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No es fácil definir Podría destruirte, aunque haya quienes lo han intentado vendiéndola como esa serie en la que una treintañera se enfrenta a los días posteriores a una violación. Eso sería, sin embargo, quedarse en la superficie de una ficción mucho más rica, contradictoria y compleja. En Podría destruirte, más allá de descubrir qué ocurrió exactamente aquella noche (quién es el culpable, esencialmente, lo que acostumbraría a ser el foco de otras ficciones sobre el tema), la trama se pregunta, sin llegar de forma artificial a ninguna respuesta, cuáles son las condiciones generales que han llevado a un mundo en el que estas cosas ocurren: qué desigualdades rigen las relaciones entre razas y sexos, entre opresores y oprimidos, entre los que controlan y los controlados.
Podría destruirte arranca con Arabella, una joven escritora que ha alcanzado el éxito hilando en forma de libro algunas de sus reflexiones tuiteras en torno a lo millennial, saliendo de fiesta con unos amigos… y despertándose al día siguiente con el difuso recuerdo de haber sufrido una violación. A partir de aquí, y con una temporalidad cambiante que se suma a la confusión de Arabella, la serie explora su proceso personal además de a la red de amistades en torno a la escritora, un fresco generacional que pone en primer plano las distintas formas del sexo contemporáneo.
No es fácil definir de manera precisa Podría destruirte, decíamos, entre otras cosas por la velocidad con la que fluyen sus diálogos y situaciones, la naturalidad con la que se mueve del drama a la comedia y sobre todo por su interés constante en llevar al espectador a un lugar que probablemente no esperaba en absoluto. Todos estos rasgos, propios de una ficción segura de sí misma, que modula el material dramático sin vergüenza y abre puertas nuevas, poco menos que confirman a Michaela Coel, creadora y protagonista de la serie, como una de las voces más interesantes del panorama audiovisual actual.
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En sus manos, y en una época marcada por asuntos como el debate sobre el consentimiento sexual, las ramificaciones del abuso de poder y el torbellino para la cuestión racial que ha sido y es el movimiento Black Lives Matter, Podría destruirte se ha vinculado a la actualidad de una forma extraordinaria, lo que la convierte desde ya en una de las series de este año 2020 tan particular.
Así, el interés de la serie por realizar una radiografía del momento actual y recorrer con ello temas tan complejos como el consentimiento sexual o la cuestión de raza no afecta nunca a su ritmo endiablado y a su capacidad para anclar cada una de sus reflexiones a un sentimiento, una situación concreta, un gesto determinado.
Construyendo una voz propia capaz de elevar al debate público de manera brillante las cuestiones que afectan a su colectivo, como mujer de raza negra, Coel parte de su experiencia personal (sufrió acoso durante el proceso de creación de su anterior -y recomendadísima- serie, Chewing Gum) para entregarnos una serie capaz de hablar de temas complejísimos sin perder de vista la milimétrica construcción de personajes y tramas.
Podría destruirte, como decíamos, más que llegar a respuestas se dedica a entrelazar preguntas a lo largo de su trama, vinculadas sobre todo a la cuestión de ser mujer y negra en un mundo en el que ambas cosas se codifican de formas de las que parece imposible escapar. Pero la serie también introduce entre sus objetivos la preocupación por transmitir de la forma más fiel posible lo que significa tener entre veintimuchos y treinta y pocos actualmente.
Es posible que ‘Podría destruirte’ marque este 2020 en lo que a nuevas voces autorales se refiere
La obsesión por reflejar al target millennial de formas cada vez más tópicas y peregrinas ha hecho parir series y películas que reducen toda una generación a una serie de clichés vinculados al uso de redes sociales y la inestabilidad. En Podría destruirte hay redes sociales y hay inestabilidad, claro, pero sobre todo hay un retrato fiel de cosas mucho más sutiles y a la vez significativas: el significado de una canción determinada, las costumbres sexuales y la forma en la que se organizan las noches de fiesta, la importancia de las redes de amigos y la forma concreta de comunicarse entre ellos… la percepción, en fin, de que empieza a pertenecerte un mundo del que todavía estás descubriendo las reglas.
Es posible que Podría destruirte marque este 2020 en lo que a nuevas voces autorales se refiere, como ya pasó el año pasado con Phoebe Waller-Bridge, y eso siempre tiene el peligro de que la personalísima y valiente voz de Michaela Coel acabe desteñida una vez sea incorporada al mainstream. Ojalá Coel pueda seguir haciendo lo que parece que mejor se le da: series que tratan sobre todo lo que de verdad importa ahora.