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Entre el final de la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo y el inicio de la cuarta, nos sentamos a hablar con Javier Olivares sobre la industria de nuestro país, y de la europea, sin pelos en la lengua, sobre superhéroes y superheroínas y, cómo no, de «la puta mariposa».
La cuarta temporada de la serie se estrenará en RTVE y HBO España el 5 de mayo, tras tener que retrasar la fecha debido a la crisis del COVID, y después también de lanzar la precuela Antes de que no haya tiempo.
¿Qué nos puede contar del efecto mariposa del que habla el tráiler?
Todos los casos de El Ministerio del Tiempo se basan en que hay algo o hay alguien que interesadamente cambia la historia. Pero también hay casualidades que provocan cambios. En este caso hay un efecto mariposa muy curioso que afecta a una de las protagonistas del Ministerio desde su fundación, y la vemos en un doble personaje.
En un tráiler anterior se habla de de «romper el tiempo».
Sí, y de hecho ya pasó en la segunda temporada con Felipe II. Ese tráiler también tiene que ver con algo que ocurre con el arranque de la temporada.
Cuando se plantearon la serie, cómo decidieron qué reglas aplicarían a los viajes en el tiempo, limitando por ejemplo los viajes al pasado.
El tema de no poder viajar al futuro, y que los del pasado puedan viajar a su futuro que es nuestro presente, es un punto de vista. No somos los primeros que lo hemos hecho, hay literatura fantástica que utiliza la misma técnica. En el concepto de cómo viajar por el tiempo, Pablo [Olivares] tenía muy claro el concepto costumbrista, en el sentido que no nos importaba tanto explicar el método del viaje como el hecho del viaje. Y eso yo creo que nos ayudó muchísimo a vender la serie. Porque cuando dices «voy a hacer algo de viajes por el tiempo», acojona. Pero cuando de repente alguien lee el capítulo piloto que escribió Pablo, lleno de emociones, de personajes, de definiciones de lo que es España, y al mismo tiempo, divertido, y al mismo tiempo, viajan por el tiempo… Ahí ya entra todo el mundo.
Yo creo que la popularidad de la serie se basa en eso, en que se viaja por el tiempo a través de las emociones. Toda la serie es una metáfora, hacemos una serie de viajes por el tiempo pero en realidad la máquina con la que estamos viajando son los recuerdos; los recuerdos de tu familia, los recuerdos de tu pasado, los recuerdos de aquello que te contaron y tu consideras recuerdos pero no viviste y son fábulas, y los recuerdos que se almacenan en tu cabeza estudiando los libros de historia y que te encuentras que no son como tú te esperabas, o sí. Yo creo que nuestra serie es una gran apología del recuerdo.
En esta tercera temporada habrá cambios en la patrulla protagonista, por motivos de disponibilidad de los actores. ¿Habrá nuevas incorporaciones?
Sí, tenemos nuevas incorporaciones. Cuando un actor tiene otros compromisos, o yo decido dejar de contar con un actor, evidentemente lo incluyo dentro de la historia. Rodolfo [Sancho] estaba en Mar de plástico porque le interesó, le abrimos las puertas, y se las volvimos a abrir de vuelta. Es todo natural.
Aura Garrido estará menos presente esta temporada.
Sí, estará menos presente, pero no porque tenga otras ofertas. Es una cuestión de un planteamiento de una persona muy inteligente, que sabe lo que quiere y ha decidido dar un paso más en su formación. Y en eso siempre estoy a favor del actor, siempre. Lo único que pido es tener tiempo suficiente para maniobrar y que la serie no lo pague. Porque también puede pasar al revés. Yo hay un momento que a lo mejor ya no puedo contar mucho más de los personajes que ya conoce la gente. Si El ministerio del tiempo durara mucho, su gracia se basaría en cambiar de protagonistas. Yo no creo en las series que dan al público lo que ya saben que van a recibir, porque las historias y los personajes no avanzan, porque siempre es lo mismo y se acaban convirtiendo en clichés. Yo tengo un gran respeto por los actores, como para hacer eso.
¿Qué nos puede contar de las sociedades secretas con las que se encontraran las patrullas esta temporada?
Elegí dos sociedades secretas contrapuestas y que llegaron incluso a luchar entre sí en la propia época. En concreto, una absolutista y otra que se sentía heredera de los comuneros castellanos. Son como las dos Españas, y en uno de los momentos claves de nuestra historia, las guerras carlistas. La pregunta que nos hemos hecho es ¿qué pasaría si esas dos sociedades secretas dispusieran de libros del tiempo para viajar? ¿Y qué papel jugaría el Ministerio?
¿Cómo ha afectado a ‘El Ministerio’ que Netflix haya adquirido los derechos internacionales?
«‘El Ministerio’ va a tener una lucha muy grande consigo misma: hemos llegado muy alto, y no sé si podremos llegar mucho más alto»
El presupuesto ha subido un poco. Antes era de cerca de 580.000 y ahora está en casi 700.000 euros, que tampoco es un dispendio. Esta serie estaría bien en ese presupuesto si durara 50 minutos, o llegando al millón de euros. Pero eso no es un problema de la cadena ni de Netflix, es un problema mío y de mi hermano; hicimos una serie que es imposible ajustar a un presupuesto estándar de la industria española. En ese sentido el Ministerio es un fracaso. Es la historia épica de un equipo que quería demostrar que se podía hacer otro tipo de series, pero que evidentemente, a nivel de producción, es inviable. Hay gente que con dos platós lo hace todo, y nosotros tenemos muchas localizaciones en exteriores. Sí ha mejorado, evidentemente. Y yo creo que lo que más ilusión me hace es la voluntad de Netflix por ayudarnos, su interés. Y luego el hecho de que esta serie la vea todo el mundo. Eso ya es una gran felicidad. Que el sueño loco de mi hermano Pablo y mío, luego con la incorporación de Marc Virgil con todo el concepto visual, Anaïs Schaff, Abigail Schaaff, Javier Carillo apoyando todo el rato… Somos unos pocos locos, y estamos compitiendo y ganando premios en un mundo superprofesionalizado con productoras potentísimas.
Haber llegado a conseguir dos Ondas seguidos, casi 50 premios, una legión de fans, ser noticia hasta cuando no emites, trending topic mundial todos los capítulos, que se utilice el concepto de El Ministerio del Tiempo en un editorial político, en las emisoras de radio… Se está convirtiendo en una muletilla del lenguaje popular. Y te llega la mayor distribuidora de productos audiovisuales y se fija en tu trabajo… yo creo que El Ministerio ahora mismo va a tener una lucha muy grande consigo misma, ya en la tercera temporada: hemos llegado muy alto, y no sé si podemos llegar mucho más alto.
¿Por qué cree que hay ahora tantas series de viajes por el tiempo?
Viajar por el tiempo es la historia, es aquello que pudo ser y no fue. Viajar en el tiempo es una aventura.
Algunas funcionan, otras no. ‘Time after time’, por ejemplo, duró cinco capítulos.
Desgraciadamente no están yendo bien ninguna, ni Making History… Y Timeless también está en duda. Yo no me alegro que cancelen ninguna serie en ninguna parte del mundo.
De las que juegan con elementos de viajes en el tiempo, de las que van mejor son las de superhéroes, como ‘The Flash’ o ‘DC’s Legends of tomorrow’.
Si miras las fechas de Legends of tomorrow, también es posterior a El ministerio. Los superhéroes son anteriores, pero que viajen por el tiempo es posterior… y hasta ahí puedo leer. Pero también hay muchas cosas muy peculiares de alguien que de repente se plantea una situación y llega a las mismas conclusiones que tú. En caso de Timeless es distinto… Pero si yo fuera Legends of tomorrow denunciaría a Timeless, porque también tiene muchas cosas de esa serie. En Legends of tomorrow hay una serie de capítulos en los que yo me divertí muchísimo, ha tenido momentos muy interesantes. Y es mucho mejor que Timeless, en frescura…
¿Qué le parecen las series de superhéroes?
Creo que se está llegando a un abuso. Nosotros, con Anaïs Schaff teníamos una idea de hacer una serie con tres superheroínas que eran tres amas de casa de un barrio periférico de Madrid, que adquieren superpoderes y los intentan utilizar para mejorar su vida, no para cambiar el mundo. No hemos tenido suerte vendiéndola, pero a mí me molaría hacer algo así: cómo una persona normal se convierte en Superlola y lo hace para poder llegar a fin de mes. Eso sería muy bonito de escribir, sin hablar de ese concepto de superhéroe, filosófico y tal…
Pasa también con Agents of S.H.I.E.L.D., que tuvo una primera temporada que, quitando algún bajón, tenía cosas excelentes, y ahora mismo me cuesta muchísimo verla. Jessica Jones… la dejé de ver en el capítulo 3, y Luke Cage… Todo lo han convertido en un gran universo de superhéroes para contar la vida normal, y para eso ya está la gente normal. Luego llega Noah Hawley y hace Legión. Hawley me parece, con Paul Abbott, el mejor showrunner del mundo. Todo lo que hace me lo trago, ya des de My Generation. Todo lo que tiene son obras maestras.
Esta serie sí tiene un punto de vista nuevo en el género.
Sí, es atrevido y sigue la línea del cómic. Puede gustarte o no, pero sabe por dónde va. Estoy empezando a cansarme de un tipo de series, como Westworld o, sintiéndolo mucho, la primera temporada (porque no pude llegar a más) de The Leftovers. Con todos los respetos, a mí me parece que una cosa es ir de profundo y otra cosa es serlo. Y cuando uno ve un capítulo que dura 50 minutos y que lo que te cuentan se puede contar en 10, empieza a analizar que como serie a lo mejor no es tan buena como otras. Hay una cierta tendencia a hacer series cool, que generen más polémica que crítica. Se están empezando a hacer series más para la rumorología y las falsas apariencias que para contar cosas.
Otra tendencia en EE.UU. son las series cortas, o de una sola temporada, como ya se hacía en Reino Unido.
Eso sería lo ideal. Creo que eso es lo que hay que hacer. Y me alegra mucho que Antena 3, e incluso Telecinco, lo estén haciendo. Pienso que es un gran paso adelante de la ficción española que haya temporadas cerradas como Sé quién eres o La casa de papel. Sigo creyendo que, para lo que cuentan, eso en Inglaterra sería una serie de seis u ocho capítulos. Creo que es necesario que las historias se cuenten, acaben y ya está. Yo estaría feliz con temporadas de seis capítulos de El ministerio, o más tipo Doctor Who, que hace dos mid-seasons que cubren todo el año, con seis y seis, más uno de Navidad. Las historias se cuentan mejor en tramos cortos.

Javier Olivares fue uno de los invitados principales del Serielizados Fest 2017 (drcha. Ricardo Jornet).
Ha acudido a todas las ediciones del Serielizados Fest (Festival Internacional de Series de Barcelona). ¿Qué tiene el festival?¿Qué lo hace asistir cada año?
A mí me parece que es la gente que hace el mejor festival de este país. Es gente que viaja fuera para estar al día, están muy formados y tienen el don que con dos pipas te montan un festival en el que de repente tienes a David Simon, o tienes a la gente de 1992, o a la gente de The young pope. Son palabras mayores. Yo lo que no entiendo es cómo en Barcelona Serielizados puede tener problemas de espónsors, cómo no tiene una serie fija. Que cuando todo el mundo se llena la boca de que estamos en la edad de oro de la ficción, haya un festival como Serielizados Fest y que no esté en la cumbre… me parece que habla muy mal de nuestra industria. Tal vez porque la industria entiende los festivales como otro concepto.
Sabemos que usted también ve mucha ficción de la que no nos llega fácilmente. ¿Qué está viendo, ahora?
«Tengo una gran fijación con la ficción europea, que hoy por hoy es infinitamente superior a la norteamericana»
Tengo una gran fijación con la ficción europea, que hoy por hoy es infinitamente superior a la norteamericana. Y Netflix hace The crown, pero todo el equipo de producción de la serie es inglés, y la mayoría de los actores. Ves The young pope y es Sorrentino, y es muy europea. Y luego ves series que aquí no llegan nunca, o llegan tarde, como Line of duty que es una obra maestra, Happy valley, Nobel, Midnattssol un seriazo de uno de los creadores de Bron/Broen, Okkupert, Baron noir… Los belgas, con menos presupuesto que nosotros, están haciendo unas series impresionantes. La pregunta que siempre me hago es ¿por qué siendo europeo yo no puedo ver series europeas? Tendría que haber una protección de nuestra cultura europea, para que nos conociéramos mejor. Aprenderíamos mucho.
Los italianos hablan de sus mafias, de su corrupción, los alemanes hablan del nazismo, de las dos Alemanias, Okkupert habla de la invasión de Noruega por Rusia ante el permiso de la Unión Europea… Están hablando de temas muy importantes y son europeas, como nosotros. Igual que Francia protege su cine del americano, la comunidad europea tendría que proteger su ficción respecto a la americana: no es normal que un español solo vea series o españolas o americanas. Así que yo veo todo lo que puedo europeo, me siento muy identificado con las historias que me cuentan. Y los americanos no han hecho un nuevo The wire, ni un nuevo Homicidio. Han hecho The good wife, que me parece la hostia.
Los italianos sí que han tenido algo más de suerte: ‘Gomorra’ se ha distribuido en muchos países y 1992 ha llegado aquí.
Gomorra es Sky, es una cadena de cable. Aquí ahora va a empezar Movistar, pero ellos nos llevan muchos años de ventaja. O el Canal+ francés, que ha hecho Les revenants, Spiral, Braquo, un montón de series que se han llevado premios mundiales importantes. Aquí todo el mundo ha estado mirando al cine como la gran cultura. Y ahora se han decidido a producir televisión. Me parece muy bien, ojalá lo hubieran hecho siempre. Aquí el problema no es lo que hay, es lo que no ha habido. Si Canal+ hubiera producido media docena de series más esto habría cambiado. No vamos a echar la culpa de todo a Telecinco y a Antena 3. Y si Televisión Española volviera a ser líder porque tuviera medios y se olvidara de la necesidad de hacer capítulos de 70 minutos porque no tiene publicidad, abriría una vía muy importante.
Si de repente Movistar lograra sacar dos o tres series de referencia, abriría una vía muy importante. Y Antena 3 y Telecinco, que ya están haciendo cosas muy interesantes, y que son gente muy lista, estarían preparados para competir rápidamente. Pero si no existe una gama de mercado amplia, no se les puede pedir nada. Son movimientos de mercado. Hay una televisión industrial necesaria, de la que vive mucha gente, y este país la hace mejor que nadie y por menos dinero. Pero no les podemos pedir que hagan series como las de HBO. En Movistar, por ejemplo, los capítulos durarán 50 minutos y tendrán un presupuesto digno: ya es un gran paso. En cuanto se vayan abriendo paso en el mercado, todo el mundo empezará a espabilar.