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Si les presentan Respira, la última creación de Carlos Montero, como la New Amsterdam fallera o como Anatomía de Grey pasada por el filtro de Élite podrán deducir, sin necesidad de demasiadas pistas más, el tipo de serie a la que se enfrentan.
El nuevo drama médico de Netflix se sitúa en el ficticio hospital valenciano Joaquín Sorolla. Para hacer frente a los continuos recortes con los que los responsables políticos debilitan la sanidad pública, el plantel del centro sanitario, liderado por el oncólogo Néstor Moa (Borja Luna), decide ponerse en huelga sin respetar los servicios mínimos.
Sucede que, cosas del destino, ese parón reivindicativo coincidirá con el ingreso en urgencias de Patricia Segura (Najwa Nimri), presidenta de la Generalitat Valenciana, quien ha sufrido un leve accidente de tráfico y a la que se le detectará un cáncer de mama durante la exploración preliminar.
‘Respira’ peca de un exceso de verbalización, no sea que alguien pierda comba. Esa desmesura explicativa deriva, en no pocas ocasiones, en sketches involuntarios
Esos serán los dos resortes que activen el dispositivo dramático de una propuesta coral en la que en cada uno de sus ocho episodios se presentan casos puntuales a resolver durante su desarrollo y cuya estabilidad viene fijada por tramas de largo alcance que, sin ánimo de desvelarles nada, están bien pegadas a la actualidad e incluyen cuestiones como violaciones, un embarazo problemático, las consecuencias de un suicidio y un par de romances prohibidos, uno de ellos especialmente sensible con las cuestiones LGTBIQ+ y con las secuelas de la adicción a las drogas (sí, un dos por uno y una agenda bien completa).
El parecido con New Amsterdam (David Schulner, 2018-2023) es evidente desde el primer momento, pues Montero enarbola la bandera de la defensa de la sanidad pública falcándose en las trincheras del compromiso político como un soldado convencido de la causa que defiende. Sin embargo, mientras que en la serie protagonizada por Ryan Eggold los dilemas ideológicos brotan de la cotidianeidad médica, en Respira no se pierde la ocasión para que los implicados en la batalla, principalmente el doctor Moa, un tipo al que Paul Laverty daría un abrazo infinito, y la presidenta Segura, defensora a ultranza de la privatización, expongan sus ideas en forma de parlamento sin que la situación dramática lo exija.
En realidad, y no solo por lo anteriormente expuesto, lo nuevo del creador gallego peca de un exceso de verbalización, no sea que alguien pierda comba. Jessica (Blanca Suárez) a una paciente: “esta mujer fue mi profesora y no podemos fallarle”. Biel (Manu Ríos) explicando su historial clínico-afectivo: “a veces es más fácil superar un cáncer que aceptar a tu familia”.
Esa desmesura explicativa deriva, en no pocas ocasiones, en sketches involuntarios. Patricia Segura diciéndole a Biel “toca, toca, que tú eres médico” mientras le toma la mano para que le presione el pecho durante su exploración (!). Una señora con cáncer le pide a su facultativo que le dé algo contra el dolor “porque si no, me voy al Cabañal y pillo heroína”. Uno encuentra con elevada frecuencia frases y situaciones que le dejan entre patidifuso y espantado. Algunas por el exceso de casualidades: allí todo el mundo conoce a todo el mundo, hay un cruce de relaciones que ni los Targaryen participando en First Dates. Otras por el jugueteo a propósito de los tópicos valencianos que van desde una presidenta derechona imbuida del espíritu de Rita Barberá a una invasión de falleras intoxicadas durante la celebración de una feria de turismo. No falta de res.
Entre los paseos cámara al hombro y el entrecruzamiento de incidentes, la serie no escatima con las escenas de sexo ni con las situaciones límite
Los directores David Pinillos (Velvet, Nacho) y Marta Font (Intimidad, Ni una más), y el resto de los departamentos, cumplen a rajatabla las directrices del showrunner así como las pautas de las series hospitalarias de corte moderno. Entre los paseos cámara al hombro y el entrecruzamiento de incidentes no escatiman con las escenas de sexo ni con las situaciones límite. Salvo cuando la cosa se desvía hacia la comedia indeliberada, y cumpliendo con lo que reza el apolillado himno regional valenciano, aquí van “tots a una veu”, desde la enfática banda sonora, hasta el acting subido de revoluciones pasando por los conflictos que se plantean.
Respira es, además, una serie pensada para captar la atención de todo el espectro adulto de la audiencia con un actor reconocible por generación. Aitana Sánchez-Gijón encarna a la estricta Pilar, Najwa Nimri a la molt honorable, Blanca Suárez a Jéssica, una doctora con un imán para los líos, y Manu Ríos a Biel, el residente que acompaña a Nestor Moa, un tipo al parecer de presencia invisible; eso o a los guionistas se les ha olvidado que los espectadores tenemos ojos, pues ya en el primero de los episodios necesitan que un par de personajes nos digan lo guapo que es el mozo. Por culpa de su nula presencia en los medios y sus apenas 16 millones de seguidores en Instagram no nos habíamos dado cuenta.
Por último, apuntemos un par de cuestiones de fondo. La primera tiene que ver con el uso residual del valenciano (o del catalán, utilicen la variante con la que más cómodos se sientan para definir un mismo idioma). Si series como Shogun (Justin Marks & Rachel Kondo, 2024) o The Sympathizer (Park Chan-wook, 2024) nos han enseñado que emplear el lenguaje nativo no solo no es un impedimento para el público, sino que singulariza el proyecto y da cuenta de la realidad de Japón o Vietnam, sorprende que en Respira apenas se escupa una palabra en la lengua autóctona, como si alguien fuese a contagiarse por el uso.
La segunda tiene que ver con el mensaje de la serie. Que Netflix, caracterizada por su habilidad para esquivar el pago de impuestos en nuestro país – sí, esos con los que se financian, entre otras cosas, nuestros hospitales- produzca una ficción en defensa de la sanidad pública no deja de ser un tanto irónico (una ironía higiénica, por lo que tiene de lavado de imagen). Que la temporada termine con la sublimación romántica del conflicto público/privado también da mucho que pensar. Por cierto, no tengan ninguna duda: Respira será un exitazo.