No, no queremos más temporadas de 'Gambito de Dama'
¿Segunda temporada?

No, no queremos más temporadas de ‘Gambito de Dama’

Después de su éxito inesperado, sobrevuela la posibilidad de que la miniserie sobre la ajedrecista Beth Harmon se extienda con más entregas.

Una fiebre ajedrecista ha asolado el mundo seriéfilo: contra todo pronóstico, Gambito de dama, estrenada el 23 de octubre, se ha convertido en el must see del último mes. La producción protagonizada por Anya Taylor-Joy ha demostrado que muchas veces vale más la recomendación boca-oreja que gastarse los cuartos en grandes marquesinas publicitarias.

Con este triunfo inesperado se empiezan a oír rumores de una segunda temporada aunque, en principio, se trata de una miniserie. Taylor-Joy ya se ha mostrado dispuesta a volverse a poner en la piel de Beth Harmon. «Si he aprendido algo de esta industria es «nunca digas nunca». Adoro este personaje y volvería a interpretarlo si me lo pidieran, aunque creo que dejamos a Beth en un buen lugar», explicaba la actriz a la revista Town & Country.

Después de casi un mes apareciendo en el listado de lo más visto, no seria sorprendente que Netflix se las ingeniase para dar más vida a Gambito de dama. Pero, ¿de verdad necesitamos más Beth Harmon? La respuesta es no. Aquí tres motivos fundamentales.

Porque no es tan buena como nos creemos

A Gambito de dama le han llovido alabanzas por todos lados porque, ciertamente, tiene elementos buenísimos. Es indiscutible que Anya Taylor-Joy es una actriz fascinante que convierte a Beth Harmon, una huérfana con un extraordinario talento para la ajedrez, en un imán para el espectador. La ambientación, el vestuario y los planos son un festival para estetas, una orgía de encuadres, colores, patrones y estampados que van más allá del simple placer estético y sirven para explicar la historia de Beth.

Tan ciertas son estas cualidades como que la miniserie tiene algunos agujerillos que hemos pasado por alto porque estábamos todos ‘engambitados’. ¿Es el espiral de autodestrucción de Beth el caso de adicción con la recuperación más rápida y efectiva de la historia? En un determinado momento, la narración decide dejar de lado las pastillas verdes y las grandes dosis de alcohol para convertirse en un cuento de final edificante. Beth, que lleva metiéndose pastillas desde su más tierna infancia, solo necesita un amigo de voz amable que le diga que no necesita «ayuda química» para ser una gran jugadora y la adicción es historia.

El positivísimo que busca Gambito de dama queda patente cuando la protagonista recibe el apoyo de todos los hombres con los que se ha cruzado a lo largo de su vida como ajedrecista para ganar la partida más importante de su historia. Nada en contra de los finales optimistas y positivos, pero no es lo que al principio nos promete Gambito de dama.

‘Gambito de Dama’ está disponible en Netflix desde el 23 de octubre.

Porque hay que aprender a decir adiós

Si bien al final de Gambito de dama se le puede echar en cara un poco de falta de audacia, es cierto que cumple el cometido de cerrar satisfactoriamente el viaje vital de Beth, ya convertida en Gran Maestra, tal y como reconocía Taylor-Joy en su entrevista con Town & Country. Es un buen adiós: hemos acompañado a la protagonista desde su niñez hasta conseguir su máxima aspiración profesional, ¿qué más podemos descubrir de esta ajedrecista que nos pueda interesar? ¿Un rivalidad con alguien que sea capaz de hacerle sombra como ajedrecista? Bueno, eso ya lo hemos visto.

Los creadores se tendrían que inventar una nueva trama, ya que el final de la T1 de ‘Gambito’ es el mismo que el de la novela

La miniserie de Scott Frank y Allan Scott se basa en el libro homónimo de Walter Tevis publicado el 1983 y su final es el mismo que el de la novela. En el caso de querer hacer una segunda temporada los creadores se tendrían que inventar una nueva trama que no traicionara el espíritu de la original y sabemos por otras experiencias que eso no es fácil. El primer ejemplo que nos viene a la cabeza es Big Little Lies, que en su momento también vivió una explosión de fanatismo que acabó derivando en una segunda temporada que nadie había contemplado en un inicio.

Si una miniserie consigue premios y, además, cuenta con un plantel de súper estrellas, ¿por qué no estirar un poquito más el chicle? Pues porque el resultado nunca conseguirá equiparar las expectativas generadas por la primera temporada. En el caso de Big Little Lies ni el fichaje de Meryl Streep logró hacer más digerible la soporífera trama de Zoë Kravitz. Como en cualquier juego, saber cuando ha llegado el momento de retirarse es una virtud.

Porque llegará la avalancha de ‘haters’

Aventurarse a hacer una segunda temporada y cagarla no solo afecta la entrega en cuestión si no que acaba manchando el recuerdo general que se tiene de una historia. Ahora mismo Gambito de dama es la niña bonita de todo el mundo, la serie que ve tu madre, tu primo y tu amigo y te la recomiendan como si hubieran descubierto el sentido de la vida. Un paso en falso, unos capítulos «reguleros», y empezarán a salir haters de debajo de las piedras que diluirán con poco esfuerzo el éxito de Gambito de dama.

En la rueda constante del streaming es muy difícil conseguir mantenerse en la memoria del espectador. Deglutimos series a toda máquina: la-mejor-serie-de-la-historia que recomendábamos en marzo –¡Hola, Unorthodox!–, en septiembre es una más del montón de la que nadie se acuerda. Mantenerse firme en el formato de miniserie y atesorar el fenómeno que se creó a su alrededor puede ser la única manera de preservar su recuerdo. Porque como dice el refrán popular: «lo poco gusta y lo mucho cansa».

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