis-Dreyfuss beba un poco de las dos versiones pues, a tenor de la misteriosa oferta que le hace a John Walker, tendrá un rol más importante en el futuro del MCU.
Y para acabar, mucha atención porque ya toca aguantar hasta el final de los créditos y ver las míticas escenas post-créditos. En esta caso, centrada en un John Walker en un taller, construyéndose su propio escudo. Antesala de una lucha final con Sam entre los dos Capitanes América del momento. ¿Será también una lucha entre las dos Américas? ¿Quién más tomará partido?
- La viñeta del día: En esta ocasión, la viñeta DEBE ser la portada del primer número de la saga de 2003 Capitán América: La verdad o en su versión original Truth: Red, white and Black. El capítulo se titula ‘La Verdad’ por una razón evidente. La historia trágica de Isaiah Bradley como el primer Capitán América afroamericano surgió en estas viñetas que, al igual que Falcon y el Soldado de Invierno sirvieron para replantear el significado contemporáneo de la figura patriótica del Capitán.