"La peste es intrínseca al ser humano, está dentro de él"
Entrevista a Alberto Rodríguez, director de 'La Peste'

«La peste es intrínseca al ser humano, está dentro de él»

Hablamos con el director de 'La Isla Mínima', mente pensante junto a Rafael Cobos de 'La Peste', que regresa a Movistar+ con una segunda temporada trepidante.

Alberto Rodríguez se vuelve a poner a los mandos en la segunda temporada de 'La Peste' / Crédito: Movistar+

«En esta segunda temporada hay más peripecia, más aventura», advierte de entrada Alberto Rodríguez, cocreador de la serie más ambiciosa del streaming español, que se reinventa en seis trepidantes nuevos capítulos que combaten, además, aquellas críticas respecto a la oscuridad de sus imágenes. En la nueva entrega de este retrato de la Sevilla del siglo XVI, la capital andaluza ha dejado atrás las epidemias mortales e invisibles pero vive en una prosperidad con contrapartida en forma de poderosa banda criminal organizada: La Garduña manda, impone sus reglas a sangre y fuego, corta lenguas y apuñala si alguien se salta el orden establecido.

La Garduña y sus largos tentáculos, que llegan al corazón de las instituciones, marca el paso de la ciudad, controla la venta ilegal, extorsiona y mata. Enfrente, un nuevo representante del rey decidido a acabar con la corrupción y la delincuencia, que contará con la obligada complicidad de Mateo, Valerio y Teresa, los protagonistas de la primera entrega de La Peste.

En esta continuación, Rafael Cobos ejerce de showrunner, y su socio habitual, Alberto Rodríguez, dirige los dos primeros episodios. Firmantes de éxitos de nuestro cine como Grupo 7, El hombre de las mil caras y, sobre todo, La Isla Mínima, el dúo da una vuelta de tuerca a su desembarco televisivo, incorpora nuevos personajes (los de Fede Aguado y Luis Callejo brillan con luz propia) y sigue apostando por la máxima que siempre les acompaña: sus ficciones buscan, por encima de todo, el entretenimiento del espectador. Charlamos con Rodríguez sobre La Peste: La mano de La Garduña.

Llegáis a Movistar+ después de presentar la serie en el Festival de Sevilla: un estreno en casa, en un certamen dedicado a cine europeo…

Sí, ha sido una sorpresa, entre otras cosas porque el Festival de Sevilla y su director, José Luis Cienfuegos, son muy duros, muy exigentes. Es un festival muy riguroso en cuanto a su selección de títulos, pero en cuanto vieron los capítulos nos llamaron enseguida. Y nosotros encantados. Mola mucho estrenar en casa, tener cerca a la familia, a mis padres…

Probablemente tenga que ver con el mucho cine que hay en esta serie, también muy rigurosa y formalmente ambiciosa.

Yo creo que esta segunda temporada, que tiene más músculo, está muy encaminada al disfrute del espectador. Quizás jugamos más con elementos propios de las series, esa sensación que te da consumirlas sin freno. Evidentemente, desde el principio del proyecto quisimos hacer un producto de la máxima calidad posible, nos pusimos el listón muy alto, y eso sí es muy cinematográfico.

Me dices que habéis potenciado el afán del espectador de, casi, querer maratonear… ¿Qué otras novedades añade la segunda entrega?

Sí… En esta segunda temporada hay más peripecia, más aventura, y profundiza mucho más en los personajes. Sobre todo en los femeninos y en Teresa, a quien interpreta Patricia López Arnáiz. Una actriz que fue todo un descubrimiento para nosotros. De hecho, ¡desde que hizo La Peste no ha parado! (risas).

Es una pionera feminista, empeñada en salvar a un centenar de prostitutas de una vida desoladora…

Sí, sí, lo es, pero es que en aquella época había más mujeres así de las que nos imaginamos. Ya en la primera temporada, Teresa Pinelo era un personaje que aportaba una mirada muy interesante a una mujer que, siempre entre comillas y teniendo en cuenta la época de la que hablamos, pierde la referencia masculina, del amo. Ella siempre estuvo bajo el manto de su padre o su marido, firmaba sus cuadros con nombre de hombre… pero ya no pertenece a nadie, ha salido de ahí. Y en esta segunda entrega da un paso más, se implica, intenta que las cosas cambien.

En ‘La Peste: La Mano de la Garduña’ ya no hay una epidemia que diezma a la población. El título alude a otra peste distinta…

Claro, aquí la peste en cuestión enlaza con aquello que se advierte, en boca del médico, al final de la primera temporada: la peste es intrínseca al ser humano, está dentro de él. Y aquí se habla sobre todo del poder, de cómo se dirime entre las instituciones o los poderes visibles y lo que hay bajo la cuerda de la legalidad: La Garduña, las hermandades, todo eso no es nada ajeno a nuestros días, me temo.

En la primera temporada, la corrupción institucional que se mostraba en la serie era un buen espejo de lo que nos rodea hoy día. Seguís con esos paralelismos…

Me temo que sí… hay muchos. Bueno, es que el hombre es hombre. De nuevo recordando al personaje del médico, que dice que una vez erradicada la enfermedad, seguirá escondida en los muebles, en los balcones, y que volverá a aparecer… Algo de eso hay.

Si en la primera temporada hablábamos de ‘El nombre de la rosa’, y de la relación entre Guillermo de Baskerville y Adso comparada con la de Mateo y Valerio, los protagonistas de ‘La Peste’, ¿hay algún referente para esta segunda temporada?

Es que en esta segunda entrega hay muchísimas más cosas: está la historia de las mujeres por un lado, la de la escalada de poder dentro de La Garduña, de un chico que empieza limpiando excrementos en un burdel y asciende poco a poco en el mundo del hampa. También la de Mateo, reencontrándose consigo mismo y con su fe en el género humano. Y todas se van relacionando de una manera u otra.

Y también hay otro personaje nuevo importante, Pontecorvo, el nuevo alcalde de la ciudad, que está inspirado en un alcalde real que llegó a Sevilla para poner orden… se lo tomó tan al pie de la letra que hacía cosas como salir a la calle disfrazado de mendigo para espiar que no subieran el precio del pan… era un tío ejemplar, se llamaba Puñonrostro, con eso ya te lo digo todo (risas).

Te decía lo de los referentes porque Rafael Cobos hablaba de ‘Los Intocables de Eliot Ness’ y, con lo que me cuentas sobre el chico que asciende en el hampa, es fácil pensar en ‘Uno de los nuestros’.

Claro, seguro que nos nutrimos de todo el cine de gansters que hemos visto en nuestra vida, seguro… El desarrollo argumental de la temporada tiene que ver con ambas películas, evidentemente, porque son dos paradigmas.

El personaje de Jesús Carroza gana protagonismo en la segunda temporada de ‘La Peste’ / Crédito: Movistar+

Ese joven, Baeza, que escala en La Garduña, provoca un feliz reencuentro con tu actor fetiche, Jesús Carroza, que en la primera temporada aparecía muy brevemente, casi como un guiño, y que ahora ve crecer muchísimo su personaje.

Sí, en aquella pequeña aparición ya estaba fantástico, porque Jesús es muy buen actor, muy bueno. No estaba previsto que su personaje se desarrollara, pero cuando Fale (Rafael Cobos) se puso a escribir y planteamos posibles nuevos arcos narrativos, pensamos en ese mundo oscuro de los jugadores y la prostitución, que daba muchas posibilidades de expansión. Como con Jesús, pasa lo mismo con Estefanía de los Santos, su personaje también crece muchísimo en esta segunda temporada. Es un placer reecontrarme y volver a trabajar con ellos…

En esta segunda temporada has tenido menos implicación…

Sí, ha sido bastante menor respecto a la primera, el peso como showrunner lo ha llevado Fale… En esta ha aprendido lo que es tener los pies fríos (risas). Te lo digo en broma, pero es que antes, Fale me decía lo bien que se ven los toros desde la barrera, y esta vez le ha tocado estar en primer plano (risas). En realidad lo lleva muy bien, eh… y yo lo llevo estupendamente.

«La primera temporada fue agotadora, un maratón: crear un mundo nuevo, pensar en cómo haríamos un montón de cosas que no habíamos hecho nunca…»

Para mí, la primera temporada fue agotadora, un maratón: crear un mundo nuevo, pensar en cómo haríamos un montón de cosas que no habíamos hecho nunca y pensar en cómo abordarlas… Aquí ya había un sendero marcado y Fale ha hecho un trabajo estupendo. Él no es un guionista que entregue el texto y se vaya para casa: ha participado siempre en los ensayos, a partir de los cuales hemos corregido el guion, siempre hemos permitido que los guiones estén vivos, y en muchas películas que hemos hecho juntos ha estado presente en los rodajes, siempre se ha implicado mucho.

Con lo cual, llegados a La Peste: La Mano de la Garduña, no le ha resultado tan antinatural como él dice. Pero él no había tenido la responsabilidad final hasta ahora, y eso es lo que le tiene algo atolondrado (risas), y es lógico y comprensible ese síndrome de la capilla.

¡Tú sí estás disfrutando de ver los toros desde la barrera!

Bueno, no tanto, como creador también pongo mucho en juego. Pero de verdad que le tengo mucha fe a esta temporada. Creo que hemos mejorado las cosas que en la primera quizás no terminaron de enganchar a los espectadores, en ese sentido las cosas van a cambiar. Quizás por eso estoy tan tranquilo. Y sí, porque mi implicación es menor. En la primera dediqué un año y medio al proceso y ahora han sido ocho meses, que tampoco está mal, pero la diferencia es notable.

¿Cuáles son esas cosas que habéis mejorado?

Bueno, hay un elemento técnico evidente respecto a la emisión y la recepción, y es que no sabemos cómo se va a consumir la serie. Cada televisión tiene sus propios ajustes de imagen y sonido, pero la serie también se ve en tabletas, en teléfonos móviles… Se ve en casa, sí, pero también en el metro o en el autobús. Siendo sinceros, todas esas cosas no las tuvimos en cuenta cuando hicimos la primera temporada, y aquí sí hemos pensado en que llegara a cualquier tipo de público.

La primera estaba pensada para ser vista en las mejores condiciones, y esta segunda temporada la pensamos para que se viera en las peores condiciones: y así hemos elaborado tanto el sonido como la luz. El rigor histórico está comprometido en determinados momentos, pero en favor del espectador, y creo que no es ningún problema. Ocurre como en las películas norteamericanas, cuando un personaje llega a su casa y todas las luces están encendidas (risas).

Eso me recuerda a la polémica de uno de los últimos capítulos de ‘Juego de Tronos’, en el que se criticó mucho la oscuridad en la que transcurría, y que afectó al visionado de muchos espectadores…

Nosotros lo hicimos en la primera. A Pau Esteve, director de foto de la primera, le invitaron a un festival muy importante en Polonia, porque había hecho un trabajo innovador, rompedor. Eso convivía al mismo tiempo con ese pelotón de gente que se quejaba porque no se veía lo suficiente.

Más allá de eso, entiendo que el sabor de boca de la primera temporada os dejó satisfechos, a nivel de número de espectadores y de repercusión crítica.

Lo de los visionados es raro, hace unas semanas el primer capítulo de la serie superaba el millón de espectadores, es una barbaridad. Pero no nos actualizan los datos, se escapan mucho de nuestro control. Es verdad que recibimos que la gente la aceptó muy bien y está viajando bien, con estrenos en Inglaterra y Alemania, y la sensación es que ha llamado mucho la atención.

Nosotros teníamos la responsabilidad de hacer un producto de calidad, con un presupuesto muy alto, y era un peso para nosotros y para los que vinieran detrás, para que se pudieran hacer más series así. Desde el primer momento lo intentamos y me da la sensación que eso ha estado fuera de discusión.

Cambiando de tema: ‘La Isla Mínima’ sigue dando satisfacciones. Acaban de rodar un remake en Alemania…

Ah, sí, sí… es algo que me tiene intrigadísimo. Sabía que se iba a hacer, que habíamos vendido los derechos, pero a mí no me ha llamado nadie nunca. Lo primero que pensé es si la situarían en la Alemania del Este, y ahí me quedé, en esos pensamientos…

Pues hay ya un tráiler, y la película se sitúa en 1992, poco después de la caída del Muro de Berlín…

Sí, sí, es increíble. ¡Pero hay un proyecto aún más sorprendente! ¡Un remake indio! Pagaría por verlo (risas). Flipé cuando me lo dijo Fale, y lo primero que te imaginas es que será un musical… y sería jodido (risas), pero de verdad que es un proyecto que me intriga mucho.

Es muy raro lo que ha pasado con la película, partiendo de la base que para nosotros era un thriller de dos policías en un pueblo de Andalucía, una historia muy muy local, y se ha convertido en nuestro trabajo más universal. Hay algo escondido en esa película que termina atrapando a casi todo el mundo. Este verano estuve en Cuba, se hizo un pase, y lo mismo, unas reacciones buenísimas, y con espectadores ajenos al subtexto del que habla La Isla Mínima. Y da igual, parece que algo late en el fondo que atrapa a los espectadores. En fin…

Tú sigues diciendo que te salió entretenida.

Entretenida es (risas).

Creo que estáis escribiendo una peli… ¿Nos puedes avanzar algo?

No, no te voy a contar nada porque no debo, porque igual te explico algo que dentro de un mes ya no vale para nada… Desde que una vez conté que estábamos preparando una comedia y terminamos haciendo Grupo 7 (risas), prefiero esperar un poco. Creo que en unos meses lo tendremos más claro, y probablemente sería un proyecto para rodar el próximo año.

Tengo muchísimas ganas de volver al cine, a las posibilidades que te da de cuidar cada pequeño detalle… es más mi medida. Las series son como maratones y yo me veo más corriendo los 10.000. Y me lo he pasado en grande con La Peste, ¡pero tengo ganas de volver al cine!

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